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Aquel día fue igual de aburrido. El profesor Binns abrió sus apuntes y los leyó con un sonsonete monótono hasta que casi toda la clase hubo entrado en un sopor profundo. Llevaba una media hora hablando cuando ocurrió algo insólito: Hermione alzó la mano. El profesor Binns pareció sorprendido.

- ¿Señorita...?

- Granger, profesor. Pensaba que quizá usted pudiera hablarnos sobre la Cámara de los Secretos -dijo Hermione con voz clara.

Dean Thomas, que había permanecido boquiabierto mirando por la ventana, salió de su trance dando un respiro. Lavender Brown levantó la cabeza y a Neville le resbaló el codo de la mesa.

El profesor Binns parpadeó.

- Mi disciplina es Historia de la Magia -dijo con voz seca, jadeante-. Me ocupo de los hechos, señorita Granger, no de los mitos ni de las leyendas. -Se aclaró la garganta con un pequeño ruido que fue como un chirrido de tiza y prosiguió leyendo sus apuntes. Theresa miró a Hermione, que parecía deprimida.

Theresa alzó la mano. El profesor Binns balbució y se detuvo.

- ¿Señorita Stone?

- Disculpe, señor, ¿no tienen siempre las leyendas una base real?

El profesor Binns la miraba con tal estupor que pronto Theresa adivinó que ningún estudiante lo había interrumpido, ni estando vivo ni estando muerto.

 - Veamos -dijo lentamente-, sí, creo que eso se podría discutir. Sin embargo, la leyenda por la que usted y la señorita Granger preguntan es una patraña hasta tal punto exagerada, yo diría incluso absurda...

La clase entera estaba ahora pendiente de las palabras del profesor Binns; éste miró a sus alumnos y vio que todas las caras estaban vueltas hacia él.

- Muy bien -dijo despacio-. Veamos... la Cámara de los Secretos... Todos ustedes saben, naturalmente, que Hogwarts fue fundado hace unos mil años por los cuatro brujos más importantes de la época: Godric Gryffindor, Helga Hufflepuff, Rowena Ravenclaw y Salazar Slytherin. Los cuatro juntos construyeron este castillo, lejos de las miradas indiscretas de los muggles, dado que aquella era una época en que la gente tenía miedo a la magia, y los magos y brujas sufrían persecución. Durante algunos años, los fundadores trabajaron conjuntamente en armonía, buscando jóvenes que dieran muestras de aptitud para la magia y trayéndolos al castillo para educarlos. Pero luego surgieron desacuerdos entre ellos y se produjo una ruptura entre Slytherin y los demás. Slytherin deseaba ser más selectivo con los estudiantes que se admitían en Hogwarts. Pensaba que la enseñanza de la magia debería reservarse para las familias de magos. Le desagradaba tener alumnos de familia muggle, porque no los creía dignos de confianza. Un día se produjo una seria disputa al respecto entre Slytherin y Gryffindor, y Slytherin abandonó el colegio. Esto es lo que nos dicen las fuentes históricas fidedignas -dijo-, pero estos simples hechos quedaron ocultos tras la leyenda fantástica de la Cámara de los Secreteos. La leyenda nos dice que Slytherin había construido en el castillo una cámara oculta, de la que no sabían nada los otros fundadores. Slytherin, según la leyenda, selló la Cámara de los Secretos para que nadie la pudiera abrir hasta que llegara al colegio su auténtico heredero. Sólo aquel podría abrirla, desencadenar el horror que contiene y usarlo para librar al colegio de todos los que no tienen derecho a aprender magia.

Cuando terminó de contar la historia se hizo el silencio. Flotaba en el aire un desasosiego, y todo el mundo le seguía mirando, esperando que continuara. El profesor Binns parecía levemente molesto.

- Por supuesto, esta historia es un completo disparate. Naturalmente, el colegio entero ha sido registrado varias veces en busca de la cámara, por los magos mejor preparados. No existe. Es un cuento inventado para asustar a los crédulos.

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