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Llegó el día de la entrevista y a escondidas de Manu me había comprado un atuendo un poco más formal, no quería parecer una andrajosa que aspira a un puesto de asistente. Me arreglé lo mejor que pude y salí casi corriendo en dirección a la parada de autobuses. Imagina esta escena, una chica completamente vestida de negro, medias, falda hasta la rodilla y camisa formal por dentro de la falda, corriendo con unas zapatillas de deporte viejas en dirección a la parada de camiones, ah no puedes ignorar que llevaba mis tacones en la mano.

Llegué al lugar y dejé mis viejas zapatillas de deporte escondidas detrás de un basurero, me coloqué los tacones y entré intentando meterme en algún extraño personaje. Sería Elizabeth, la mujer que sabe ser asistente, segura y confiada. Repetí varias veces esas dos últimas palabras en mi mente.

- Buenos días, mi nombre es...

- ¿Elizabeth? –Preguntó una chica

- Si, justamente –Le sonreí

- Pasa, el jefe te está esperando –La seguí al último piso de un edificio

- Adelante Elizabeth –Dijo un hombre de pinta bastante extraña, el señor Eduardo se veía como hombre de negocios, el que estaba parado frente a mí más bien me daba mala espina

- Buenos días –Dije sonriendo tímidamente

- Buenos días, no te ocupes en formalidades, mi nombre es Alonzo y ya me encargué de que alguien te explique lo que debes hacer –Me miró de arriba abajo– maldición, Eduardo jamás me dijo que fueras así de guapa –"No de nuevo" Me mantuve seria

- ¿Entonces comienzo ahora? –Omití su comentario

- Claro ¿No quieres mejor, no sé, entrar como modelo? Tienes toda la pinta, eres alta, delgada y muy guapa –"Joder"

- No, yo prefiero el puesto de asistente, gracias por el ofrecimiento –Dije intentando que no se notara demasiado mi incomodidad

- Bien ¡Claudia! –Llamó a alguien

- Dime –Apareció la misma chica que me llevó hasta ahí

- Explícale a Elizabeth todo lo que debe hacer –Le ordenó

- Claro, ven conmigo –Me indico la chica y la seguí– Mira ¿Cómo te gusta que te digan?

- Lia está bien –Dije sonriendo

- Okay Lia, esto es muy simple, tú llegas y luces bonita todos los días, recibes un par de llamadas, en las reuniones entregas las carpetas, le llevas café diario a su oficina y es todo...

- ¿No llevo las agendas, organizo las reuniones y demás? –Pregunté confundida

- No, eso es mi trabajo, por cierto soy la esposa de Alonzo –Me tendió la mano y la tomé amablemente– ¿Ya te ofreció ser modelo?

- Si –Dije apenada

- Oh no te apenes, por Dios, eres preciosa entiendo que lo haya hecho –Me sonrió

- Prefiero esto –Dije señalando nada

- Te entiendo, después ya veremos, cuando te des cuenta de que ganan demasiado por casi nada –Me indicó un escritorio pequeño– Ese es tu lugar

- Gracias.

- Ah, lo olvidaba, más tarde vendrán unas modelos porque les entregaremos unos contratos, cuando lleguen marcas el número 6, que es el de mi oficina ¿De acuerdo?

- Si –Sonreí

- Creo que ahí hay una lista con las extensiones, por si necesitas algo, comemos a las 2 –Asentí

Flores en tu peloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora