Un mal sueño

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Después de unos días de vuelo, Sublatti y Darkia decidieron aterrizar cerca de un río y, así, también descansar debido a que al ángel le fallaron las alas del cansancio y gracias a que la demonio le agarró a tiempo, no se precipitó. Le dejó tumbada sobre el poco césped que podría quedar en toda la Tierra.
–Deberías descansar. Te noto cansada, podrías morir de agotamiento –dijo ella preocupada.
Darkia asintió, acomodándose y entrando en un nuevo sueño.
De pronto, mi visión se fue a un sitio desconocido sin motivo alguno.

"¿Dónde estoy?" –Miré a mi alrededor. Parecía un bonito campo, un lugar parecido dónde vi ese amanecer. También, había un niño correteando por allí, a quién conocía. Era el hijo del Creador, John.

–¡John! –Le llamó alguien, saliendo la voz de mi interior. Era... ¿El sueño de Darkia? ¿Cómo había llegado ahí?
La llamada de mi otra parte fue respondida con un abrazo del pequeño "humano".
–¡Darkia! ¿Dónde has estado? Te estaba buscando y no te encontraba.
–Yo... He estado viajando –respondió ella con una risita.
El chico volvió a abrazarme, o más bien, a Darkia, pero con mucha más fuerza. Notaba en el interior que mi luz parecía estar a punto de llorar, como si yo pudiese sentir lo que ella sentía mediante sensaciones.
–Estoy viajando en busca de alguien. Tengo asuntos pendientes.
–¿Qué asuntos? ¡Tienes el pelo más oscuro! Y tus ojos también...
–Ya lo sé –interrumpió la curiosidad de John.
Él, sin importar su interrupción, le agarró la mano y le llevó por la zona corriendo. Ambos se sentaron en el suelo mientras miraban el cielo lo que era el atardecer. De repente, aparecieron personas suplicando ayuda y huyendo de algo. El niño le miró a su amiga confundido y...
Todo cambió.
El cielo se convirtió en amanecer y los humanos desaparecieron. Desde la distancia, pude divisar una figura enorme y rojiza. Él... ¿También? Fui a su encuentro, mientras que el niño se quedó inmóvil.
–¡Espera! ¡Darkia! –Gritó mientras me seguía.
Me detuvo cogiendo mi brazo.
–Dar... –Me giré, viendo a un John distinto. Su cuerpo estaba iluminado, mostrando divinidad, y su cuerpo y rostro también cambiaron. Me observó, decepcionado–. Tú... No eres Darkia.

"¿Qué? Pero si yo...".

–Sé quién eres. Te escondes en las sombras, como si la oscuridad fuera tuya, sin serlo. Te sacrificas por los tuyos y por tus enemigos, sin conseguir cumplir tu deseo... Algún día, te unirás a ella, y todo se hará realidad –me soltó. No entendí sus palabras, así que seguí con mi búsqueda.
Y, como supuse, allí estaba. Solitario y mirando al suelo con tristeza. Al notar mi presencia, levantó la cabeza observándome.
–Tú... ¿Quién eres?
Lo sabía. Sabía que él se olvidaría de mí, al igual que Sublatti.

"Yo..."

~~~
–¡Lelahel! ¡Ya han llegado! –Me llevó la voz de Ia de nuevo a la realidad.
El Creador entró con el humano en sus manos gigantes y lo dejó en el regazo de Ia. Ella le sacudió y lo abrazó mientras derramabas unas lágrimas. El chico parecía estar inconsciente y poco a poco abrió los párpados, mirándome con mucha atención.
–Dark... –Al abrirlos del todo, se dio cuenta de su error–. Tú... No eres...
–¡John! Qué alivio...
–¿Ia? ¿Qué ha pasado? ¿Dónde estoy? ¿Quién es ese hombre gigante?
Ella no contestó desviando la mirada.
–John... Ese hombre... Es tu padre, el Creador –Respondí–. Por desgracia, los demonios han arrasado la Tierra y todo es un caos. Estás en el paraíso, y como nosotros, estás muerto, o parte de ti.
Él se levantó, y le gritó a Ia.
–¡Tú dijiste que no existían! ¡Me mentiste! Sabías que ibas a morir y no viniste a mi lado... Me abandonaste...
–No era mi intención... John... –se disculpó Ia, haciendo que el recién llegado se alejara de ella, chocando su espalda con mi estómago. Le agarré los hombros para que se calmara.
–¿No? ¡Me lo has estado ocultando todo! ¿No eres mi hermana, verdad? ¿Y él mi padre? Por eso te veías tanto con...
–Lo hice por tu bien... Era...
–¡No! ¡No pienso escuchar a una mentirosa!
La discusión parecía estar tensa, por lo que había que detenerla.
–¡Ya basta!
Ambos callaron.
–Cálmate, John. Sé que no sabes nada y estás confunso, pero deja que te lo expliquemos todo.
Él se giró, observándome.
–Y tú... ¿Quién eres? ¿Dónde está Darkia?
–Yo soy Lelahel, parte del alma de Darkia. Ella está en la Tierra, junto con una buena acompañante. No debes preocuparte, sabe lo que hace. Tienes que tener fe en ella, pues nos sacará de este problema, ¿entiendes? –Me agaché hasta su altura, fijando mi mirada a sus ojos castaños–. Te contestaré a lo que quieras, ¿vale?
Asintió.
–¿Ia no es mi hermana? Entonces... ¿Qué es?
Sonreí.
–Eso dejaré que ella lo responda. Eres mitad humano mitad dios.
–¿Qué quieres decir con eso? La última vez que vi a Darkia y nos persiguieron esos monstruos estuve como en un mal sueño. Lo veía todo oscuro y me sentía solo... Hasta que vino él... –Señaló al dios, quién observaba a su hijo.
–Hijo mío, bienvenido al paraíso –dijo el Creador–, acércate para que pueda mirarte mejor –el chico, con timidez, se acercó y sentó en una de sus piernas–. Vaya... Eres todo un dios. Dentro de poco, te convertirás en el nuevo Creador, pero todavía no estás preparado. Tu lado humano todavía no ha muerto del todo, y el día que desaparezca, tu alma será distinta.
–¿Por eso me has traido aquí? Si eres mi padre... ¿Cómo te llamo?
–Llámame como quieras. Por ahora, observaremos a tu querida Darkia, y, en un futuro, os reencontraréis.
Todos nos dirigimos a la pantalla, donde también el ángel había despertado de un mal sueño. Ella le dijo su nombre a su acompañante y siguieron con su aventura, mientras que el amanecer aparecía ante ellas.

Dishonored Angel(#0.2)[SIN EDITAR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora