Harry, Ron y Theresa iban de camino al Gran Comedor para la fiesta de Halloween. Oyeron que Parvati Patil le decía a Lavender que Hermione estaba llorando en el cuarto de baño de las niñas y que deseaba que la dejaran sola. Ron pareció más molesto aún, pero un momento más tarde habían entrado en el Gran Comedor, donde las decoraciones de Halloween les hicieron olvidar a Hermione, al menos a los dos chicos, ya que Theresa nada más enterarse salió corriendo al baño de las chicas.
Una vez allí, se quedó consolando a Hermione, que no paraba de llorar. Estuvieron casi una hora allí, sentadas en el suelo, cuando Theresa notó algo extraño.
- ¿No sientes un olor raro? -le preguntó a su amiga. Ambas olfatearon y un aroma especial llegó a su nariz, una mezcla de calcetines sucios y baño público que nadie limpia.
Confundidas, salieron del cubículo en el que se encontraban y lo vieron. Más de tres metros y medio de alto y tenía la piel de color gris piedra, un descomunal cuerpo deforme y una pequeña cabeza pelada. El olor que desprendía era increíble. Llevaba un gran bastón de madera que arrastraba por el suelo, porque sus brazos eran muy largos.Ambas gritaron. La puerta estaba cerrada. No tenían salida.
Las dos estaban agazapadas contra la pared opuesta a la puerta. El trol avanzaba hacia ellas, chocando contra los lavamanos. Harry y Ron entraron por la puerta.- Distráelo —gritó Harry a Ron, desesperado.
- ¡Eh, cerebro de guisante! -gritó Ron desde el otro lado extremo, tirándole una cañería de metal. El ser deforme no pareció notar que la cañería lo golpeba en la espalda, pero sí oyó el aullido y se detuvo, volviendo su horrible hocico hacia Ron.
- ¡Vamod, corred, corred! -Harry gritó a las chicas, pero no se podían mover. Estaban paralizadas.
Los gritos y los golpes parecían haber enloquecido al trol. Se volvió y se enfrentó con Ron, que estaba más cerca y no tenía manera de escapar.
Entonces, Harry hizo algo muy valiente y muy estúpido: corrió, dando un salto y se colgó, por detrás, del cuello de aquel monstruo. Le clavo la varita en la nariz.
Chillando de dolor, el trol se agitó y sacudió su bastón, con Harry colgando de su cuello y luchando por su vida.
Las chicas estaban tiradas en el suelo, aterrorizadas. Ron empuñó su propia varita, y gritó:
- ¡Wingardium leviosa!
El bastón salió volando de las manos del trol, se elevó, muy arriba, y luego dio la vuelta y se dejó caer con fuerza sobre la cabeza de su dueño. El trol se balanceó y cayó boca abajo con un ruido que hizo temblar la habitación.
— ¿Está... muerto? -preguntó Hermione.
- No lo creo. Supongo que está desmayado -contestó Harry.
Se inclinó y retiró su varita de la nariz del trol.
- Puaj... que asco -la varita estaba llena de una gelatina gris.
La limpió en la piel del trol.
La profesora Mcgonagall entraba apresuradamente en la habitación, seguida por Snape y Quirrell, que cerraban la marcha. La profesora miraba a Ron y a Harry. Nunca la habían visto tan enfadada. Tenía los labios blancos.
- ¿En qué estabais pensando, por todos los cielos? -dijo, con una furia helada-. Tenéis suerte de que no os haya matado. ¿Por qué no estabais en los dormitorios?
Entonces, una vocecita surgió de las sombras.
- Por favor, profesora Mcgonagall... me estaban buscando a mí... y Theresa también.
- ¡Hermione Granger!
Hermione finalmente se había puesto de pie y señalaba a la chica que seguía sentada en el suelo, mirando al trol inconsciente.
- Yo vine a buscar al trol porque yo... yo pensé que podía vencerlo, porque, ya sabe, he leído mucho sobre el tema.
Ron dejó caer su varita.
- Si ellos no me hubieran encontrado, yo ahora estaría muerta. Estaba a punto de matarme cuando ellos llegaron.
- Bueno... en ese caso -dijo la profesora Mcgonagall, mirando con lástima a Theresa, que estaba en shock. Luego fijó su vista en la otra choica-... Hermione Granger, eres una tonta.
Hermione bajó la cabeza. Harry estaba mudo.
- Hermione Granger, por esto Gryffindor perderá cinco puntos -dijo la profesora Mcgonagall-. Estoy muy desilusionada por tu conducta. Si no te ha hecho daño, mejor que vuelvas a la torre de Gryffindor. Los alumnos están terminando la fiesta en sus casas.
Hermione se marchó. La profesora se volvió hacia los chicos.
- Habéis ganado cinco puntos cada uno para Gryffindor. El profesor Dumbledore será informado de esto. Podéis iros. Yo llevaré a la señorita Stone a la enfermería.
Salieron rápidamente. La profesora Mcgonagall llevó a Theresa con madame Pomfrey. Una vez allí, le dieron una poción calmante y la dejaron en revisión por la noche. La chica no podía dormir, hasta que escuchó unos pasos a su izquierda. Fred Weasley estaba entrando por la puerta.
- Hola -susurró al verla. La castaña era la única en la enfermería.
- Hola -contestó, mirando sus manos. El pelirrojo se sentó en la camilla.
- No te atrevas a volver a enfrentarte a un trol jamás -bromeó, haciéndole reír.
- Yo en realidad no hice nada, fueron Harry y Ron -lo miró a los ojos y se sintió intimidada al ver que el chico la miraba fijamente.
- ¿Quieres dormir? -le preguntó. Theresa asintió, sin entender muy bien la pregunta. Entonces, Fred se tumbó a su lado, dándole el calor que le daría un hermano, y la chica se sintió segura.
- Como entre la señora Pomfrey... -susurró la castaña. Fred le chistó.
- Déjame dormir, niña rebelde -entonces la chica dio una leve carcajada y cerró los ojos, pudiendo dormir hasta el día siguiente.
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treat you better;
FanfictionTheresa conocía a Draco desde que eran unos niños, se habían criado juntos. En Hogwarts, los seleccionaron para casas separadas, pero eso no frenó la amistad que se tenían, o eso creía Theresa. En su casa, conoce a Harry Potter y Fred Weasley, unos...