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Pasaron dos meses más, en los que intentaba acoplarme al ritmo de la nueva ciudad y comencé a estudiar, leyes, de alguna manera Michael me convenció de que era la mejor decisión. La mayor parte del curso se impartía virtualmente, con videoconferencias y ese tipo de cosas. No salía mucho de casa y Michael pasaba demasiado tiempo fuera.

Apenas desperté me llevé las manos al rostro y mire el reloj.

- Carajo –Solté al ver la hora y el mensaje de una compañera de estudios que me recordaba conseguir un libro importante

Me levanté rápidamente y me vestí, mientras más rápido tuviera el libro conmigo, terminaría la investigación que tenía como trabajo. En cuanto noté que Edmond no estaba en casa, no pensé siquiera en contactarlo, tomé el auto y salí de ahí.

Hice la compra del libro y me distraje tomando un café, mirando cosas innecesarias en los escaparates, caminando de un lado a otro sin ningún motivo. Estuve ahí alrededor de dos horas sin siquiera darme cuenta.

Al regresar a casa me encerré en el estudio, pidiendo no ser molestada, comencé mi trabajo y me perdí en ello varias horas.

Dos toques en la puerta me hicieron volver a la realidad y notar que ni siquiera había comido.

- Señora, tiene una llamada de México –Aquello me sorprendió bastante, no había nadie en México que tuviera el número privado de la casa

- Gracias, ya voy –La chica se alejó con la sonrisa amable de siempre

Caminé hasta el teléfono y un poco temerosa respondí.

- Elizabeth Allard, diga –Respondí tranquila

- Elizabeth Allard –La voz de una mujer y luego una carcajada– Como cambian las cosas, de ser Lia la callejera pasaste a ser la señora Elizabeth Allard

- ¿Quién es? –Dije molesta, por su manera de hablarme

- ¿No deseas preguntar qué quiero? –Soltó con ironía

- No me interesa lo que quieras...

- Oh por Dios, te va a interesar cuando tu pasado oscuro salga a la luz y la carrera política de tu marido se vaya al caño.

- ¿Quién eres? –Pregunté de nuevo, enérgica

- Él sabe quién soy, señora Elizabeth, por favor salúdale de mi parte y dile que le recuerdo que non mi piace la violenza. Io sono una donna d'affari; Il sangue è molto costoso –Colgó antes que pudiera decir nada

- ¡Edmond! ¡Edmond! –Salí del estudio bastante alterada

- Dime –Apareció unos minutos después

- Acaban de –La voz y las manos me temblaban

- ¿Qué sucede? –Se preocupó

- Una mujer llamó –Respiré– No sé quién era pero parecía amenazante, Mar me llevó el teléfono alegando una llamada de México –Le tendí el aparato

- Voy a averiguar quién fue pero ¿Qué te ha dicho?

- Que Michael sabía quién era, después dijo que le recordara que no le gustaba la violencia, que era una mujer de negocios, que la sangre era muy costosa. Lo dijo en italiano –Su expresión no cambió en lo absoluto

- Debe ser una broma de mal gusto, no te preocupes por nada –Me sonrió y se alejó

Un tanto nerviosa regresé al estudio, seguí leyendo lo que tenía planeado para esa tarde, sin mucha concentración ya que por mi mente pasaban algunos nombres que podrían haber realizado esa extraña llamada.

Flores en tu peloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora