El despertar de Lelahel (parte II)

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-¡Lelahel! ¡Resiste! -gritó Uzziel. Mi cuerpo flotaba en la nada, una oscuridad absoluta. Ella seguía inmóvil para mantener su protección estable, si intentaba salvarme podría morir.

No podía respirar, ni siquiera hablar. Mi piel se puso más blanca de lo que era y la ropa comenzó a despedazarse.

-¡Déjame salvarte, por favor! ¡Esto no puede acabar así!

Negué su ayuda, estaba dispuesta a morir. De pronto, una mano se posó en mi rostro desde atrás dándome el aire que necesitaba. Nuestro alrededor cambió de aspecto y las dos caímos al suelo. Alguien me ofreció la mano, y, al levantarme, me quedé mirado sorprendida.

-Mebahel... ¿Tú no habías desaparecido?
-¿Yo? Todavía no, hay algo que se le pasó decirte -. Señaló a Uzziel, quien se recuperaba de estar tanto tiempo con el escudo-. Ella creó dos mundos, pero este es el original. En el mundo que ella nació, y yo caí en batalla. Pero no he venido por eso... Uzziel, debes dárselo. Ella ha sido elegida, y hay miles de almas deseando descansar en paz.

Ella se levantó respirando con dificultad, y le miró con desesperación.

-No se lo daré, no dejaré que se vaya cómo tú hiciste... Tendrás que venir a por él si lo quieres.
-Bueno, tú sabrás -sonrió y comenzaron una persecución. No duró demasiado ya que Uzziel estaba cansada. Atravesó su pecho con la mano y extrajo una bola roja, seguramente sería el poder del Destino, y le dejó reposar en el suelo mientras lloraba.

-¡No lo cojas! ¡Por favor!

Mebahel me la entregó y en el acto entró en mí. Algo pasaba, ahora aparte de nosotras había mucha gente, miles de ángeles y demonios.

-Ahora es tu momento, pero deberás dejarlos atrás, Lelahel.
-¿A quiénes...?

Entonces una enorme y rojiza mano me tocó. Al girarme, toda mi familia y amigos estaban ahí, en forma de espíritu. Primero se acercaron mis auténticos padres, y después Diana. Me agarró las manos y se arrodilló.

-Lamento haber hecho todo esto. Sé que no podrás perdonarme, pero... Gracias por quitarme este peso de encima, realmente sí que eras una comandante de verdad.

Tras hablar, desaparecieron, como los demás excepto dos demonios a quiénes conocía. Sin pensarlo, fui a abrazarles y se nos escaparon unas lágrimas.

-Os he echado tanto de menos... Pero no os recordé... Lo hice todo mal... -decía frases que solo ellos entendían.
-No te preocupes -respondió Sublatti-, nosotros también te hemos extrañado. Estás...
-Cambiada -interrumpió Satanás. Era unas de las pocas veces que le vi los ojos tan emocionados. Comenzamos a hablar de todo lo que me pasó en el exterior, pero no había tiempo suficiente para contarlo todo. Sublatti comentaba mi historia, en cambio Satan no dijo ni una sola palabra. La diablesa comenzó a desaparecer.
-Qué pena, es mi turno. Ha sido un placer conocer un ángel tan extraño y diabólico como tú, tengo recuerdos de mi otra yo, y gracias a ti tuve la vida que siempre quise -. Nos abrazamos. La Sublatti de ese momento tenía una larga cola y el tacto de su pelo translúcido me estremecía-. A fuera de este mundo, hay más, algún día encontrarás el ideal para ti, es el momento de seas feliz.

Entonces, se fue. En frente de mí se encontraba el último demonio y mi mejor amigo, de quién debía despedirme. Pensar en ello hacía parar mi corazón. La garganta no era capaz de hablar, mi vista se inundaba de las lágrimas y el cuerpo no quería pasar por el sufrimiento.

-Soy el último, también fui el último en caer en la batalla antes de que tomases aquella decisión. ¿Por qué salvar a ese monstruo?
-Necesitaba mi ayuda, no podía verle así. Yo... Lamento haberte abandonado, creí que era necesario -dije con firmeza. No me arrepentía, aunque era lo que él necesitaba oír.
-Entiendo. Antes de crear este mundo, el Creador y yo vivíamos con otros dioses, pero él me arrastró hasta aquí, obligándome a darle la mitad de mi poder por su capricho. Dejé mi vida plácida... -miró el suelo triste, y después sonrió-. Valió la pena si era para conocerte a ti.

Dishonored Angel(#0.2)[SIN EDITAR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora