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Si no recordaba mal, todos amaban a esa mujer, hablaban maravillas de ella. No comprendía la abrupta reacción de Emma.

- Esa no merece llamarse esposa de mi hermano ¿Sabes lo que deseaba? Su dinero, es todo y Michael fue un idiota –Mi cara debió ser un poema en ese momento

- Creo que me quedé en otra historia Emma...

- ¿Qué? –Recobró un poco la compostura

- ¿No era ella el amor de la vida de tu hermano? ¿La mujer que murió?

- ¡Santo Dios! –Se llevó las manos al rostro– Sé que a mi hermano no le gusta el tema pero ¿No sabes nada? –Negué, muy confundida– Esta es una foto reciente Elizabeth, y esta... esta mujer, es una cualquiera. Es modelo y Michael la conoció por casualidad, tuvieron un romance y luego él decidió que se casaría con ella. El resto es historia, duraron quizá un día de casados y es todo...

- ¿Qué diablos? –Estaba a punto de vomitar, no tenía idea de todo lo que había ocultado Michael

- La otra esposa... Se casaron hace como 8 años, eran jóvenes los dos... Ella... –Dudó mucho de lo siguiente que diría

- Lo que sea, dilo de una vez –Dije muy descompuesta

- No, es que yo creí que lo sabías –Parecía apenada

- Tu hermano omitió toda información posible, disculpa Emma, pero debo irme –Bajé casi corriendo en dirección al auto– A la oficina de Michael –Pedí a Edmond

- ¿Todo bien? –Me miró por el retrovisor, luego de encender el auto

- No, nada bien –Solté sin estar dispuesta a dar más información

Llegamos al edificio y Edmond alegó en la entrada para que me dejaran pasar directo con Michael. En toda mi furia y confusión sólo pude escuchar que argumentó que era la esposa del señor Allard.

- Belle, que sorpresa –Dijo frunciendo un poco el ceño ante la expresión de mi rostro

- Es lo que digo ¿Podemos hablar?

- Emma me llamó –Era de esperarse

- Bien ¿Algo que agregar?

- Lamento no haber sido la persona más transparente en cuanto a esos sucesos de mi vida, Elizabeth –Dijo serio

- Yo lo lamento más, porque estamos casados Michael y no te conozco realmente.

- Conoces lo que necesitas conocer –Estaba inmutable, indiferente

- ¿Qué dices? Eres mi esposo, se supone que...

- Se supone que nada señora Allard, has favor de volver a casa y esperar mi regreso para discutir, hablar o lo que desees ¿Quieres? Este es mi trabajo y no voy a soportar esta mierda aquí –Me tomó fuerte por el brazo y me encaminó a la puerta

- ¿Qué? –Dije al instante en que tomaba mis mejillas y besaba mi frente, luego cerró la puerta

Por mi mente pasaban miles de cosas, las personas en el lugar me miraban sonrientes y yo sentía necesidad de una explicación.

Llegué al auto hecha un mar de lágrimas, una por las mentiras y dos porque acababa de echarme casi a patadas de su oficina.

- ¿A casa? –Preguntó Edmond

- ¿Lo sabes todo no?

- Yo soy nada más el jefe de seguridad y su chofer señora –Dijo, dejando claro que su fidelidad estaba para con Michael

Flores en tu peloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora