–¡Tú! –Exclamé al verle. Estaba tan extraño... Tenía quemaduras por todos lados y su ropa estaba destrozada. Por lo demás, no había cambiado.
Él levantó la cabeza y sonrió satisfecho.
–Lelahel... No te esperaba... Cuánto tiempo sin verte... ¿Cuántos años han pasado? Yo ni los he contado.
–Unos tres millones de años... Yo tampoco esperaba verte, Adán –dije mosqueada.
–¿Todavía recuerdas lo que te hice? ¿No es mejor olvidar y perdonarse?
–Cállate, miserable. Me engañaste, me hiciste cosas que no debiste y me llevaste a la deshonra, ¿ahora quieres que te perdone?
–¡Vamos! Yo llevo aquí años, mientras tú has estado... ¿Cómo estás aquí si eres un ángel mortal? Es impo...
–A ti no te importa eso, he malgastado el tiempo viniendo aquí –me giré, dirigiéndome a la salida.
-¡No! ¡Espera! ¡No te vayas! No me dejes aquí...
Volteé mi cabeza mirándole a sus ojos.
–¿Qué quieres? –Resoplé.
–Suéltame, te lo ruego.
–¿Para que escapes? No.
–De verdad, no lo haré. Quiero verte más cerca.
Me acerqué a él y desaté sus grilletes oxidados. Al terminar, retrocedí unos pasasos mientras el encarcelado se liberaba.
–No has cambiado tú tampoco, Lelahel... Sigues igual que la última vez.
–Eso crees tú.
Él avanzó y posó sus labios en una de mis orejas, susurrándome unas palabras.
–Podemos irnos de aquí, y vivir juntos la vida que nos toca, la que no hemos vivido en estos años. Dame otra oportunidad, Lelahel. Con tu gran poder y el mío llegaríamos lejos. Dominemos este mundo plagado de esos ángeles, demonios y dioses de pacotilla. Nosotros ya no tenemos nada aquí –se alejó y movió su rostro hacia el mío. No moví ni un músculo, sabiendo sus intenciones. Juntó sus labios con los míos, introduciendo su lengua en mi boca, besándome con pasión.
Yo, en cambio, lo recibía, sin reaccionar. Al acabar, le di un fuerte empujón para alerjarlo, como en aquella vez.
–Estás equivocado. Yo ya he tomado una decisión. Ya no soy la que tú conociste, Adán. Ella se fue hace tiempo.
Él negó.
–No es cierto. Ven conmigo, seremos una pareja feliz. Una cosa, ¿y nuestro..?
–Yo no he tenido ningún hijo, ni tengo familia. No quiero más distracciones, Satan me necesita. Dejémonos de rodeos e iré al grano –extendí un brazo en su dirección, rodeándole de unas cadenas negras, dejándolo inmovilizado.
–¿Qué haces? Pero...
–Esto se acabó. Lo siento, pero no aceptaré tu oferta. Tengo otros asuntos que atender. Además, eres una molestia aquí en este momento.
A sus espaldas, apareció un portal y fue absorbiéndole poco a poco.
–¡No me hagas esto! ¡Tú me amas, Lelahel! ¡Estamos destinados a estar juntos!
–Ya no, por que yo lo he elegido.
El portal casi lo había absorbido, pues desesperadamente gritó.
–¡No puede acabar así! ¡Mátame si quieres, pero no esto!
–No te mataré, pero en un futuro lo haré. Ya nos veremos, Adán...
–LEL... –Antes de que dijera mi nombre, desapareció.Bajé mi cabeza dejando atrás todo lo ocurrido mientras salía de la sala. Había entrado sola e ido sola. Satan cerró la enorme puerta, esperando a mis preguntas.
–Creía que él estaba muerto... ¿Cómo sabías que nos conocíamos?
Él sonrió, como cabía de esperar.
–Me lo contó cuando te fuiste a por la diosa del destino. Ahora sé algo más de tu pasado.
–Es cierto, pero ya no soy la misma, ni tú tampoco... No importa, deberíamos volver, ¿no crees?
Asintió.
–Ha sido un día muy duro y largo... –Dije mientras nos marchábamos, soltando un buen bostezo, que contagió a Satanás, seguido de unas pequeñas risas.
Él había vuelto, aunque con dos pedazos menos de su alma.
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Dishonored Angel(#0.2)[SIN EDITAR]
FantasyJusto antes de la primera guerra de la creación, demonios y ángeles vivieron una buena temporada en armonía, hasta la aparición de un nuevo ser en la entrada del cielo con el objetivo de ir al infierno para encontrar su hogar: el paraíso. Intentando...