10.-.

3.3K 224 7
                                    

Paso todo un mes desde que me enteré que era mayor de lo que realmente pensaba, la señora Blanca planeó una fiesta (de dos personas) para mi cumpleaños número 19 y yo era la persona más feliz del mundo, era tan buena.

- ¡Arriba cumpleañera! –Canturreó en la puerta de mi habitación

- Ya voy –Respondí adormilada

- Muchas cosas que hacer para hoy –Dijo sonriendo

- Me alisto en nada –Alcancé a decir mientras ella cerraba la puerta

Salí metida en un par de vaqueros azules y una camiseta floja, era casi todo lo que tenía por esos días.

- Iremos de compras, no muchas cosas, pero lo necesario para tu fiesta –Me reí

- Es usted un ángel –Dije sintiéndolo en verdad, sin ella quien sabe que habría sido de la niña que era, perdida en la nueva y enorme ciudad

- Que va, tú eres el ángel –Reí de nuevo– No me gusta ir al super ¿Sabes? Pero si me acompañas me agrada

- A donde sea que usted me diga, yo la acompaño –Dije tomando su brazo

Salimos de la casa, cuando el taxi que pidió hubo llegado, nos llevó hasta el mismo supermercado del que nos habían sacado a mí y al señor Alejandro, esperaba que no me reconocieran.

- Aquí está la lista ¿Te parece que la repartamos y nos veamos en la sección de fiesta cuando tengamos todo? –Yo era un desastre para esas cosas, pero no me quedó más que aceptar ya que tenía miedo de que me reconocieran y justo se diera cuenta

- Está bien –Dije mirando a todos lados

Me dio la parte de la lista que me tocaba buscar y comencé a caminar leyendo los inmensos letreros que señalaban las secciones.

- Patatas... Patatas... Patatas... -Decía mientras con locura guiaba la vista de un lado a otro- Las tengo –Dije emocionada al encontrarlas– Ahora ¿Cereales? Carajo –Me exasperé al notar que estaría perdida de nuevo

- ¿Puedo ayudarla en algo? –Esa voz, la piel se me puso de gallina

- ¡Manu! –Giré emocionada para abrazar a mi amigo

- Lia –Fue apenas un susurro

- ¿Por qué no me dijiste que tenías un trabajo? –Pregunté dándole un leve golpe en el brazo

- Es mi primer día –Sonrió pero sin esa felicidad que esperaba

- ¿Todo bien? –Comenzamos a caminar sin rumbo fijo

- Hace tanto que no sé de Sus –Soltó agachando la mirada

- Seguro está bien, en cuanto nos sea posible lo sacaremos de ahí, ya lo veras –Lo animé acariciando su brazo

- Es tan difícil estar aquí sabiendo que él no está seguro –Lo sabía, cada día me había repetido hasta el cansancio que debía volver por él

- Lo sé, pero no te preocupes más, pronto conseguiré un trabajo y te aseguro que iremos por él –Asintió

- Cereales –Dijo señalando el pasillo

- Gracias –Sonreí

- ¿Cómo haces? –Me miró directo a los ojos

- No quiero volver a ver a mi padre Manu, eso me hace no volver –Miré a otro lado

- No permitas, que nadie, nunca Lia, te vuelva a hacer tanto daño –Me abrazo

Flores en tu peloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora