Harry y Ron estaban enfadados con Hermione. Theresa sabía que su intención había sido buena y que por una parte tenía razón, pero eso no le impedía pensar que desmontar una Saeta de Fuego completamente nueva era un crimen. Hermione, que seguía convencida de que había hecho lo que debía, comenzó a evitar la sala común. Theresa supuso que se había refugiado en la biblioteca y ni Harry ni Ron intentaron persuadirla de que saliera de allí. Theresa se alegró de que el resto del colegio regresara poco después de Año Nuevo y la torre de Gryffindor volviera a estar abarrotada de gente y bullicio.
Las clases comenzaron al día siguiente. Lo último que deseaba nadie una mañana de enero era pasar dos horas en una fila en el patio, pero Hagrid había encendido una hoguera de salamandras, para su propio disfrute, y pasaron una clase agradable recogiendo leña seca y hojarasca para mantener vivo el fuego mientras las salamandras correteaban de un lado para otro de los troncos incandescentes que se iban desmoronando.
A la clase que Theresa tenía más ganas de acudir era a la clase de Defensa Contra las Artes Oscuras. Al final de esta, Theresa, Harry y Ron salieron observando disimuladamente al profesor Lupin.
- Aún parece enfermo, ¿verdad? -dijo Ron por el pasillo, camino al Gran Comedor-. ¿Qué creéis que le pasa?
Theresa le chistó.
- ¿Qué haces? -preguntó Ron frunciendo el ceño.
- Nada -dijo Theresa echándose la mochila al hombro.
- Algo será... Dije que no sabía que le pasaba a Lupin y tú...
- Bueno, ¿no es evidente? -dijo Theresa mirando a Ron divertida.
- Si no nos lo quieres decir, no lo hagas -dijo Ron encogiéndose de hombros.
- Pues vale -respondió Theresa riendo y se marchó hacia el Gran Comedor a paso rápido.
- No lo sabe -oyó que decía Ron a Harry. Theresa negó con la cabeza sentándose en la mesa de Gryffindor y se dispuso a comer.
Ravenclaw jugó contra Slytherin una semana después del comienzo del trimestre. Slytherin ganó, aunque por muy poco. Según Wood, eran buenas noticias para Gryffindor, que se colocaría en segundo puesto si ganaba también a Ravenclaw. Por lo tanto, aumentó los entrenamientos a cinco por semana. Esto significaría que Theresa tendría muy pocas noches a la semana para hacer los deberes, pero no parecía tan agobiada como Hermione. Cada noche, sin excepción, veían a Hermione en un rincón de la sala común, con varias mesas llenas de libros, tablas de Aritmancia, diccionarios de runas, dibujos de muggles levantando objetos pesados y carpetas amontonadas con apuntes extensísimos. Apenas hablaba con nadie y respondía de malos modos cuando alguien la interrumpía.
- ¿Cómo lo hará? -les preguntó Ron a Harry y a Theresa una tarde, mientras Harry terminaba un insoportable trabajo para Snape cobre Venenos indetectables.
- ¿Cómo hará qué?
- Ir a todas las clases -dijo Ron-. Esta mañana la oí hablar con la profesora Vector, la bruja de Aritmancia. Hablaban de la clase de ayer. Pero Hermione no pudo ir, porque estaba con nosotros en Cuidado de Criaturas Mágicas. Y Ernie McMillan me dijo que no ha faltado nunca a una clase de Estudios Muggles. Pero la mitad de esas clases coinciden con Adivinación y tampoco ha faltado nunca a éstas.
Theresa soltó una risita.
- Tú sabes algo -la acusó Ron. La chica negó con la cabeza.
- Te estás comiendo demasiado la cabeza. Hermione puede llevar perfectamente al día el triple de clases que todos nosotros. No hay más -se encogió de hombros evitando el tema.

ESTÁS LEYENDO
treat you better;
Fiksi PenggemarTheresa conocía a Draco desde que eran unos niños, se habían criado juntos. En Hogwarts, los seleccionaron para casas separadas, pero eso no frenó la amistad que se tenían, o eso creía Theresa. En su casa, conoce a Harry Potter y Fred Weasley, unos...