40

460 27 0
                                    

Draco no volvió a las aulas hasta última hora de la mañana del jueves, cuando los de Slytherin y los de Gryffindor estaban en mitad de la clase de Pociones, que duraba dos horas. Entró con aire arrogante en la mazmorra, con el brazo derecho en cabestrillo y cubierto de vendajes.

- ¿Qué tal, Draco? -dijo Pansy Parkinson, sonriendo como una tonta-. ¿Te duele mucho?

- Sí -dijo Draco, con gesto de hombre valiente. Theresa vio que guiñaba un ojo a Crabbe y Goyle en el instante en que Pansy apartaba la vista.

Aquel día elaboraban una nueva pócima: una solución para encoger. Draco colocó su caldero al lado de Harry y Ron, y frente a Theresa y Hermione, para preparar los ingredientes en la misma mesa.

- Profesor -dijo Draco-, necesitaré ayuda para cortar las raíces de margarita, con el brazo así no puedo.

- Weasley, córtaselas tú -ordenó Snape sin levantar la vista. Ron se puso rojo como un tomate.

- No le pasa nada a tu brazo -le dijo a Malfoy entre dientes. Draco le dirigió una sonrisita.

Ron cogió el cuchillo, acercó las raíces de Malfoy y empezó a cortarlas mal, dejándolas todas de distintos tamaños.

- ¡Ron! ¡Para! -le susurró Theresa, que preveía lo que iba a suceder.

- Profesor -dijo Draco, arrastrando las sílabas-, Weasley esta estropeando mis raíces, señor.

Snape fue hacia la mesa, aproximó su nariz ganchuda a las raíces y dirigió a Ron una sonrisa desagradable.

- Dele a Malfoy sus raíces y quédese usted con las de él, Weasley.

- Pero señor...

Ron había pasado el último cuarto de hora cortando las raíces en trocos exactamente iguales.

- Ahora mismo -ordenó Snape. Ron cedió a Malfoy sus propias raíces y volvió a empuñar el cuchillo.

- ¿Habéis visto últimamente a vuestro amigo Hagrid? -preguntó Draco en voz baja. Theresa lo miró con los ojos entrecerrados.

- A ti no te importa -dijo Ron entrecortadamente.

- A mi padre no le ha hecho mucha gracia mi herida...

- Continúa hablando, Draco, y te haré una herida de verdad -le gruñó Theresa, empuñando su cuchillo.

- ...se ha quejado al Consejo Escolar y al ministro de Magia. Mi padre tiene mucha influencia, no sé si lo sabéis.

- ¿Así que por eso haces teatro? -dijo Harry-. ¿Para ver si consigues que echen a Hagrid?

- Bueno, en parte sí, Potter. Pero hay otras ventajas. Weasley, córtame los ciempiés.

Unos calderos más allá, Neville afrontaba varios problemas. Su poción, que tenía que ser de un verde amarillo brillante, se había convertido en...

- ¡Naranja, Longbottom! -exclamó Snape-. ¡Naranja! Dime, muchacho, ¿hay algo que pueda penetrar esa gruesa calavera que tienes ahí? ¿Qué tengo que hacer para que comprendas, Longbottom?

Neville parecía que se iba a echar a llorar.

- Longbottom, al final de esta clase le daremos unas gotas de esta poción a tu sapo y veremos lo que ocurre. Quizá eso te anime a hacer las cosas correctamente.

Snape se alejó.

- ¡Ayúdame! -rogó Neville a Hermione. Theresa suspiró y siguió virtiendo unas gotas de jugo de sanguijuela en su caldero.

treat you better;Donde viven las historias. Descúbrelo ahora