- Kath, tienes una llamada de tu abuela –La llamé mientras estaba al piano.
- Hola abuela –Le di espacio para que hablara, fui en dirección a la cocina donde Alejandro me esperaba.
- ¿Qué te parece? –Señaló la pasta recién horneada.
- Parece deliciosa –Sonreí.
- ¿Algún día aceptaras salir conmigo?
- Tal vez esta noche, creo que la nana podrá quedarse con Kath.
- ¿Hablas en serio?
- Siento que ha sido demasiado ¿Comprendes? –Probé un poco.
- Siento que estas muy tensa –Rio.
- Un poco –Pasó hasta estar detrás de mí y comenzó a masajear mis hombros.
- ¿Está bien? –Su aliento chocó contra mi cuello y me erizó la piel.
- No, no –Me alejé y miré en dirección a donde podía entrar mi hija.
- Tienes derecho...
- Cállate...
- Mami, la abuela –Me dio el teléfono y me miró expectante– Di que sí, di que sí –Susurró moviendo sus piecitos y cruzando los dedos.
- Dime Hilda –Dije tranquila.
- Elizabeth, sé que tal vez te niegues rotundamente... La niña me ha pedido visitarme y me gustaría que ambas vinieran, ya sabes, perdonar el pasado y estar bien por ella –Saqué aire.
- No lo creo...
- Mami por favor –Los ojos de Kath se inundaron y yo sentí un dolor punzante.
- Por favor Elizabeth, no puedes negarme así ver a mi pequeño rayito de sol –Su voz se quebró.
- Hilda, tú conoces mis razones, lo hemos hablado antes –Intenté que Katheryn no comprendiera lo que hablaba.
- En la casa de la Toscana ¿Te parece? Lejos de Alemania –Y lejos de Michael.
- Lo pensaré.
- Por favor mami –Suplicó mi hija.
- Tal vez estas vacaciones –Accedí.
Katheryn comenzó a dar saltos por toda la cocina e Hilda se emocionó, comentó que lo planearía todo y que estaríamos en contacto para acordar las fechas.
- Tú irás a Italia y yo saldré esta noche ¿Te parece un buen trato? –Le pregunté.
- ¡Sí! –Gritoneó– Iré al piano.
- ¿Estás segura? –Me miró desconfiado, refiriéndose a que aceptara ver a la madre de Michael.
- No... En lo absoluto, pero es su abuela, no puedo negársela toda la vida ¿No crees?
- ¿Y si es una treta de él? –Se refería a Michael.
- No lo creo, el abuelo Allard ha sabido controlarlo.
Cenamos la pasta con Katheryn y luego de que se fuera a dormir tomamos un poco de vino.
- ¿A dónde iremos?
- Ya cenamos...
- A tu apartamento –Solté.
- ¿Qué? –Parecía alucinado.
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Flores en tu pelo
Random- ¡Arriba cariño! -Las delgadas manos de mi madre mueven mi pequeño cuerpo- Vamos, vamos Lia, no hay mucho tiempo. - ¿Mami? ¿Qué sucede? -Pregunto con el pelo sucio y enmarañado sobre mis ojos - En silencio -Susurra luego de un bajito "shh" Me toma...