Lelahel vs Darkia(Parte I)

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Desperté. Me incliné hacia delante, parpadeando mis ojos sin parar. Me froté la cara y la vista se aclaró. Estaba en la sala del trono. Lo extraño era que estaba a gran altura y podía divisar toda la sala. No podía ser. ¿Estaba... en el trono de Satanás?
Alguien entró. Por su gigantesca silueta, supuse que era el jefe de los demonios, Satan. Dio unos pasos hacia donde me encontraba.
–¿Estás mejor? –Preguntó muy preocupado. Posó su mano en mi frente y la retiró.
–Estoy bien, no te preocupes. No sé que ha ocurrido...
–Tienes calenturas. No es normal que un ángel tenga temperaturas altas. Puede que estar aquí te esté perjudicando... –Dijo con un tono tristón.
–No, no es eso –di un salto descendiendo del trono y caminando a la salida–. Necesito hacer algo pendiente.
Él me miró con precupación. Le devolví una sonrisa forzada y salí. Sentía que algo me llamaba en mi interior. De esto me llevó al lugar donde reposaban las heridas bestias encerradas.

¿Las ves? ¿Sabes quién les hizo todo esto? ¿No tienes esa culpa, ese recuerdo?

Escuché su voz. Y sí, ese sentimiento apareció.
–Sí, pero no...
Algo se me vino a la mente. Era un recuerdo. Caí al suelo, de nuevo con ese mareo y dolor. Era yo, con mis dos espadas, luchando. Lo recordaba. Todo.
–Yo... No puede ser... ¿Fui yo? ¡Pero si no lo recuerdo! –Grité a la voz.

Cierto. provocaste esto. Fue Satanás, ¿o no lo recuerdas? Él te pidió que derrotaras por él todas su creaciones y se las trajeras con vida, pero te negaste. Él, enfadado, te hipnotizó y lo hiciste. Por eso no recuerdas nada. Él te obligó. Él te traicionó. Te utilizó.

–¡Mientes! No es verdad... Jamás haría eso.

Lelahel, no estoy mintiendo, sino, no lo recordarías, ¿no crees? ¡Vamos!

–Lo recuerdo pero no me importa. No harás cambiarme de opinión. Yo estaré con él, cueste lo que cueste. Es mi amigo y le seré fiel.

Entiendo.

–¿Qué intentas, Darkia? ¿Cómo puedes hablarme?

Oh, me pillaste. ¿Qué intento? Pues lo mismo que . Una de las dos debe morir, ¿no?

–Voy a encontrarte y te mataré sin compasión.

Pues no lo tienes muy difícil. Mira a tu alrededor.

Hice caso a su consejo. A unos metros de mí, estaba ese portal, el mismo por el que fui a enfrentarme a Paradise.
–Me suena de algo... –Dije mirando a la entrada pensativa.

Claro. Esta vez no te enfrentarás a una diosa panoli, será algo distinto.

–Es donde luché contra Paradise... –Respondí ignorandole.

¡Bingo! Allí te esperaré...

Sin dudarlo, crucé el portal, llevándome a la enorme plataforma de tres colores. Vi una sombra a lo lejos.
–¿Eres tú, no?
La figura se acercó y su aspecto empezó a distinguirse. Era ella, aunque su rostro me recordaba mucho a alguien.
–Sí, soy yo –ella estaba colocada en la parte azul y yo en la dorada.
–¿Por qué quieres destruir todo lo que me importa? ¿Quién eres? Has aparecido en mi cabeza, como si fueras de mi imaginación...
–Vaya, no lo entiendes –sonrió sarcástica.
–¿Entender? ¡Explicamelo! No he venido para estar hablando contigo...
–Pues... ¿Recuerdas que te separaron de tu luz, esa tal Paradise? Con lo que te voy a decir, esas preguntas serán respondidas, Lelahel. Yo soy tu luz, tu otro fragmento.
Me quedé sorprendida. ¿Ella? ¿Mi luz?
–Pe-pero si ella tenía otro aspecto... No puede ser... ¡Mientes de nuevo!
–¿Qué pasará si me acerco a ti? –Anduvo hasta estar a unos centímetros de mí.
Esa molestia en cabeza regresó. Gemí de dolor, sin derrumbarme.
–No... Otra vez no...
–Bueno... ¿Y si te toco? –Rozó mi frente con uno de sus dedos. Eso me resultó tan familiar... Tan yo... Era como si yo misma me tocara la frente.
–Oh... Es verdad... Pero...
Ella brincó retrocediendo para volver a su antigua posición.
–Una de las dos debe desaparecer... –sacó una espada, que no parecía tener nada extraño.
Yo invoqué a mis dos espadas, y no se esperaba que ya ambas ardieran y que pudiera blandir dos armas.
–¿Dos? Y...
–¿No te lo esperabas? Vaya... No seré rival fácil para ti.
–Me alegra oír eso –sonrió, poniéndose en guardia.

Dishonored Angel(#0.2)[SIN EDITAR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora