El llanto de Diana

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Desperté. Sabía que éste no era mi cuerpo, sino el de la futura Darkia. Podía ver a la pobre Diana en sueños, pero al abrir los ojos, estaba en un sitio desconocido. La habitación era un poco pequeña, aunque era ideal para una persona. Alguien abrió la puerta. Era una mujer de una edad considerable, vestida de pleblella, con su melena recogida y unas cuantas arrugas por la cara. Se sentó a mi lado, tocando su ardiente mano mi frente.
–Creía que estabas muerta –dijo sonriendo.
Intenté responderle, siendo inútil. No podía. Me incorporé de la cama, siguiendo estando débil.
–No te levantes –obligó a que hiciera reposo–. Estás muy grave y necesitas reposar. Aquí estarás a salvo y te cuidaremos.
Salió de la habitación y yo volví a dormirme.

~~~
Le escuchaba llorar, podía verla. Me encontraba en el mismo lugar donde hallé a Diana. Lloraba sin consuelo, derramándo lágrimas y gritando.
–Diana...
–Por favor... No me dejes...
–Ya estoy aquí, ¿qué quieres de mí? –Llegué hasta ella y me arrodillé a su lado.
Me miró, secándose las lagrimas.
–Lo he perdido todo... Mis padres... Mis amigos... Todo. Me siento muy sola... –Sin poder evitarlo, el llanto regresó.
–No te preocupes, yo estoy contigo. Yo también he perdido a mi familia y a mis amigos –Dije para consolarla.
–¿De... Verdad?
–¡Claro! No me iré de aquí –acaricié su rostro con suavidad. La joven sonrió al sentir la caricia.
–Mis padres murieron en la guerra, intentando protegerme de los demonios. Yo siempre quise ser fuerte y protegerlos a todos del peligro... Y no fui capaz. También me alejé de mi mejor amigo, y por él caí de la brecha por salvarle. No sé por qué ha ocurrido esto ni cómo ha acabado... ¿Tú lo sabes?
Asentí.
–Sí, y no muy bien. Debes quedarte un tiempo aquí, ¿vale? Yo te protegeré. Tu cuerpo... Está vacío, no tiene un alma dentro. Por desgracia... Te estás muriendo, Diana, pero no temas, en un tiempo te convertirás alguien más fuerte. Tienes que cumplir con la leyenda, como dijo tu padre. Dejarás de ser quién eres, pero tendrás un buen futuro.
–¿Seré fuerte? ¿Cómo sabes lo de la leyenda? –Se abrazó mostrando inseguridad.
–Todos saben qué es, pero nadie sabe quién es. Eres tú, Diana. Satanás te estaba buscando para destruirte, porque sabe que le vencerás.
–¿Vencerle? ¿Cómo? ¿Y por qué estás tú aquí?
Agarré sus hombros con fuerza.
–¡Yo sé que tú puedes! ¡Eres la elegida!  ¡No importa cómo lo hagas, lo lograrás! Y yo... Estoy aquí porque me llamaste. Te debo una disculpa, Diana –le solté, dejando mis manos apoyadas en mis rodillas–. Yo estaba de lado de Satan, y pensaba que tú lo destruirías todo lo que yo quería, y me equivoqué. Ahora sé quién eres y lo que eres. Tu y yo... Somos el mismo ser, es decir, soy parte de tu alma. Muy pronto, serás el otro fragmento que falta, la luz. Por ahora, solo eres un recipiente vacío. Aguanta ese dolor, y así, ella vendrá.
Diana extendió sus alas y tomó mis manos. Las abrazó con las suyas, llorando.
–¿Desapareceré, verdad? Ya no seré yo misma, sino otra...
–Sí –afirmé–. No tengas miedo, yo estaré contigo.
Probé a salir del sueño, pero no lo logré. Me levanté, escuchando un golpe. El suelo tembló. Ambas gritamos, sin saber lo que pasaba.
–¿Qué es lo que pasa?
–No lo sé –respondí asustada–. Tu cuerpo... Se está moviendo solo. Debería de haber despertado. Estamos encerradas...
–¿Qué?
Todo nuestro alrededor comenzó a tambalearse demasiado, moviendo nuestros cuerpos de un lado a otro. Me fui con ella, y le abracé para protegerle.
–¡Quiero irme de aquí! –Gritó sollorzando.
–Tienes que ser fuerte... Ella... Está llegando.

Dishonored Angel(#0.2)[SIN EDITAR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora