56.-.

1.9K 151 8
                                    

En cuanto pisamos el aeropuerto de mi país supe que al fin estaba de vuelta, pero esta vez era diferente, me coloqué las gafas de sol y permití que Edmond me guiara al auto.

- Tengo la dirección –Dijo señalando el GPS del carro.

- Me alegra porque me gustaría que fuera sorpresa –Sonreí.

- Me encanta tu actitud de hoy –Se rio.

- Claro, la semana pasada estaba un poco histérica ¿No?

- Sólo un poco –Intentó no corroborar aquello.

- A veces me estresa la actitud de Michael "¿Qué has hecho? ¿Con quién estuviste? ¿A dónde fuiste?" La semana pasada deseaba gritarle que me colocara una correa...

- No digas tonterías, yo creo que lo hace porque desea pasar más tiempo contigo y no puede –Lo defendió, como siempre.

- Yo más bien creo que piensa que no todo lo que hago es correcto –Negó.

- ¿Cómo qué?

- Tener un amante... No sé si es mi imaginación Edmond, pero lo descubrí mirando mi móvil.

- Ahora tendrán un hijo Elizabeth, eso los va a unir por completo –Asentí.

- Es verdad, estoy segura que esto –Toqué una pancita aun inexistente– nos unirá completamente.

Llegamos a casa de Manu y sus, eran alrededor de las 11:40 am, rogaba que estuvieran. Bajé, luego de pedirle a Edmond que me esperara un poco oculto de Manu, aún no tenía mentira suficiente para justificar un chofer.

- Manu –Dije emocionada cuando abrió la puerta, miró a un lado y otro, fijó la mirada en el auto donde estaba Edmond, a tan solo unos metros.

- Hola –Ni siquiera intentó recibir mi abrazo– ¿Vas a pasar?

- Claro amigo, te extrañé como una loca –Dije mientras me confundía más su reacción.

- Sus no está en casa –Señaló la sala.

La casa estaba en un buen barrio, era espaciosa y bonita, al parecer los contactos de Michael habían hecho un perfecto trabajo.

- ¿Todo bien? –Intenté indagar.

- No puedo con esto –Soltó mientras caminaba en dirección a la mesita de estar y tomaba una revista– Señora Elizabeth Allard, la mexicana en Alemania – Me arrojó la revista con furia, nada más ver la portada enmudecí, aquello era una imagen de nuestra boda, en español, era irreal– Permítame, señora, que no es todo, o por lo menos no lo más impactante... De la mano de... ¿Cómo es el nombre del tipo millonario parte del gobierno alemán al que te estas tirando? Perdón, con el que te casaste...

- Manu... Yo... No sé qué decir amigo –Mis ojos se llenaron de lágrimas.

- Pero es que no es necesario que diga nada señora, después de todo yo le debo el dinero que fue depositado a mi cuenta ¿Cierto?

- No me debes nada...

- No a ti señora Allard, a él, porque fue él quien ha estado pagando mis cuentas ¿No? Es él quien paga la educación de Sus ¿No? –Estaba furioso, gritando, vociferando cada palabra.

- Si Manu –Confesé agachando la cabeza.

- Ahora entiendo todo ¿Sabes? Ahora entiendo por qué te valimos un carajo, por qué jamás te acercaste a nosotros, lo entendí cuando vi esto, cuando me di cuenta de que era verdad lo que pensé alguna vez de ti, eres capaz de cualquier cosa por dinero. Preferiría que dejáramos todo hasta aquí, una señora de tu clase no debería...

Flores en tu peloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora