25

493 27 0
                                    

Theresa se puso muy contenta cuando el jueves por la mañana, la profesora McGonagall le dijo que había sido aceptada como cazadora en el equipo de quidditch de Gryffindor.

El sábado, Theresa se dirigió a su primer entrenamiento junto a los gemelos. Todos estaban en los vestuarios, esperando a Harry. El único que parecía realmente despierto era Wood. Theresa estaba sentada, con los ojos rojos y con una coleta, junto a los gemelos, que parecía que se estaban quedando dormidos apoyados en la pared. Sus compañeras cazadoras, Katie Bell y Angelina Johnson, sentadas una junto a otra, bostezaban enfrente de ella.

- Por fin, Harry, ¿por qué te has entretenido? -preguntó Wood enérgicamente-. Veamos, quiero deciros unas palabras antes de que saltemos al campo.

Wood sostenía un plano de un campo de quidditch, lleno de líneas, flechas y cruces en diferentesolores. En el momento en que Wood se lanzaba a soltar el discurso sobre sus nuevas técnicas, a Fred Weasley se le cayó la cabeza sobre el hombro de Theresa, y empezó a roncar.

Le llevó casi veinte minutos a Wood explicar los esquemas de la primera tabla, pero hubo otra, y después otra tercera. Theresa se adormecía.

- Bueno -dijo Wood al final-. ¿Ha quedado claro? ¿Alguna pregunta?

- Yo tengo una pregunta, Oliver -dijo George, que acababa de despertar dando un respingo-. ¿Por qué no contaste todo esto ayer cuando estábamos despiertos?

A Wood no le hizo gracia.

- Este año entrenaremos más que nunca... ¡venga, salid y poned en práctica las nuevas teorías! -gritó Wood, cogiendo su escoba.

Habían permanecido tanto tiempo en los vestuarios que el sol ya estaba bastante alto. Cuando Theresa salió al terreno de juego, vio a Ron y a Hermione en las gradas.

- ¿Aún no habéis terminado? -preguntó Ron, perplejo.

- Aún no hemos empezado -respondió Theresa, mirando las tostadas con mermelada que sus amigos se habían traído del Gran Comedor.

Se montó en la escoba y, dando una patada en el suelo, se elevó en el aire. El frío aire de la mañana le azotaba el rostro. Era maravilloso volar en su Nimbus 2001. Dio una vuelta por el estadio a toda velocidad, haciendo una carrera con Fred y George.

- ¿Qué hacen aquí los de Slytherin? -preguntó Wood- ¡He reservado el campo para hoy!

Wood se dirigió velozmente hacia el suelo. Theresa, Fred y George le siguieron.

- ¡Flint!, es nuestro turno de entrenamiento. Nos hemos levantado a propósito, ¡así que ya podéis largaros!

- Hay suficiente sitio para todos, Wood -dijo Marcus Flint con la expresión de un trol.

Harry, Angelina y Katie también se habían acercado. No había chicas entre los del equipo de Slytherin.

- Traemos una hoja firmada por el profesor Snape -dijo Flint. Wood cogió la hoja y la leyó.

- ¿Tenéis nuevo buscador? -preguntó Wood, preocupado- ¿Quién es?

Detrás de seis corpulentos jugadores, apareció un séptimo, más pequeño, que sonreía con su cara pálida y afilada: era Draco.

- No podía ser otro -dijo Fred con desagrado.

- Dejad que os enseñe el generoso regalo que el padre de Draco le ha hecho al equipo de Slytherin.

Los siete presentaron sus escobas.

- Ultimísimo modelo, salió el mes pasado -dijo Flint-. Creo que deja muy atrás a la vieja serie 2000. En cuanto a las viejas Barredora -sonrió mirando a Fred y George-, mejor que las utilicéis para borrar la pizarra.

treat you better;Donde viven las historias. Descúbrelo ahora