Al confirmar que contaba con la ayuda de todos aquellos que estaban conmigo, incluido Yandak, quién recientemente había sido asesinado por Satan. Seguimos observando la Tierra, donde Sublatti le contó sobre el Creador y Satan, pero... Cuando el ángel se enteró de que tenía que enfrentarse ella sola contra el jefe de los demonios...
Pum. Pum. Pum. Escuchaba latidos. Los sentía. Ella estaba sintiendo algo. Miedo, furia, todos esos sentimientos negativos que hacían rendirse. Darkia no era tan valiente como yo, pero sí mucho más fuerte.
Dejó a la diablesa para huir volando de donde se encontraba, y, después, rompió a llorar. Entendía ese sentimiento, pero sabía que ella no se iba a rendir.
Los que observábamos nos miramos entre nosotros, sin decir nada. Un silencio reinaba en aquel lugar, solo escuchando unas alas batir.
–Tú lo tenías todo planeado, ¿no es así, Lelahel? –Dijo de pronto Ia, que se encontraba al lado de Yandak.
–¿Qué? No te...
–¡No te hagas la tonta! –Llegó hasta mí y me levantó del suelo agarrando del cuello de mi camiseta. Yandak intentó detenerle–. No hace falta, solo será un interrogatorio... –Me estampó contra la pared antes de empezar con las preguntas–. No te hagas la estúpida... ¡Sé que algo tuviste que ver con toda esta destrucción!
Negué.
–No sé de lo que hablas. Yo jamás quise destruir la Tierra, te lo aseguro.
–¡Mentira! Sé que tenías poder para destrozarlo todo... ¿Por qué no lo hiciste? Odiabais al Creador, y... Al ver que vuestro plan iba a fracasar con la aparición de Diana... Decidiste que te matase ella.
Suspiré de la estupidez que había escuchado.
–Y, claro... ¡¿Ahora que hago yo si estoy muerta?! ¿Seguro que no se te ha caído un tornillo? ¿Quieres que te explique la verdad? Y, por favor, súeltame –ella obedeció y se alejó para escuchar–. Verás, humana entendida, yo solo empecé el trabajo que Darkia tiene que terminar. Y, lo segundo, Satan le encantaba la Tierra, al igual que Sublatti y yo. Desde aquella pelea, lo único que intentaba era mantenernos los tres juntos, pero eso jamás ocurrió. Por mi culpa, Satan se quedó sin alma y Sublatti perdió a su amado y a su hijo. Los separé, y me mantuve al lado de Satanás, por lo que no tenía más remedio que hacer lo que me pidiese...
–Te pidió que asesinaras a Paradise, ¿no? –Interrumpió el Creador.
–Así es. Logré derrotarle... Pagando el precio de destrozar mi cuerpo y partiendo mi alma en dos –volví a sentarme, observando el suelo con tristeza.
–¿Por qué me pediste que ellos te olvidesen? Además, también te sacrificaste... –Preguntó Ia.
–Sobraba. Ya no era necesaria para ellos. Satan no tenía salvación(o sí) pero ella podía. De todas formas, psra que Darkia despertase solo había una forma: poniéndole una maldición. Si debía hacer eso para ayudarles, no me importó morir. Porque mis amigos son muy importantes para mí.
Ia no dijo nada más entonces. Se arrodilló arrepentida.
–Lelahel, cuándo termine todo esto, ¿que pasará contigo? –Dijo John sentado en el regazo de su padre.
–Me uniré con ella, como está destinado –sonreí.
De pronto, Ia se sobresaltó y me agarró los hombros.
–Sublatti... Es aquella diablesa que vino a verme... –Se dijo a sí misma.
–¿Qué?
–Antes de la guerra, en el amanecer anterior de ese día, ella vino a verme, suplicándome que te hiciese volver... Tenía en sus manos tu colgante(por cierto, no lo llevas). Parecía desesperada. Ella me pidió el libro varias veces y yo me negué a entregárselo. Pero... Algo cambió. Es... como si hubiera estado sonámbula y despertara del sueño. Me miró confundida y se fue murmurando cosas –hizo una pequeña pausa para soltarme y alejarse–. ¿Fuiste tú, cierto? Le pediste a Paradise que se olvidaran de tí...
–... Para que ellos se salvasen, o uno de los dos. Era la única manera. Si ella se unía a Darkia para vencer a Satanás, todo estaría bien. Si fuese lo contrario... Ya estarían muertos. Mi plan no era destruir la Tierra, sino evitar la muerte de mis dos amigos. Hay una opción para rescatar a Satan. Verás... Su alma está dividida en tres partes y...
–¿Qué quieres decir con eso? ¿Destruyendo esas partes hará que el auténtico regrese? –Interrumpió el dios, adivinando lo que iba a decir.
–Exacto. Son el dios, la gran bestia y el ser más pequeño... ¡Eso es! Lo malo es... Que el auténtico jefe de los demonios se encuentra en mi medallón y no lo poseo... No importa, confiaré en Darkia.Yo también confío en ti...
¿Me estaba hablando? ¿Había escuchado mis palabras sobre ella? Seguramente ella es consciente de que estábamos conectadas, y yo podía sentir sus sentimientos... Pero no sabía si ella podía de los míos si estaba en el paraíso.
"¿Puedes oírme? Soy yo..." –dije en mi interior, esperando su respuesta.
Sí... Aunque... Te escucho muy lejos...
Al mirar la pantalla, vi a mi otra parte volando sola sin rumbo alguno, derramando unas diminutas lágrimas.
¿Quién eres? ¿Por qué puedes escucharme y tú a mí?
"Lo sabrás más adelante. Por ahora, haz lo que tienes que hacer, Darkia".
¿Y qué es lo que tengo que hacer? Estoy tan perdida... No sé si seré capaz...
"Por supuesto que lo harás. Salva la Tierra y... Cuida de Sublatti por mí. Tengo la esperanza de que todo saldrá bien. Da la vuelta y cumple tu misión. Créeme, todo volverá a estar como tu deseas".
Ella paró en seco y retrocedió para regresar con su compañera, quién estaba en peligro.
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Dishonored Angel(#0.2)[SIN EDITAR]
FantasyJusto antes de la primera guerra de la creación, demonios y ángeles vivieron una buena temporada en armonía, hasta la aparición de un nuevo ser en la entrada del cielo con el objetivo de ir al infierno para encontrar su hogar: el paraíso. Intentando...