Ella, la muerte

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Abrí los ojos confusa, observando que Uzziel estaba desesperada y respiraba con dificultad. A una distancia de ella, se encontraban Darkia, la malvada, y una desconocida de pelo largo marrón casi negro como sus iris, vestida totalmente de negro y entre sus manos tenía una guadaña. Su mirada me inquietaba, sentía que le conocía.

—Se acabó jugar al escondite, vuestro destino será morir, bueno, puede que una de las dos se salve —dijo la nueva. Sabía que nos habíamos encontrado, esa sensación... 
—No te recuerdo con ese aspecto, Paradise —. Me levanté y apunté con una de mis espadas. Sin importarle que se quemase la mano, agarró la hoja y la apartó.
—Creo que es el momento de empezar a contarnos la verdad. Tienes a alguien en tu interior que me interesa, más bien, quiero destruirla. Tampoco será difícil, matándote a ti, mataré dos pájaros de un tiro. 
—Ese puesto nunca será tuyo, porque ella se ha ido a otra parte. Ha sido más rápida que ni te has dado cuenta. 

Con su arma me apuntó al cuello, aunque una mano se interpuso. No le gustó mi respuesta. 

—Uzziel... Deberías unirte a mí, o más bien obedecerme... 
—¡Jamás! Después de lo que me hiciste, me engañaste... 
—Pero —se agachó y le acarició el pelo—, lo hice para protegerte, mi querida hija. 
—¡Qué estás diciendo! Mi madre está muerta...
—No lo está, me oculté de los demás para estar contigo. Así nunca intentarían hacerte daño a pesar de intentar cumplir mi plan... 
—Ser la Todopoderosa —repuse. 
—Exacto, después de que tu padre intentase fastidiarme, volví a la luz y te dejé allí pensando que vivirías una vida tranquila. 
—Eres una mentirosa —Uzziel retrocedió hasta mi espalda—.  Aunque fueras mi madre, no me iría contigo, el mundo sería mejor si tú no estuvieras. 
—¡Qué estás diciendo! Lelahel es la amenaza, te hará daño, te abandonará como esa Mebahel, y todas sus versiones... Yo solo soy una y estaré contigo —le ofreció la mano y ella lo rechazó de una guantada. 

Tenía que acabar con esa discusión. Creé un portal en silencio a unos metros de ella. Miré a Uzziel y le señalé con los ojos mi plan. 

—Está bien, madre, iré contigo. Déjame abrazarte —fingió unas lágrimas de alegría y fue hacia ella y le dio un empujón que no evitó caer en mi trampa. 

El portal que hice era especial, una vez que lo tocabas, te absorbía por completo y te costaría salir de allí. 

—¡Qué estás haciendo! Uzziel... Escucha... ¡Sácame de aquí y te lo diré todo! ¡Tu padre no era quien conociste, era otro! Lo buscaremos y estaremos en familia, y juntas seremos Todopoderosas... 
—No creo que ya quiera eso, no caerá en tus engaños de nuevo, Paradise, o mejor dicho, Muerte, que tengas un viaje. Si te vuelvo a ver, será acompañada de la verdadera Todopoderosa, y no podrás con ella. 

Una menos, solo nos quedaba Darkia, quién observaba en silencio con su espada en mano. Dio unos pasos tras desaparecer el portal. 

—Ahora viene la batalla que tanto estaba esperando... ¿No es así, hermana?
—No sé de qué hablas, pero esta vez no escaparás.
—Oh... Sabes lo de los otros mundos, los dioses... ¿Pero no recuerdas que pasó con este mundo, y quién soy? 

Sin darme cuenta, me dio un puñetazo en el estómago que revolvió todo el cuerpo. Era raro, tenía razón, este sitio... 

—¡No le hagas daño! 

Uzziel le agarró del cuello pero fue lanzada como si no pesase nada. 

—No te metas en esto, niñata, esto es entre Lelahel y yo. ¿Ya lo recuerdas? Yo era el ángel más odiado del Cielo, pero tú eras adorada incluso en los infiernos. Cometiste un error; que el Creador y yo teníamos un plan para destruirlo todo, principalmente a ti, traidora. Ni aun estando ciega, serías amada por todos, excepto por mí. 

Estaba en shock. Lo... recordaba. Yo tuve una antigua vida, padres, amigos, un futuro... 

—Satanás...
—Oh, uno de los últimos en caer por protegerte, y encima le dejaste de lado por tal de "salvarme". ¿Qué chiste, no? 

Con que eso era, mi vida fue una mentira. Uzziel tenía razón, aquella vida, aquellos momentos... No lo soportaría. Mi corazón se paró, caí de rodillas con una mirada perdida y lloré.

—Tú me quitaste todo lo que tenía... Por tu culpa, ¡fue tu culpa! Mataste a Satanás, a nuestros padres, a Sublatti, ¡a todos! Yo no tuve intención de hacerte daño, Diana. 
—¡Yo no soy Diana! ¡Ahora soy Darkia! —gritó.
—Tú no mereces ese nombre, la Darkia que yo conocí no era así, tú eres un monstruo en el cuerpo de mi hermana —. Nuestras narices se rozaron desafiantes, de nuestros ojos salían chispas y el ambiente se puso muy tenso—. Le salvaré aunque tenga que destruirle. 

De pronto, un portal apeteció interrumpiendo la batalla.

–No me iré de aquí hasta que vuelvas a mi lado, Uzziel.
–Me engañaste, y jamás te lo perdonaré.

Invocó una enorme guadaña y se lanzó a mí. La niña se interpuso con sus escudos y repeliendo su ataque.

–Creo que no lo has oído bien, Paradise. Ella no quiere estar contigo, ¿no le hiciste suficiente daño? –repuse.
–¡No lo entiendes! Cuando estuve en el reino de la oscuridad, tuve que huir ya que me quedé embrazada de ti. Cuando naciste, supe que no me quedaba mucho tiempo de vida, así que tuve que robar el puesto de alguien para sobrevivir. Como no tenía poder suficiente para ser la Todopoderosa, conseguí el quinto puesto y tener el poder necesario; ser la propia Muerte.
–Lárgate por dónde has venido –dije sin compasión.
–No quiero saber nada más de ti, yo no tengo madre.

Paradise, ofendida, desapareció. Ya no la volvimos a ver, al menos por ese momento.

–¿Por dónde íbamos? Ah, ahora es cuando...

Me rodeó con el montón de espadas que tenía y las hizo arder.

–Esta vez no podrás impedir que gane.
–Todavía no has visto todo mi poder... "Todopoderosa, dame tu poder, déjame que destruya la maldad con tu gracia. Cumpliré mi promesa y me reuniré contigo, mi señora".

Tras estas palabras, mi cuerpo brilló. Una figura dorada envuelta en polvo brillante me abrazó mientras mi traje ensangrentado y mis alas cambiaban.

"Qué así sea, mi querida Lelahel" –oí un suave susurro, sabía que era de ella.

Un montón de pétalos de rosa doradas cayeron y, por fin, había despertado. Mis armas, Honor/Meiyo, también se habían transformado. Ya no tenía aquel traje negro ni las alas partidas, estaba vestida con una capa blanca con adornos dorados y las alas eran grandes y blancas, parecía un ángel nuevo.

Dishonored Angel(#0.2)[SIN EDITAR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora