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Después de ver a Manu y asegurarme de que se encontraba bien, estuve mucho más tranquila, él me habló de lo que le había sucedido la noche en que debía fugarme, dijo que mi padre lo había buscado con un par de tipos y a punta de golpes lo habían mandado al hospital, lo dejaron tirado por ahí pensando que estaba muerto pero la mujer que se acostaba con mi padre lo encontró y llamó una ambulancia. El punto es que le destruyeron el móvil y duró bastante metido en el hospital. Me dijo además que la mujer esa se había ganado la paliza de su vida luego de que mi padre se diera cuenta de que había logrado escapar, en el fondo sentí un poco de lastima hacía ella ya que me había ayudado.

- ¿En qué piensas Lia? –El señor Alejandro me sacó de la ensoñación

- Nada, nada –Dije volviendo los ojos al cuaderno

- En cuanto sepas esto es más posible que encuentres algún trabajo –Dijo tendiéndome el lápiz

- Y al fin podré salir de su casa –No intentaba ser reproche

- No lo he dicho para que lo tomes así, puedes quedarte el tiempo que quieras, mi abuela te quiere como parte de la familia –Asentí

- Ella es tan buena –Dije medio sonriendo

- Y yo tan ogro –Miró a otro lado

- No he dicho tal cosa –Seguí intentando resolver aquello

- Pero ¿Lo piensas? ¿Crees que no soy buena persona? –Puso su mano sobre el papel para obligarme a verlo

- No, usted... Bueno al principio era... Un poco ¿Cómo decirlo? No malvado sino como si yo no existiese –Sonrió– Pero ahora es diferente, bueno y me ayuda

- Me alegra no caerte mal –Reí

- ¿Por qué cambió? –Lo miré para enseguida agachar la mirada

- No lo sé Lia... Bueno si lo sé, yo te juzgue muy pronto y cuando supe un poco más de tu historia me di cuenta de que no estabas aquí por elección sino por necesidad, además eres una buena chica y muy linda –La piel se me erizó al sentir su mirada luego de llamarme linda, era tan locamente atractivo

- Yo...

- No, no, no digas nada –Se levantó de la mesita– Iré por agua, termina las operaciones –Sonrió entrecerrando los ojos y camino adentro, un suspiro de esos en los que se te va todo el aire salió de mí

- Ay no Lia, no jodas, ni lo pienses, si está guapo pero no puedes mirarlo de esa forma –Me regañé luego de notar que no pude quitarle la mirada de encima hasta que se perdió dentro de la casa– Además él sólo está siendo amable, no podrías gustarle ni en tus pesadillas –Otro suspiro y la vista en el cuaderno intentando concentrarme

Pasaron unos 10 minutos desde que se fue hasta que lo vi aparecer de nuevo en el portal, de reojo me di cuenta de que se quedó parado mirando en mi dirección y después atendió su teléfono, lentamente se fue acercando mientras mantenía la conversación.

- No tengo idea de lo que hablas –Silencio de quien escucha– Ya hablamos de eso... Pero claro preciosa, sabes que tus deseos deben ser cumplidos –Era su novia– Bien, si, lo que desees –Medio sonrió– Yo también –Supuse que fue la respuesta a un "Te amo"– ¿Lista? –Preguntó mirando el papel

- Eso creo –Dije medio sonriendo y recorriendo la libreta hasta donde estaba sentado

- Muy bien Lia, aprendes rápido –Se sorprendió

- ¿Cuánto tiempo cree que me tomará? –Me refería a manejarlo a la perfección

- El que tenga que tomar ¿Cierto? No tenemos prisa –Le restó importancia– Por cierto, mi abuela me mencionó que viajaría mañana al lugar donde se encontraron ¿Irás con ella? –Le señora no me había dicho nada

Flores en tu peloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora