70.-. NARRA MICHAEL

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"- ¿Estás embarazada? –No podía recordar momento más feliz en mi vida.

- ¡Sí! Me emociona tanto –Enredó los brazos en mi cuello y después miró el identificador de llamadas del teléfono cercano– Debo tomar esta –Sonrió un tanto apenada.

- Te espero abajo para cenar –Asintió mientras hablaba.

Era tan hermosa, y ambos tan jóvenes, pensé que seguramente mi madre entraría en shock al saber que iba a ser abuela. Aunque su opinión no me interesaba en lo absoluto.

- De vivir mi abuela, se habría vuelto loca –Reí para mí– Se llamará Katheryn, como ella... ¡Demonios! Debo avisar a mi abuelo –Tomé el teléfono, olvidando que ella lo estaba usando.

- Maldita sea André ¿No puedes dejarlo así? –La escuché, era un grito susurrado.

- Necesito saber si es mi hijo o de Michael...

Claramente sentí el cuerpo arder, las manos entumecerse y las piernas flaquear, André, mi segundo asesor de campaña, el hombre en quien confiaba casi plenamente y mi esposa, la mujer de mi vida. ¿Hay una peor manera de enterarse?

- Él ya lo sabe, no seas idiota, déjalo así, será hijo de Michael –Arrojé el teléfono con tal furia que quedo hecho trozos.

Ella no tardo en bajar, casi transparente, preguntando lo que sucedía, como si no lo imaginara.

- Michael –Se acercó a mí, yo tenía la cara entre las manos y en cuanto estuvo a mi lado la empujé lejos– Michael por favor... Escúchame.

- ¿Cuánto tiempo?

- Ninguno, fue un error, yo te amo –Se hincó frente a mí, con la hipocresía con la que rezaba los domingos en la iglesia, pero no lo noté, la amaba tanto.

- ¿Por qué? ¡Maldita sea! ¿Por qué? –Rompí en llanto sobre sus brazos.

- Perdóname –Susurraba, sin pedirlo en verdad.

- ¿Por qué? ¿Por qué lo hiciste? –Insistí.

- Estabas tan enfrascado en la campaña... Yo... Lo siento, me sentía tan sola –Comenzó a llorar y en mi ingenuidad le creí.

- No, no pudiste hacerme tal cosa ¿Cuánto tiempo?

- Poco, muy poco –Susurró aún entré lágrimas.

No podía con aquello, me levanté de golpe y la dejé ahí, tomé las llaves del auto y conduje como un loco hasta la vieja casa de mi abuelo.

- ¿Usarás el laboratorio? –Preguntó en cuanto me vio entrar.

- Me engaña –No pude contenerme.

- ¿Qué dices? –Soltó confundido.

- Con André, abuelo –Se sentó y me obligó a seguirlo.

- ¿Cómo lo sabes?

- Eso es lo de menos ¿Qué hago ahora? Me siento tan idiota...

- Mátala.

Y de pronto ahí estaba, con las manos en el arma que había matado a una Alexa que tenía el rostro de Elizabeth, bañado en sangre, con su frío cuerpo a mi lado."

- ¡No maldita sea! –Desperté bañado en sudor y enseguida miré el despertador, no sin antes pasar la mirada por el lado vacío de la cama– De nuevo 3:00 am.

Esos sueños eran tan vívidos, era ella, Alexa pero con la cara de Elizabeth. Cada vez eran peores, habían pasado 2 años desde que Elizabeth había dejado el país y desde que no estaba se habían vuelto imágenes constantes, Alexa muerta entre mis manos se convertía en mi Elizabeth y Katheryn nos observaba, después el abuelo enviándome a matarla. Estaba volviéndome loco.

Flores en tu peloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora