Oí un grito en mi mente. Algo no estaba bien. Uzziel me miró extraña por la reacción que tuve tras interrumpir sus quejas.
–¿Qué pasa?
–No es nada, cosas mías. ¿Cuánto crees que quede para que nazca ese niño?
–Unos meses, parece que estás impaciente.No contesté. Estar sentada en el trono del antiguo rey de los infiernos se hacía una eternidad. Los misterios que rodeaban a esa niña también me intrigaban. Al observar el suelo, vi que la sombra de Uzziel era esa sombra que separó mi alma, Paradise.
–¿Desde cuándo tenemos a una intrusa oculta? –pregunté invocando mis espadas–. No creo haberte dejado entrar aquí, Paradise, o, mejor dicho, Diosa Madre.
–¡No es lo que piensas! Ella siempre está conmigo, es parte de mí.Vengo a proteger a mi Uzziel, no porque quisiera molestar. Todo lo que hice fueron órdenes.
–Tus órdenes metetelas por donde te quepan, todavía recuerdo lo que me hiciste...
–Todo lo hice por ti –contestó Uzziel muy seria, incluso parecía que iba a llorar.–¿Por mí? ¿Después de partir mi alma en dos, intentar matarme y dejar que perdiera a mis mejores amigos? ¿Qué piensas, que soy tu juguete? –grité.
Invoqué a mis espadas y ataqué a la sombra, pero Uzziel se puso en medio protegiéndola con sus escudos. Repeló mi ataque y retrocedió.
–¡Todo tiene una explicación! Te lo suplico...
–Fuera de aquí, largo. Creía que eras distinta y pensaba que podría recuperar a Satanás...
Él no va a volver y no quieres reconocerlo.–¡Eso es mentira!
Algo en mi interior se agitó.
"Te lo prometo... estaremos juntas..." –. Una voz habló en mi cabeza, parecía oírme a mí misma.
–¿Qué ha sido eso? Uzziel... Respóndeme, ¿esa soy yo?
¿Y si te miras los brazos que llevas ocultando estos años?Me remangué una de mis brazos y lo vi. Manchas negras que me estaban consumiendo, y casi llegaban a las manos.
–Ese cuento que si Darkia moría yo también es falso, como que el chico salvará a Satanás y todas esas tonterías... No voy a permitir que te salgas con la tuya –. Le señalé pronunciando un hechizo que pintó en sus manos unas cadenas, Anulaxion.
Ella se quedó petrificada, y Paradise desapareció junto con sus escudos. No dijo ninguna palabra, solo se dejó caer al suelo y derramar lágrimas. Creé un portal en el suelo por el que cayó.–¡Mebahel! –pronunció.
–Así aprenderás a no usar a nadie a tu antojo.
Y, así fue como me quedé sola en el infierno, o tal vez había algún demonio por ahí. Era libre, y haber usado ese hechizo consumió gran parte de mi energía. Necesitaba descansar. Ya no sabía qué era dormir cada día. Pero antes de echarme una siesta, quería ir a un lugar antes. Justo a tiempo, ver el amanecer que tanto nos gustaba. Me senté en el césped cerca de un barranco y miré al cielo.
–¿Conque no vas a volver, eh? Esa niña me estuvo mintiendo todo este tiempo pensando que podría salvarte y que pudiéramos estar juntos de nuevo... ¿Qué sentido tiene que esté aquí?-Hay una manera –respondió alguien a mi espalda y se puso a mi lado.
Al verle... Me vi a mi misma aunque parecía más mayor, alta, el pelo más oscuro y una amplia sonrisa.
–Por fin nos conocemos, Lelahel.
–¿Quién eres? ¿Por qué te pareces tanto a mí?
–¿Conoces las versiones alternativas? En este universo hay distintos mundos, diferentes a este, con diversas historias, teniendo un punto en común, el bien y mal, dos personajes elegidos para hacer el papel del héroe y villano, manteniendo un equilibrio. Si alguno de los dos vence al otro, el mundo se destruye y ya no queda nada de él. Por eso, la todopoderosa, creadora del universo, mandó a dos de sus servidores a vigilar y procurar evitar la destrucción, hasta que... Uno de ellos se involucró tanto en uno de ellos que se quedó encerrado y murió intentando salvar algo que ya estaba destinado a caer en el vacío.
>Por ello, dividió su poder en tres y se lo entregó a la única persona que sobrevivió de aquella masacre. Se supone que crearía otro mundo y activaría los tres poderes para que el bien volviera pero... Volvió a repetirse la historia.–¿Uzziel tiene los tres poderes? Por eso creó este mundo, ella es de otro mundo.
–Le arrebataron dos de ellos, y seguramente está intentando impedir que se activen. Necesito tu ayuda, yo no puedo hacerlo ya que la fastidié –. Bajó la mirada sin dejar de tener esa sonrisa.
–Eso quiere decir que...
–Darkia y tú tenéis los otros dos.
–¿Y cómo se hace eso?
–No lo sé, ni siquiera yo lo sé, gracias a esa anulación Uzziel no molestará por un tiempo, debes darte prisa –. Se levantó y me dijo unas palabras al oído–. Usa esto si ella llega a hacer alguna locura. Por cierto, soy Mebahel.
Cuando me giré para hablarle, ya no estaba. Todo empezaba a cobrar sentido. ¿Cómo podía despertar ese poder? Tal vez el tiempo lo diría. Por ese momento, me dormí un rato.
***Abrí los ojos porque escuché un llanto. ¿Cuánto ha pasado?
Era de día, tal vez a mediodía. Mi alrededor no había cambiado. Fui al lugar de donde procedía el lloro. Un niño de pelo negro, ojos verdes y bastante pequeño de edad lloraba asustado por un enorme lobo que le tenía acorralado. Tenía varias heridas y parte de su ropa rasgada. Cuando el agresor se lanzó a él, mandé a una de mis espadas a acabar con él. El chico se quedó inmóvil y acudí a él.
–¿Estás bien? ¿Te has perdido? –. Le ofrecí mi mano y la tomó muy alegre.
–Sí, me distraje con algo y no sé dónde estoy...
–Tranquilo, yo te llevaré de vuelta a casa. Agárrame muy fuerte y no te sueltes.
Asintió, sin dejar de observar mis alas. Sonrió, diciendo su nombre. Sus ojos brillaron de una forma anormal, poseían un poder inmenso. Él... era el hijo de Darkia. Con las manos unidas, le devolví a su hogar arreglando su ropa. Parece que ha pasado más tiempo del que pensaba.
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Dishonored Angel(#0.2)[SIN EDITAR]
FantasyJusto antes de la primera guerra de la creación, demonios y ángeles vivieron una buena temporada en armonía, hasta la aparición de un nuevo ser en la entrada del cielo con el objetivo de ir al infierno para encontrar su hogar: el paraíso. Intentando...