41.-.

2.3K 180 16
                                    

En la cama había un arreglo de rosas blancas y con rosas doradas se formaba la frase "Feliz cumpleaños", sí, en español.

- Gracias –Me abracé a él con fuerza

- El collar es parte de tu obsequio –Besé su mejilla

- Eres increíble –No podía dejar de mirar esos ojos grises que me hacían centellear felicidad

- Tú lo eres ¿Por qué no mencionaste tu cumpleaños? –Jugueteó haciéndome girar

- No lo sé –Dije un poco apenada

- ¿Quieres bailar conmigo una vez más? –Asentí y enseguida me abracé de nuevo a él

Comenzó a cantar de nuevo en francés, muy cerca de mi oído, erizándome la piel. Yo seguía el ritmo de su cuerpo, bamboleándonos de un lado a otro en ese perfecto ritmo imaginario. Me obligó a despegarme un poco para unir sus labios a los míos.

- Te deseo tanto –Susurró sobre mi boca y me estremecí

Pasé suavemente mis manos por su cabello, sin decir nada, simplemente obedeciendo aquello que me revolvía las entrañas, uní nuevamente mis labios a los suyos y cuidadosamente fui paseando mis manos por su torso, ayudando a deshacernos de la primer capa de ropa. Repentinamente me tomó en brazos y me recostó en la cama, quedando de costado a mí. Comenzó a trazar un camino de besos desde el lóbulo de mi oreja, bajando por lo descubierto de mi escote y de nuevo al otro lóbulo, no puedo si quiera intentar describir la sensación de sus labios sobre mi piel, mis pensamientos simplemente se eliminaron cuando sentí una de sus manos escabullirse por debajo de la falda de mi vestido, la cual subió tocando delicadamente mi piel hasta llegar a la entrepierna.

- Elizabeth –Salió de él en un grave tono de voz

No pude responder de ninguna manera porque mi garganta no podía detener los silenciosos gemidos que en momentos de distracción escapaban de mí.

Sutilmente su boca comenzó a buscar otras zonas de mi piel y se vio obligado a parar con lo que su mano hacía antes debajo de mi falda, se reincorporó y luego me ayudo a ponerme en pie, me colocó de espaldas a él y comenzó a trazar un camino de besos por mi espina dorsal mientras iba desatando poco a poco las cintas que mantenían el vestido unido a mi cuerpo.

- Belle, ma belle, eres todos los poemas hechos mujer –Susurró en el momento en que deslizaba el vestido de mis hombros

La prenda terminó a mis pies y enseguida Michael me giró para observarme por completo, en ese momento supe que era él a quien amaría por mucho tiempo, su mirada era sincera, tierna, era una caricia de seda para mi piel. Tenía tanto miedo de ver en su rostro la misma asquerosa expresión que había visto antes en tantos hombres, pero no, mi Michael no era así, sus ojos reflejaban pureza, era lo que él veía en mí.

Poco a poco, entre besos y caricias, quedamos desnudos el uno frente al otro, mirándonos sin mirar sólo un cuerpo, callando porque no había mucho más que decir. Me tomó entre sus brazos y delicadamente besó cada centímetro de mi piel, era la primera vez que hacía el amor con alguien, era la primera vez que alguien me hacía el amor. Delicadamente sus manos recorrieron mi piel, me miraba como intentando retener aquel momento en sus hermosos ojos grises.

Pude sentirlo, ambos estábamos ahí palpando el ser del otro, uniendo mis gemidos a esos silenciosos ronquidos que emanaban de su pecho, raspando su garganta de vez en cuando.

Después, agotados, nos envolvimos en los brazos del otro y sonreí, sonreí sinceramente.

- Gracias –Susurró y luego besó mi frente

Flores en tu peloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora