El despertar de Lelahel (parte I)

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Notaba ese nuevo poder, era poderoso, temblaba de saber que ella, la Todopoderosa, me lo había otorgado. Al invocar mis espadas, se duplicaron y flotaron a mi alrededor. Ya nada podía evitar que la batalla final ocurriese.

–Uzziel, esta vez déjame esto a mí.
–¿Pero...?
–Tengo el poder necesario para vencerle, confía en mí.

No respondió, así que tomé la iniciativa dando la orden de una de las espadas flotantes fuese a por la malvada Darkia. Ella repelió el lanzamiento y después yo le seguí con las que tenía en las manos, haciendo que ella convocase a las espadas divinas. Me arremetió contra todas, y retrocedí frenando con Honor/Meiyo.

–¡Esta vez no podrás arrebatarme mis armas! Espero que no hagas trampas...
–¿Quién te crees que soy, ángel del infierno? Ni con dos espadas propias me podrás vencer...

Las armas siguieron chocando, todas las suyas ardían de diferentes colores, a diferencia de mí, las que poseía eran copias de las mismas.
En una de las ocasiones, esquivó mi ataque y el arma impactó contra el suelo, destruyendo parte de él. Ese era mi poder, la destrucción. Debía tener cuidado si no quería hacer desaparecer lo poco que quedaba de este mundo.

–¡Uzziel, protege un trozo del suelo!
–¿Por qué?
–¡Tú hazlo!

Ella juntó sus dos brazos y creó un pequeño escudo que le cubría y un poco más. A mi contrincante no le gustó y fue a atacarlo. Iba tan rápido que no le alcanzaría, y podría matarle de ese golpe. Solo me quedaba una cosa...

Anulasion!

Unas cadenas salieron del suelo y le apresaron, y sus múltiples espadas desaparecieron.

–Esto es entre tú y yo, si le atacas a ella, tendrás un problema –dije caminando despacio. Cuando le amenacé con una de las espadas, el color de sus llamas cambió. Ya no eran doradas del todo, tenían un toque de morado.

Me sorprendí por tal cambio, no sabía que la magia negra pudiese influir en Honor/Meiyo. Tras pensarlo, no tenía más remedio que usar una maldición para que funcionase mi plan. Llevaba desde el encuentro con la Diana del otro mundo sin usarlo. Impulsando el pie en el suelo, recité el conjuro, provocando que mi manos soltasen una llama oscura y las coloqué con fuerza en su barriga.

–Si tocas o haces daño a Uzziel... SUFRIRÁS.

Me retiré para liberarle, y, ya, por fin, ella estaría segura. Uzziel mantenía el escudo bastante firme, pero tarde o temprano perdería las fuerzas. Darkia atacó con una alta intensidad hacia el escudo, y, por ello, multipliqué mis espadas e hice un hechizo que nunca había hecho. Una piedra roja y otra azul aparecieron en mis manos, tenían un dibujo característico. La primera tenía uno que reconocí, entonces, la tiré al suelo y apareció Cerbero, un viejo amigo, quién sin darle ninguna indicación, rechazó a todas las espadas y pude contraatacar con las mías. Mientras se recuperaba, celebramos nuestro reencuentro, pero fue muy corto, pues volvió a ser una piedra. Sabiendo que mis espadas tenían un poder destructivo, no tenía idea de que ataque sería más efectivo para contrarrestar su rápida regeneración.

Entonces, usé la piedra azul. De ella, no sé porqué ni cómo, apareció John y me susurró una frase "Distorsiona el tiempo y destroza a mi enemigo". La reconocía... Creí usarla una vez contra ella, pero no fue lo suficientemente efectivo. Tal vez con el despertar... Funcionaría, destruyendo el mundo no aguantaría el exterior.

Miré a Uzziel, quién sabía que iba a pasar. Negó con la cabeza, a punto de llorar. Asentí.

–Confía en mí, estaré bien –susurré aunque por la vocalización me entendió.

Sonrió, y esa fue mi señal. John desapareció y puse las dos auténticas Honor/Meiyo en posición.

–"Mi señora... Dame el poder necesario para distorsionar el tiempo y destrozar a mi enemigo...".

Mi cuerpo se alzó y Darkia fue inmovilizada, quién empezó a gritar suplicando clemencia. Las espadas dieron una vuelta siendo dos gigantes con unas pequeñas junto a ellas. Al tenerlo todo listo, quise decir unas cuantas palabras.

–Aunque este combate haya acabado rápido, ha sido un honor pelear con el ser más fuerte de este mundo, lástima que la influencia del Creador te hiciese así... Solo hay una manera de salvarte y sacarte de ahí, Diana...
–¡Espera! ¡Somos hermanas, no me hagas esto! El Creador me dio todas las armas sagradas para ser invencible...
–Una pena que no contase con las tres rosas, y que yo fuese creación de la Todopoderosa. Tú mataste a lo que más quería de este mundo, destruyendo todo lo que quisiste, ahora pagarás por tu pecado y dejarás a Diana descansar en paz –. Tomé mucho aire y contuve la respiración, y soltandolo con mis última palabra–. ¡HONOR/MEIYO!

Sin que pudiese defenderse, el ataque final le dio despedazando su cuerpo poco a poco, sin posibilidad de regeneración. Gritó y lloró, pero ya no seguiría en este mundo.

A cambio de vencerle, todo lo que quedaba menos donde estaba Uzziel, fue destruido, lo que quería decir que...

... Moriría.

Dishonored Angel(#0.2)[SIN EDITAR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora