- ¿Lia? -Un hombre algo mayor manejando una limusina se dirigió a mí
- ¿Si? -Dije confundida
- Soy Gerónimo, amigo de tu madre ¿Me recuerdas? -Negué- Nos vimos hace un par de años, cuando tu padre aún estaba en juicio -Negué de nuevo- No quiero hacerte daño Lia -Sonrió amablemente- ¿Sigues viviendo con él? -Asentí- No entiendo como no le quitaron el derecho -Los autos comenzaron a silbar porque no avanzaba- Mira, toma mi tarjeta y no dudes en llamarme ¿Bien?
- Gracias -Avanzó luego de varias blasfemias de los demás conductores
- ¿Quién era? -Se interesó Sus
- Un amigo de mi madre que me ofreció ayuda -Solté mirando la tarjeta
- ¿Lo conoces? -Intervino Manu
- Lo recuerdo del juicio de Andrés -Se sorprendió un poco- Le dije que no porque no me interesa contarle que pasó después
De nuevo se detuvieron los autos y veloces comenzamos a hacer nuestro acto.
- Te queda bien el traje -Se burló cuando las pelotas salieron volando de mis manos
- A ti más, no sé por qué no te vas con el circo -Reímos y nos apresuramos a caminar entre los autos con la mano estirada
El resto del día pasó y como nos fue bastante bien compramos algo diferente a un chicle para comer. Manu era la clase de persona que se quitaba la comida de la boca para que comieran los más chicos, lo admiraba demasiado.
- Esta noche Lia -Dijo al despedirnos
- Esta noche amigo -Dije decidida- Toma, quizá la tarjeta me sirva de algo en algún momento -Le tendí la tarjeta del hombre de la limusina y la guardó
- A las 3 de la madrugada a 2 metros de tu casa, si hay problemas apaga y prende el foco de afuera 2 veces e intervengo ¿De acuerdo? -Asentí
- Hecho -Dije sin permitir que se notara mi nerviosismo
Caminé hasta la que hacía años fue mi casa, el lugar que cuando vivía mi madre podía llamar casa y después se volvió aún más infernal. Pateando piedritas llegué a la puerta, abrí cuidadosamente la puerta destartalada y miré dentro, esperando no verlo.
- Que bien que llegar, se ha acabado todo -Se refería al alcohol
- Aquí está lo de hoy -Puse el dinero sobre la tabla que pasaba de mesa
- Esperaba que tú compraras las cosas -No deseaba lograr que se enfadara
- Ya vuelvo entonces -Tomé las monedas
- Déjalo, no quiero que te encuentres con el idiota ese -Se refería a Manu
- Claro -Pero vivía con el idiota
Caminé hasta mi cobija y me senté mirando a la puerta, intentando adelantar el tiempo, rogando porque el borracho comenzara a tomar de una vez para poder escapar a la hora acordada con Manu.
- Ya sé lo que estás planeando perra -Dijo de la nada y palidecí- Ni lo pienses, te juro que si escapas voy a buscarte hasta debajo de las piedras y te voy a matar Lia, me conoces -Sus ojos resplandecian, parecían inyectados de maldad
- Voy a dormir -Fue todo lo que se me ocurrió responder
Me tiré boca arriba y sentí el frío del suelo recorrer mi espina dorsal, era la última noche que pasaba mirando esas tejas de papel, iba a salir de ahí a cualquier precio. Cerré los ojos y luego de unos 20 minutos lo escuché salir, miré la hora y faltaban 5 para las 10:00 pm.
Marqué a Manu- Acaba de salir ¿Adelantamos todo? -Suspiró
- Debemos esperar a la hora acordada, estoy seguro de que te está vigilando -Rodé los ojos
- No lo creo, ha ido por alcohol -Dije en un tono desesperado
- San por un segundo -Sonó a que estaba fuera
Caminé a la puerta luego de colgar el teléfono y suavecito la abrí, apenas estaba asomando la cabeza cuando lo vi recargado en un contenedor de agua de lluvia, mis entrañas se anudaron, Manu tenía razón, él sospechaba algo. Regresé adentro, con ganas de llorar, si se mantenía en guardia tendría que esperar aún más.
Me hice un ovillo sobre la cobija y con la cara lavada en lágrimas me quedé dormida.
- Mierda -Susurré, para después mirar la hora, marcaba 2:50 am, apenas tenía tiempo de tomar mi dinero y algo de ropa
Hice como pude un montoncito de ropa y el dinero lo metí en mi pecho. En silencio miré a todos lados, me pareció que no estaba, miré a la mesa una vez más para estar completamente segura y después pensé que quizá seguía afuera. Me aventuré hasta la puerta y lentamente la abrí, no veía nada. Algo me hizo sacar el dinero de mi pecho y meterlo entre la ropa, lo creí más seguro, vi la silueta de Manu no muy lejos y lancé el montón de ropa en su dirección, no estaba segura de que la hubiera visto.
Lentamente terminé de abrir la puerta con el suficiente espacio para poder salir, llevaba una pierna fuera y sentí un fuerte tirón por los cabellos.
- No, no, no -Supliqué sin poder alcanzar el apagador para enviarle la señal a Manu de que todo estaba mal
- Lo sabía perra -Dijo furioso- Te lo advertí -El dolor de un fuerte golpe contra el suelo recorrió todo mi cuerpo concentrándose en la espalda
- Estaba mirando si venías -Me justifiqué tapando mi cara con mis manos
- Perra mentirosa, igual que ella -Iba a matarme, el miedo recorrió cada centímetro de mí
- No, lo juro, estaba mirando para buscarte fuera...
- Mentirosa -Un puñetazo se estrelló directo en mi cara, amortigué un poco con mis manos pero no fue suficiente como para no quedar atontado- Perea mentirosa -Su bota de trabajo impactó contra mi abdomen y el ardor se extendió por todo el torso, me faltaba el aire, creí que había muerto
- Yo no, yo... -Un nuevo golpe en la cara me hizo guardar silencio
No pude si quiera acercarme al apagador, rogaba para que Manu sospechara algo, para que algo le dijera que ese poco iba a matarme.
- No vas a salir de aquí -Dijo con voz quebrada y lágrimas en los ojos- Tú no Lia, tú no -Paso de los golpes a acariciar mi rostro, yo no podía más que sentir asco y odio
- Por favor -Rogué de nuevo al Dios que nunca me escuchaba, como si está vez fuera a hacerlo, como si a ese Dios le importará una chiquilla de 16 años que le rogaba, por lo que fuese, que su padre no la violara una vez más
- Jurame de nuevo que no ibas a dejarme -Dijo con lágrimas
- Por Dios, te lo juro por Él -Sollocé
- Tienes que aprender Lia, aprender que a mí sólo me abandonaras muriendote -Besó mi frente y perdí otra oportunidad de tomarlo por el cuello y demostrarle que había otras formas de abandonarlo- Dile que no te espere -Me pregunté ¿Cómo lo sabía?
- Ella siempre estará esperándome -Me referí a mi madre esperando que de una vez acabara con mi vida
- No creas tonterías -Se sentó a la mesa y se sirvió de una botella nueva- Ella nunca te amó -Yo sabía que mentía
- Dormiré -Gatee dolorida hasta mi cobija y ahí lloré impotente por lo que me pareció mucho tiempo. Un par de golpes en la puerta me alertaron, imaginé que Manu estaría allí por mí y me liberaría al fin
- No, ni pienses que es él. Probablemente ya lo estén enterrando -Soltó el borracho haciendo que mi sangre se helara
- ¿Qué has hecho? -Apenas pude articular entre fuertes sollozos
- Lo que tocaba hacer -Abrió la puerta y en efecto no era Manu, era la mujer a la que de vez en cuando traía para suplir a mi madre en su catre
Mis sollozos no paraban de salir y atormentarme, no estaba segura de lo que había hecho con mi amigo, si había logrado hacerle daño era toda mi culpa por incluirlo en mis planes de escape.
Los escuché tener sexo mientras mis músculos dolían por la paliza, ya no recé, ya no supliqué, si Manu estaba muerto, creer en un Dios que lo permitía era ser parte de algo infame.
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Flores en tu pelo
Random- ¡Arriba cariño! -Las delgadas manos de mi madre mueven mi pequeño cuerpo- Vamos, vamos Lia, no hay mucho tiempo. - ¿Mami? ¿Qué sucede? -Pregunto con el pelo sucio y enmarañado sobre mis ojos - En silencio -Susurra luego de un bajito "shh" Me toma...