54.-.

2.1K 150 2
                                    

Tres cortos meses después estábamos de vuelta en casa, para despedirnos. Así es, el plan de Michael de mudarnos a USA estaba yendo viento en popa. Sería cónsul de la embajada Alemana en ese país por algún tiempo, mientras su carrera política ascendía aún más y lograba posicionarse en un buen cargo dentro del gobierno alemán.

La despedida fue un poco incomoda, esperaba un poco más emociones por parte de los padres de Michael. A los únicos que vi mal fueron a Emma y al abuelo, debo agregar que no falto Stephanie, seguía sin agradarme.

- No tarden mucho en volver –Pidió Emma

- Lo intentaremos, esperamos estar viajando por lo menos cada 3 meses –Dijo Michael luego de besar su frente

- Te extrañaré –Dije mientras nos apretábamos la una a la otra

- Y yo, cuídate mucho y recuerda, señora Allard, que siempre tendrás una amiga en mi –Besó mis mejillas y le di las gracias

- Quédense a comer –Pidió el abuelo justo cuando sentíamos que era el momento de partir. Michael me miró y pudo leer que deseaba quedarme un momento más

- Está bien, nos quedaremos –Dijo sonriéndome

Comimos con ellos y fue mucho más ligero que cuando Michael llegó a avisar que era la despedida. Sus padres bromeaban y alegaban que pronto nos visitarían porque les hacían falta vacaciones.

- ¿Puedo robarte unos segundos? –El abuelo me tomó del brazo y me llevó un poco lejos del resto

- Dígame –Le sonreí

- Señorita... Señora Elizabeth –Reí nerviosa– Gracias por esa sonrisa. Le robaré un poco de su tiempo, quería agradecerte el permitirme llevarte del brazo en tu boda, además darte algunas instrucciones. No existen los matrimonios perfectos, sé que la luna de miel ha sido eso, dulzura y felicidad, pero vendrán tiempos mejores y peores, tal vez tengan disgustos y discusiones, tal vez tengan peleas graves, no permitas que eso los separe. Mírale sonreír –Ambos miramos en dirección a Michael quien hablaba animado con su padre y hermana– ¿Sabes hace cuánto no le veía así de entusiasmado por algo? Años, no le dejes solo jamás, es un niño Elizabeth, a pesar de lo frío que pueda ser, a pesar de esa coraza en el fondo es frágil. Amalo, cuídalo y háganse felices.

- Gracias señor Allard –Me abracé a él y luego de algo de sorpresa me devolvió el abrazo

Salimos de la casa bastante más tarde de lo planeado y eso a Michael le estresaba de sobremanera. Aunque intentaba ocultarlo.

- Belle, todo está en el jet menos nosotros –Dijo tallando su cara

- Tenemos toda la noche, no te desesperes –Besé su mejilla

- Claro, pero se supone que estaríamos en casa a una hora exacta y aún falta saber dónde carajos está Edmond –Entrelacé sus mis dedos con los suyos

- Todo saldrá bien –Rio

- Me encanta tu actitud ante la vida ¿No extrañaras nada de este lugar?

- Claro que si, a Emma, al abuelo, a Louis y aunque no lo parezca, a tus padres –Besó mi mano

- Yo también, pero es un buen cambio ¿Cierto? –Asentí intentando hacerlo sentir mejor

Ya en el aeropuerto, Edmond nos esperaba con todo listo.

- ¿Listos? –Ambos respondimos con una afirmación y él nos invitó a subir

Eran alrededor de 11 horas de vuelo hasta California, lo único que deseaba hacer era dormir, así que fui directo a la habitación del jet. Luego de unos minutos Michael llegó a mi lado.

Flores en tu peloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora