Lelahel y Darkia(Parte I)

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Por fin, llegó el momento. La espera terminó y mi plan terminaría. Solté al monstruo que retuve durante un tiempo, y fui al punto de encuentro que acordamos Yandak y yo. Nos reunimos en el infierno, justo enfrente de la casa del Maestro. No vi a ningún demonio, seguramente estarían en la Tierra. El ángel estaba acompañado de Manclat, quién me recibió con una amplia sonrisa. No había cambiado en nada desde la última vez que nos vimos.
-Lelahel.
-Maestro, he vuelto.
-Ya lo sé, este ángel me lo dijo. Supuse que era el amante de Sublatti, reconocí su rostro. Creía que no vendrías jamás.
-Eso pensé yo también. He de contarle mucho tras mi ida, Maestro.
-Estaré encantado de escucharte.
Asentí y me dirigí a Yandak.
-¿Informes?
-Darkia y el comandante se enfrentarán contra una bestia que mantiene el cuerpo del Creador preso dentro de unos minutos.
-Perfecto, necesito infiltrarme en la batalla sin ser descubierta. Ahora que vivo no puedo acceder tan fácil a ella, posiblemente note mi presencia.
-Creo recordar que te enseñé un hechizo de invisibilidad... -interrumpió el brujo-. Parece que usas poco mis enseñanzas.
-Perdone... Es una buena idea, si lo uso no notará que estoy aquí.
Yandak se cruzó de brazos e hizo un ruido con la boca.
-¿Y qué harás cuando ella sea vencida?
-Eso iba a decir, yo tengo acceso a su alma y cuando vaya a morir podré colarme y evitar que su voluntad desaparezca.
No parecía que lo hubiesen entendido.
-Es igual, debo irme.
-Querida Lelahel, ¿me explicarás todo después? -dijo Manclat antes de marcharme.
-Lo haré.
Hice un portal con dirección a Darkia, dónde ya había empezado el combate.
-Invisibleusen -pronuncié el hechizo nada más aparecer. Me escondí en una esquina a observar. Estaban Darkia y el líder de los cielos preparados para derrotar al bicho. Era más horrible de lo que imaginaba, grande, feo y... Verde.

"¿Eso es un fragmento de Satan?".

Darkia se acercó a él mirando con cautela su collar con púas. Ya sabía cómo caería... Era la única manera de que pasara. Éste se despertó de su largo sueño.
-Criatura, apártate.
Ignoró su petición, gritando.
-¡Soy tu dueña! ¡Obedece!
-¡YOOOO NOOO TENGOOO AMOOO!
-Sí... Soy...
-ESSEEE ANGELLL. TU DEBERR MORIRRR -sus ojos tomaron un color rojizo, dándome la señal que esperaba. Los dos ángeles se preparon para atacarle, y el monstruo bajó su brazo dando el primer golpe y siendo esquivado. La pareja de celestiales se pusieron uno con el otro evitando ser golpeados.
-Creo que no funciona. No es bestia suya.
-Entonces... Debe morir -el comandante me recordaba a alguien, pero no sé quién...
Los dos volaron hasta él y le atizaron haciendo derramar líquidos extraños y perdiendo carne de su cuerpo. De pronto, dos púas salieron disparadas hacia ellos. Después de un tiempo intentando llegar y vencerle, Darkia se rindió, aunque su acompañante se negó. Ambos estaban cansados, y el comandante se dejó caer y no le salió bien. Resbaló y no tuvo tiempo para esquivar. Se preparó para el impacto y... Ella se interpuso.
-Da-arkia no...
Cayó en sus brazos, y tocó la parte herida. Tenía una cosa se esas incrustada en su estómago.
-No te vayas... Darkia... No-no me dejes... -él sostuvo con delicadeza a la herida.
-Azazel... Estúpido... Yo... -pronunciaba mientras llenaba la sala de sangre.
Sentí un dolor agudo en mi barriga, era su dolor, lo estaba notando. Un montón de sentimientos negativos vinieron a mí. ¿Ella sabía que iba a irse?
-No puedes irte... No me abandones de nuevo... -lamentaba el otro ángel.
¿Acaso... se sacrificó por amor? Pero si no podía tener... Él le dio un beso en sus labios y gritó de rabia.
-Tú... Le has matado... ¡LO PAGARÁS!  
Un montón de lágrimas cayeron y algo extraño le pasaba.
-No... La maldición... Ahora no...

"No puede ser... ¿El hijo de Sublatti? Él tenía esa maldición, hizo cambiar a Darkia... Debo salvarle antes de que sea tarde" -respiré profundamente y esperé a su llamada.

Escuché sus lamentos, era ella. Fui a contestar, y fui trasladada a un lugar siniestro y vacío. Su alma...
-¿Hasta aquí he llegado? Soy un fracaso...
-Te equivocas -dije captando su atención-. ¿Ya te rindes? ¿Recuerdas qué te dije aquel día?
Estaba a unos pasos de mí, y por mucho que dijese le estaba perdiendo. Se estaba desvaneciendo y todo era más oscuro. No podía permitirlo, corrí hasta ella y le di una guantada en la cara.

"Si te vas... Estaremos perdidos...".

-Déjate de tonterías y vive, ¿quieres seguir mi mismo camino? Debes cumplir tu misión y salvarnos de este caos... Te daré tres millones de palizas y después levantaré ese cuerpo pesado para que sigas luchando. ¿Lo has entendido?
No pareció hacerlo, iba a ser demasiado tarde. Se derrumbó y yo evité su caída.

"No, no, no...".

Un mechón rubio rozó su nariz y comencé a llorar de desesperación. Pensar en los esfuerzos y sacrificios... Si no hacía algo rápido sería en vano todo esto.
-¡Resiste! ¡Vamos! ¡Levántate! -exclamé como pude sabiendo que no me escuchaba-. ¡DARKIA RENACE!
Mi grito produjo que mis poderes se descontrolasen y convirtió la oscuridad en luz. ¿Lo había logrado?
Ella flotaba y yo le observaba desde lejos, o más bien, Darkia caía. Extendí mi mano, sin poder llegar. Pero... Él sí pudo. Azazel. Me encontraba en medio de aquella situación, sus manos se juntaron transformándose un recuerdo en un sentimiento. Sentirlo... Me hizo sonreír. Pude notar qué decía su corazón, ella le ama, como lo hace él. No entendí cómo ni cuándo se despertaron esas sensaciones, porque yo no pude. Me bajé la capucha y reí a la luz.

"Tú eres diferente a mí a pesar de ser lo mismo... Siempre me ganarás en estas cosas, qué cosas. Me cuesta recordar aquellos buenos momentos que tuve con mis mejores amigos... Aunque ellos no lo harán" -me senté en el suelo y sollocé.

-¿Por qué lloras? -oí una voz de una chica. Era... Darkia en niña.
-He perdido a mis amigos y ellos no me recuerdan... Ni lo harán.
-¡No pienses eso! ¡Llorar es malo! Todo error se puede arreglar -ella se apoya en mi pierna y sonríe.
-¿Quién eres? ¿Qué haces en el interior de Darkia?
-Soy Darkia, ¿y tú? ¡Siento que ya nos conocemos!
-Yo... -al mirarme las manos, he encogido y soy dimuta y pequeña como ella-. No sé quién realmente soy. Tú sientes pero yo... Solo doy problemas y hay algo que se escapa.
-Algún día... Escucha a tu interior, no dejes que los malos te hagan pupa.
-¿Y si fracaso? -noté como mi voz cambiaba a ser infantil.
-¡Estaré aquí contigo! ¡Podemos ser amigas!
-¿Tú y yo? -me ilusioné al escucharlo-. ¿De verdad?
-¡Sí! -me abrazó y volví a la realidad, al combate-. Volveremos a vernos y nos contaremos muchas historias... -fue lo último que escuché.
¿Era real o una visión? Puede que fuese de su interior... Y regresé a dónde estaba. Azazel se había transformado en un demonio negro con sed de venganza, y portaba la espada de Darkia. Fue a la bestia y le clavó el arma en el cuello, derrotándola.
Coloqué mi mano sobre el pecho del ángel caído con sigilo, sintiendo sus débiles latidos.

"Ya está, ella vivirá. Aquí ya no pinto nada, felicidades, Darkia, sé que serás muy feliz con tu familia" -salí de allí yendo al infierno.

Yandak no estaba disponible, así que fui a ver al Maestro.
-Regresaste, mi alumna.
-He cumplido, Darkia está viva y le espera un buen futuro.
-Eso es bueno saberlo. Debo confesarte algo importante... Me queda poco tiempo de vida, Lelahel, imagino qué sabes cuándo, ¿no?
No solía usar la premonición, y solo lo hice en Diana sin querer.
-Unos meses, Maestro.
-Exacto y quiero que cumplas mi último deseo antes de abandonar este mundo.
Incliné mi cabeza.
-Lo que sea.
-Cuéntamelo, cuéntame esa historia que nadie sabe, dónde la verdad ha sido oculta y tú solo lo sabes.
Asentí y le sugerí entrar en su casa.
-Será mejor que coja asiento.
-Por supuesto, un demonio con doscientos años ya es demasiado. Decidí pasar lo que me queda en mi hogar y dónde está mi señor. ¿Le echas de menos?
-Más de lo que cree.
-Lo entiendo. Estoy dispuesto a escucharte.
Y, así, le conté lo que sabía, lo que opiniaba, lo que sentía de la verdad, de quién era el Creador, su abominación y su plan, mi unión con Darkia... Era lo que él quería escuchar de mis palabras.
-Lelahel... Cuando me vaya, cuida el infierno por él, el deseaba verte sentada en su trono a su lado... Ay, mi rey, ahora comprendo su dolor, me reuniré con los caídos en la batalla y rezaré por los vivos para tener su salvación -se tendió en la mesa y se cruzó los brazos.
-Cumpliré, Maestro Manclat. Voy a derrotar al Creador y sus absurdeces de una vez -tomé su mano y vi cómo se despedía-. Sus enseñanzas y consejos serán tomadas y reconocidas.
-Antes... Deja esta nota en el cielo como despedida, mis pistas les ayudarán... -me entregó una carta escrita a mano-. Gracias, gracias por haber hecho tanto por ellos... Serás recompensada y tu mayor deseo se hará... -tosió y se fue para siempre.
Guardé la nota y recogí su alborotado cuarto. Suspiré.
-Ojalá...

Dishonored Angel(#0.2)[SIN EDITAR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora