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Toda la semana me mantuvo en casa, tumbada sobre la cobija, cuando no estaba él, estaba la mujer esa. Ni siquiera intenté escapar, me sentía culpable por lo de Manu, si hubiera estado vivo me habría buscado al ver que no siquiera me acercaba al puente. Era toda mi culpa y no sabía.
- Levantate niña, tienes que comer algo -Dijo la mujer acercándose- Él se ha ido, no tengas miedo -Dijo de nuevo cuando observó que lo buscaba
- No gracias -Solté en un susurro apenas audible
- Si no comes, no tendrás fuerzas para escapar pequeña -Nunca me había hablado de esa forma, realmente nunca habíamos hablado
- Preferiría que me matara de una vez...
- Tu amigo está vivo Lia, sé lo que él te dijo y también sé cómo logró alejarlo de ti -Giré mi rostro para verla directo a la cara
- ¿Qué dice? -Casi me levanto
- Lo que has escuchado y si quieres irte ahora, lidiaré con las consecuencias -Me sonrió con un poco de compasión que no necesitaba
- No quiero meterla en esto -Tal vez era una trampa para acabar conmigo de una vez
- Vete Lia, a mi no me importa más nada...
- ¿Qué intenta? ¿A caso busca que termine de matarme? Es más ¿Por qué me ayudaría? No podría importarle menos -Seguía en ella esa mirada de compasión
- Sólo soy una vieja prostituta, sé lo que estás sufriendo y me gustaría que salieras de aquí y buscaras un futuro diferente -No estaba segura de qué tan sincera estaba siendo
- ¿Dónde está Manu? ¿Y mis cosas? -Quizá estaba terminando de ayudarme la soga al cuello
- Manu, no sé, tus cosas están escondidas en una caja de cartón cerca del puente...
- ¿Usted?...
- Si, yo las he dejado ahí sabiendo que tendrías otra chance de huir -Asentí y dudé
"¿Qué debes hacer Lia?" Me cuestioné "¿Y si miente y sólo quiere terminar lo que él comenzó el otro día?" Miré a la puerta y dudé de nuevo "Hazlo, no tienes más que perder, no sabes dónde está Manu y tampoco quieres seguir viviendo de esta forma" Miré de nuevo a la puerta y luego a ella.
- Hazlo, no volver a hasta dentro de 2 horas, tiempo suficiente para que estés lejos de todo esto -Señaló el basurero que era mi casa
Me puse en pie y aguantando el ya no tan punzante dolor la miré de nuevo, esperando que él saliera de la nada y estrellara mi cabeza contra el suelo.
- Adiós -Farfulle ya con un pie fuera y ella movió la mano con sonrisa melancólica
Llevaba ya medio camino recorrido hasta el puente y aún tenía la paranoia de que en cualquier momento iba a encontrarme con él, de que iba a aparecer de la nada y terminaría por fin conmigo.
Al llegar al puente y no ver alma alguna supe que quizá tenía posibilidades, si me apresuraba, para cuando él llegará donde la mujer ya estaría bastante lejos.
"Manu" Sopló mi consciencia, rebusqué entre la ropa vieja el móvil.
- Responde, responde idiota -Sollozaba
Nada, su móvil daba los timbres pero no atendía, tomé la ropa y comencé a correr sin dirección ni rumbo predeterminados. Al final llegó a mi mente la iluminación.
"Llega donde los buses y toma el próximo a la siguiente ciudad" mi cabeza intentaba funcionar a pesar del shock que estaba viviendo.
Al estar dentro del bus sentía que estaba dentro de un sueño, creí que en cualquier momento me tocaría despertar con sus asquerosas manos paseándose sobre mi cuerpo, con su aliento alcohólico cerca de mi oído, mientras jadeba y me llamaba perra una y otra vez.
- Señorita -Me despertó una mujer que pedía tomar el asiento contiguo
- Perdone -Dije moviéndome
- ¿De dónde viene? -Era una de esas mujeres mayores que si Blanca cabellera causa ternura
- De ningún lado -Miré por la ventanilla mientras encendían el bus
- Todos tenemos un origen preciosa -Sonreía con ternura
- Me toca buscar el mío -No pude devolverle la sonrisa
- Lo encontrarás, parece que algún día -Asentí y el transporte inició su camino
La mujer insistió en hablarme el resto del camino y terminó sacándome la historia a medias sobre qué hacía allí, vestida con harapos y la panza vacía.
Al final se sintió tan conmovida de saber que no tenía ni siquiera idea sobre dónde pasaría esa noche, que me ofreció su casa, me negué hasta que llegamos a la parada definitiva y noté que si no aceptaba estaría perdida.
- Anda, anda, te daré algo de comida, una ducha caliente y podrás dormir ahí por esta noche, sé que no es mucho pero de algo podrá servir -Asentí siguiendo sus pasos y ayudándole con un par de bolsas que llevaba.
- ¿Vive sola? -Cuestioné preocupada de incómodar
- Vivo con mi nieto, pero no te preocupes que yo le convenzo para que te deje quedar -"¿En qué te has metido Lia? "
- Mejor me quedo por aquí, no faltará algún lugar para dormir -Dije parando
- Ven, déjame ayudarte aunque sea un poco, mira el moratón que tienes en la cara y la ropa sucia y andrajosa -Me indignó un poco su crítica, pero era verdad- Si te encuentra la policía, vagando por ahí, seguro te llevan sin preguntar si eres delincuente o no -Me sorprendió aquella declaración, del lugar donde venía nunca nos hacían eso
- ¿Aquí hacen eso? -Me atemorizaba
- Aquí y en todos lados...
- Yo pedía limosna en la calle y nunca me encerraron -Argumenté
- Los hombres de la ley ya conocen a su gente, pero aquí tú eres desconocida y si no es la policía son las bandas de vagos quienes te pueden dañar -En definitiva no conocía nada de la vida
La seguí hasta su casa, más desconfiada que nunca y mirando a todos lados esperando pronto ver un auto de policía o alguna pandilla que quisiera hacerme daño.
- Pasa, pasa, no tengas pena -Dijo la mujer mientras yo me miraba los pies sucios intentando entrar a un pulcro hogar
- Me puedo quedar fuera...
- No es negociable, pasa, mira tu suciedad es temporal, ya después limpiaremos -Apreté los puños, estaba nerviosa e incómoda
- Abuela. No de nuevo -Un hombre elegante salió a su encuentro y soltó un "No de nuevo" con tedio al mirarme- ¿Cuántas veces debo decirte que mi casa no es albergue?
Yo estaba a punto de huir de ahí, de cualquier forma no era bienvenida.
- Ella es Lia y me va a ayudar con las tareas del hogar -Avisó la anciana ignorando la palabrería del hombre- Sé que está un poco sucia, pero no es nada que una buena ducha y ropa limpia no arreglen
- Joder abuela, siempre has de salirte con la tuya -Le besó la cabeza y después de darme un juicioso vistazo de arriba abajo soltó- Pasa, pasa que ya te tocará a ti limpiar
- Vamos Alejandro, no le hables así -Lo reprendió la mujer
- De verdad creo que mejor me voy...
- Que no Lia, ya te expliqué, quédate por lo menos esta noche, no me perdonaría que te sucediera algo -El nieto ya ni me miraba
- Anda niña, pasa ya que tampoco voy a permitir que duermas en la banqueta -Accedió ante la mirada de reproche de la mujer
Entré sin dejar de sentirme incómoda, era una casa grande y muy elegante comparada con el lugar en que solía vivir. La mujer llamada Blanca me llevó hasta un cuartito pequeño que pensé sería el del servicio o algo parecido, me dio indicaciones sobre la ducha y dijo que me traería ropa limpia, después me permitiría lavar la mía.
Era una sensación increíble el agua caliente sobre mi cuerpo, mis duchas anteriores eran poco recurrentes y con agua helada. Me lavé con ganas de pies a cabeza y nunca creí que mi piel pudiera verse casi toda de un mismo tono, en el fondo era gracioso.
- ¿Lista? -Entró Blanca luego de algún tiempo
- Eso creo -Dije envuelta en una toalla pulcramente blanca
- Pero si pareces otra -Se sorprendió
- ¿De verdad? -Sonreí un poco mirándome en un espejo, me veía diferente
- Si, más bonita -Dijo con dulzura- Anda, usa esto, no es bonito pero te servirá mientras lavas tu ropa
- Gracias -Tomé de sus manos un pantalón y camiseta bastante grandes
Me dejó sola para que me vistiera y me tocó anudar los pantalones en un extremo para que no terminarán en el suelo, esa mujer probablemente había salvado mi vida.
Después me explicó dónde estaba en lugar de lavado y cómo debía utilizarse, terminó haciendo las cosas por mi ya que era demasiado torpe para esas cosas.
- Ven Lia, eso se lava solo, hay que comer algo mientras tanto -Me tomó de la mano y me guió hasta una preciosa cocina
- Abuela, cenaré con Karla, no me esperes -Asomó su nieto sin tomarme mucho en cuenta
- Alejandro, Alejandro, apenas llego y ya me dejas sola -Se quejó ella
- Perdón abuela...
- Olvidalo ve con tu novia -Él se carcajeó
- Eres la abuela más celosa -Se acercó para besar sus mejillas y yo no pude contener una sonrisa de ternura- Las duchas si que cambian a las personas -Dijo burlón mirándome
- Déjala en paz -Lo reprendió Blanca
- No me esperes -Se despidió alejándose
- No le hagas caso Lia, es muy molesto a veces -Dijo ella acariciando mi mano y después probando la comida

Flores en tu peloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora