–No voy a pelear contigo –dije retirándome.
–Entonces... No pasarás –abrió sus brazos y piernas, sin dejarme paso.
Desenfundé la espada sin utilidad que cogí antes de marcharme, de hoja de madera. Al verla, la diablesa comenzó a reírse a carcajadas.
–¿Eso es tu espada? Me gustaría verte luchar con ella. ¿Crees que vas a ganarme con... eso?
Mosqueada, le di una embestida que la derribó. Gruñiendo, contraatacó con su espada intentando herirme, rajando una parte del chaleco que llevaba.
–Qué graciosa rompiendo... Como si ella tuviera mucha ropa que digamos –dije sarcásticamente.
Ella sonrió irónicamente.
–Sí... Lo es mucho... –Hizo un gesto con los dedos sonriendo, que en un momento cambió a enfado–. Me has cabreado, intrusa.
Esta vez, la que se reía era yo.
–Lo siento, no he podido envitarlo. La demonio se ha cabreado, ¿vas a pegarme con tu espada de cristal? –me agaché mirando su arma.
–No es de cristal, es de empuñadura de esmeralda y piedra blanca –cerró un poco sus ojos mostrando su ira.
Hice un gesto de burla mientras hablaba, y paró de hablar.
–¿Vas a dejarme ya pasar y dejar de charlar? Tengo curiosidad de lo que hay detrás tuya –señalé a lo que tenía tras a sus espaldas.
–Demuéstrame que eres digna de pasar –dijo muy seria.
Pegó un buen salto y movió su espada para dar el primer ataque de la batalla. Hice una especie de escudo para frenarle, pero del impacto partió en dos el arma de madera. Lancé lo que quedaba de ella al suelo y me dispuse a luchar sin armas.
–Sabía que no resistiría mucho... –murmurré.
Por lo tanto, solo me dispuse a esquivar sus ataques. No me hubiese gustado salir herida de sus golpes, pues mi objetivo era llegar hasta quién me había traído a este mundo.
Saltar, agachar, saltar, esquivar, agachar... Era lo único que hacía. Sin embargo, ella se cansaría de no poder darme ningún golpe, así que bajó la guardia y fue mi momento de atacar. Me impulsé y le hundí uno de mis pies en el esternón. Ella gritó de dolor. Del impulso, hice una voltereta inversa y aterricé sin problemas. Di otra vuelta sobre el suelo para alcanzar uno de los fragmentos de la espada, siendo la parte del mango. Corrí hasta mi adversaria y le apropiné un leñazo en la mandíbula con el mango de madera. Estaba segura de que se la había partido del golpetazo.
De esto, el combate finalizó.
La diablesa se recolocó su mandíbula y sonrió.
–Está bien, tú ganas. Te dejaré pasar. Espero que estés segura de tu decisión seguir adelante –se echó a un lado dejando el camino despejado.
–Lo estoy –dije decidida.
Pasé a la siguiente sala, mucho más grande y espeluznante. También destacaba la oscuridad abundante. Pero, lo que importaba era, la presencia que observaba sentada. Era él.
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Dishonored Angel(#0.2)[SIN EDITAR]
FantasyJusto antes de la primera guerra de la creación, demonios y ángeles vivieron una buena temporada en armonía, hasta la aparición de un nuevo ser en la entrada del cielo con el objetivo de ir al infierno para encontrar su hogar: el paraíso. Intentando...