- ¿Puedo pasar? –Preguntó parado en la puerta
- Claro, adelante –Sonreí y me pasé el cabello detrás de las orejas
- ¿Cómo te sientes? He estado un poco distante toda la semana, tuve más trabajo del que esperaba –Se sentó a mi lado sobre la cama
- Bien... Ah olvidaba decirte que use el teléfono para llamar a mi amigo en México, lamento no pedírtelo antes –Sonrió
- No hay problema Elizabeth, puedes usarlo cuantas veces quieras. Por cierto, quisiera que compraras algo de ropa, el fin de semana vienen algunas personas y debes acompañarme...
- ¿Cómo? –Era jueves, no sabía si con fin de semana se refería a viernes, sábado o domingo
- No puedes negarte ¿Vale? Es algo sencillo, por el cumpleaños de papá me toca ser anfitrión –Me llevé las manos a la cara
- Que pena con tu familia...
- ¿Por qué? No quiero hacerte sentir incómoda, pero me encantaría que estuvieras, es un sencillo almuerzo, es más puedes ayudarme a cocinar –Lo miré
- ¿Cocinaras? –Sonreí gracioso
- Claro... Espero no intoxicar a nadie –Reímos
- Mañana Edmond te llevara a un lugar de esos que les encantan a las chicas, pide lo que quieras, no te limites –Me daba tanta vergüenza
- Me apena –Confesé
- Me apenaría más a mí que ellos no tuvieran el placer de conocerte. Así que no me hagas sentir mal y mañana elige algo lindo –Se levantó de la cama y luego de desearme buenas noches se fue
En los últimos días había tomado la extraña rutina de nadar por las madrugadas, ¿Que cómo lo supe? Ah, debo admitir que tenía insomnio y observarlo desde mi ventana era el mejor plan para mis madrugadas.
Eran las 3:20 am y me asomé a la ventana, lo vi sumergirse una vez y tardar un poco en salir, lo vi hacerlo por segunda vez y logré contar hasta 190, me alerté cuando pasé ese número y él aún no aparecía, me puse en pie, dispuesta a gritar como una loca que lo sacaran, pero lo vi salir lentamente y llevarse las manos a la cara se recargo en la orilla de la alberca y se quedó mirando a la nada en un inició y después en dirección a mi ventana, estaba a punto de huir pero fue demasiado tarde, levanto la mano para saludar y yo, demasiado sonrojada, agite la mano para después alejarme de la ventana.
- Que vergüenza –Susurré para mí, mientras tapaba mi cara con la manta
Luego dormí un par de horas y esperé a que pasaran las 9:00 am, para estar completamente segura de que no me lo encontraría en la casa.
- ¿Va a desayunar? –Me preguntó Louis sobresaltándome mientras yo miraba a todos lados esperando que el señor no estuviera– Lo siento, no creí espantarla –Se rio un poco
- No es nada –Dije bajando las escaleras a la cocina lentamente
- ¿Entonces desayuna?
- Sí, por favor –Dije, ya más tranquila
En la cocina apareció Edmond unos minutos después que comenzara a desayunar.
- Hola señorita Elizabeth –Se sentó a mi lado
- Hola Edmond –Sonreí
- Me dijo Michael que iríamos a comprar un par de cosas –Dijo mientras Louis le acercaba un plato con fruta– Gracias –Le dijo
- Sí, me comento ayer –Dije para después comer un poco
- Entonces en cuanto esté lista nos vamos –Apresuré un poco mi comer

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Flores en tu pelo
Acak- ¡Arriba cariño! -Las delgadas manos de mi madre mueven mi pequeño cuerpo- Vamos, vamos Lia, no hay mucho tiempo. - ¿Mami? ¿Qué sucede? -Pregunto con el pelo sucio y enmarañado sobre mis ojos - En silencio -Susurra luego de un bajito "shh" Me toma...