El amanecer me encontró sentada sobre la cama, con la mirada perdida en la pequeña ventana de la habitación, probablemente con las peores ojeras de mi vida, toda la noche dando vueltas sobre la cama hasta que decidí simplemente sentarme a mirar el cielo.
Ese era el día en que el compromiso del señor Alejandro se hacía oficial, era el día en que terminaría de darme cuenta de que él había jugado conmigo y mis sentimientos de niña enamorada por primera vez.
- Lia, hay demasiado que hacer, disculpa que te moleste pero necesito tu ayuda –Pidió la señora Blanca un poco apresurada dando dos toques a mi puerta
- Estoy despierta, bajo en un minuto –Avisé levantándome de la cama sin ganas de hacerlo
- Te espero abajo –Dijo por último para después alejarse, lo supe por el resonar de sus zapatos contra el suelo
- Carajo –Ahogué algo parecido a un grito contra la suave almohada, me levanté y después de lavarme la cara me vestí para ayudar
Apenas bajé los primeros peldaños de las escaleras me di cuenta que todo aquello era un completo alboroto, gente entrando y saliendo, con charolas, manteles, cortinas y cosas de las cuales desconocía los nombres, apenas pude escabullirme entre algunas personas vestidas de azul marino.
- ¿En qué debo ayudarle? –Llegué por fin a la señora Blanca que miraba todo con atención
La reunión o fiesta de compromiso, como aun no me gustaba llamarla, era en una extremadamente blanca capa, en el jardín trasero de la casa, durante el tiempo que no estuve ahí alguien colocó un bonito camino de baldosas grises desde donde entrarían los invitados hasta la carpa. Por supuesto que era la primera vez en mi vida que veía algo tan bonito y elaborado como aquello.
- Puedes ayudarme a recibir al personal del restaurante en la puerta –Dude que para aquella tarea me hiciera levantar el trasero de la cama
- Bien –Dije extrañada y caminé hasta la entrada
Después de montones de preguntas como "¿Dónde ponemos esto? ¿A quién avisamos que casi está listo? ¿Se supone que sigamos las baldosas?" y algunas más, me di cuenta de que tal vez si era un poco necesario que ayudara en la entrada.
La reunión estaba planificada para iniciar a las 6:00 pm, eran alrededor de las 4:00 pm y todo parecía estar listo, del señor no supe nada desde la mañana y tampoco me dedique a indagar que era de él.
- Lia ve a cambiarte –Insistió por segunda vez la señora Blanca quien estaba ya hermosa
- En realidad me da pena, prefiero no estar –También insistí
- Por favor Lia, para Alejandro ya eres como parte de su familia, no puedes dejarlo solo –"Claro"
- Señora...
- Señora nada, anda –Me sonrió y empujándome suavemente me invitó a hacer lo que ordenaba
Subí pesadamente los escalones en dirección a mi habitación y saqué del armario el vestido de flores que me habían regalado por mi cumpleaños, unos zapatos bonitos adquisición de un par de días atrás, los coloqué sobre la cama y entré a la ducha.
- Carajo –Dije con furia contra mí, mientras el agua corría por mi cuerpo– Tan tonta eres Lia, no podías simplemente ignorar lo guapo e inteligente que es y seguir con tu vida
Después de lagrimear en la ducha, tomé la toalla y la enredé en mi cuerpo, una más pequeña en el cabello y me dispuse a salir, nada más abrir la puerta lo suficiente, casi me muero del espanto al ver al señor Alejandro sentado al pie de mi cama.
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Flores en tu pelo
Разное- ¡Arriba cariño! -Las delgadas manos de mi madre mueven mi pequeño cuerpo- Vamos, vamos Lia, no hay mucho tiempo. - ¿Mami? ¿Qué sucede? -Pregunto con el pelo sucio y enmarañado sobre mis ojos - En silencio -Susurra luego de un bajito "shh" Me toma...