4

842 59 7
                                    

Al día siguiente, a Theresa y Hermione les costó más de lo que pensaban encontrar la clase. En Hogwarts había 142 escaleras, algunas amplias y despejadas, otras estrechas y destartaladas. Algunas llevaban a un lugar diferente los viernes...

Los fantasmas tampoco ayudaban. Siempre era una desagradable sorpresa que alguno se deslizara súbitamente a través de la puerta que se intentaba abrir.

La profesora Mcgonagall les habló en el primer momento que se sentaron.

- Transformaciones es una de las magias más complejas y peligrosas que aprenderéis en Hogwarts -dijo-. Cualquiera que pierda el tiempo en mi clase tendrá que irse y no podrá volver. Ya estáis prevenidos.

Entonces transformó su escritorio en un cerdo y luego lo devolvió a su forma original. Todos estaban muy impresionados y no aguantaban las ganas de empezar, pero muy pronto se dieron cuenta de que pasaría mucho tiempo antes de que pudieran transformar muebles en animales. Después de hacer una cantidad de complicadas anotaciones, les dio a cada uno una cerilla para que intentaran convertirla en una aguja. Al final de la clase, sólo Hermione y Theresa habían hecho algún cambio en las cerillas. La profesora Mcgonagall mostró a todos como se habían vuelto plateadas y puntiagudas, y les dedicó a las niñas una excepcional sonrisa.


- ¿Qué tenemos hoy? -preguntó Harry a Theresa, mientras echaba azúcar en sus cereales en el desayuno del viernes.

- Pociones Dobles con Slytherin -respondió tras beber de su zumo de calabaza.

- Snape es el Jefe de la Casa Slytherin. Dicen que siempre los favorece a ellos... Ahora veremos si es verdad -dijo Ron que estaba junto a Harry.

- Ojalá Mcgonagall nos favoreciera a nosotros -dijo Harry. La profesora Mcgonagall era la jefa de la casa Gryffindor, pero eso no le había impedido darles una gran cantidad de deberes el día anterior.

Justo en aquel momento llegó el correo. Theresa recibió una carta de sus padres, como cada mañana, y otra que no sabía de quién era hasta que la leyó.


   Querida Tessa:

Hace tiempo que no hablamos, ¿te apetecería vernos a eso de las tres? Hoy tenemos la tarde libre y quiero saber qué tal te va como leona.

                                                      Tu mejor amigo (espero seguir siéndolo), D.M.


Harry le pidió prestada a Theresa su pluma porque él también había recibido una carta. La castaña miró a la mesa de Slytherin para hacerle saber a Draco que le gustaría verle, pero él estaba hablando con la chica Parkinson, que lo miraba embelesada. Sentía que le estaban quitando a su mejor amigo, aunque tal vez él también pensase eso.


Las clases de pociones se daban abajo, en un calabozo. Hacía mucho más frío allí que arriba, en la parte principal del castillo, y habría sido igualmente tétrico sin todos aquellos animales conservados, flotando en frascos de vidrio, por todas las paredes.


Snape comenzó la clase pasando lista y se detuvo ante el nombre de Harry.

- Ah, sí -murmuró-. Harry Potter. Nuestra nueva... celebridad.

Draco y sus amigos Crabbe y Goyle rieron tapándose la boca. Snape terminó de pasar lista y miró a la clase. Sus ojos eran muy negros como los del padre de Theresa, pero no tenían nada de su calidez. Eran fríos y vacíos y hacían pensar en túneles oscuros.

treat you better;Donde viven las historias. Descúbrelo ahora