22

504 34 0
                                    

El final del verano llegó más rápido de lo que Theresa había querido. Estaba deseando volver a Hogwarts, pero por otro lado, el mes que había pasado en La Madriguera había sido el mejor de su vida.

La última noche, la señora Weasley hizo aparecer una cena suntuosa que incluía los manjares favoritos de todos ellos. Tomaron una taza de chocolate caliente antes de ir a la cama.

A la mañana siguiente, les llevó mucho rato ponerse en marcha. Se levantaron con el canto del gallo, pero quedaban muchas cosas por preparar. Theresa preparó su baúl y bajó a desayunar. El señor Weasley llevó su baúl al coche a través del patio.

Cuando por fin estuvieron todos en el coche, la señora Weasley echó un vistazo al asiento trasero, en el que Theresa, Harry, Ron, Fred, George y Percy estaban confortablemente sentados, uno al lado del otro, y dijo:

- Los muggles saben más de lo que parece, ¿verdad? Quiero decir, que desde fuera uno nunca diría que el coche es tan espacioso... -ella y Ginny iban en el asiento delantero.

El señor Weasley arrancó el coche y salieron del patio. Tuvieron que dar la vuelta, porque a George se le había olvidado su caja de bengalas del doctor Filibuster. Cinco minutos después, el coche tuvo que detenerse en el corral para que Fred pudiera entrar a coger su escoba. Y cuando ya estaban en la autopista, Ginny gritó que se había olvidado su diario y tuvieron que retroceder otra vez. Cuando Ginny subió al coche, llevaban muchísimo retraso. El señor Weasley miró primero su reloj y luego a su mujer.

- Molly, querida...

- No, Arthur.

- Nadie nos vería. Este botón de aquí es un accionador de invisibilidad. Nadie se daría cuenta...

- He dicho que no. No a plena luz del día.

Llegaron a la estación a las once menos cuarto. El señor Weasley se hizo con unos carritos para cargar los baúles.

Percy avanzó deprisa y desapareció por el andén nueve y tres cuartos. A continuación, el señor Weasley. Lo siguieron Theresa, Fred y George.

Estos tres últimos buscaron un compartimento libre, al que se unió Hermione. Harry y Ron no aparecieron por el compartimento, por lo que Theresa pensó que estarían en otro.

El viaje pasó rapidísimo y al fin llegaron a Hogwarts, en los carruajes que se movían solos. Hermione y Theresa se separaron de los gemelos y se sentaron juntas en la mesa de Gryffindor. Harry y Ron tampoco estaban allí. Cenaron nerviosas y después del banquete, se dirigieron a la sala común. Fuera del retrato, estaban Harry y Ron. Las chicas corrieron hacia ellos.

- ¡Estáis aquí! ¿Dónde os habíais metido? Corren los rumores más absurdos...

- Alguien decía que os habían expulsado por tener un accidente con un coche volador. Pero algo me dice que no es del todo un rumor -los miró interrogante Theresa.

- Bueno, no nos han expulsado -le garantizó Ron.

- ¿Quieres decir que habéis venido hasta aquí volando? -preguntó Hermione, en un tono de voz duro.

- Ahórrate el sermón -dijo Ron- y dinos cuál es la nueva contraseña.

- Es <somormujo> -dijo Theresa.

El retrato de la señora Gorda se abrió y se oyó una repentina salva de aplausos.

- ¡Formidable! -gritó Lee Jordan-. ¡Soberbio! ¡Qué llegada! Habéis volado en un coche hasta el sauce boxeador. ¡La gente hablará de esta proeza durante años!

Fred y George se abrieron camino hasta la primera fila de la multitud y dijeron al mismo tiempo:

- ¿Por qué no nos habéis llamado?

Ron sonreía sin saber qué decir. Percy trataba de acercarse para reñirles.

- Tenemos que subir... estamos algo cansados -dijo, y los dos se abrieron paso hacia la puerta de los dormitorios.

- Buenas noches -dijo Harry a Theresa y Hermione, volviéndose. Hermione tenía la misma cara de enojo que Percy.

- Hasta mañana, chicos -dijo Theresa a los gemelos una vez que se calmó la sala común.

Ella y Hermione subieron a los dormitorios de chicas, el que compartían con Lavender Brown y Parvati Patil.

- Buenas noches, Tess.

- Buenas noches, Herms.


treat you better;Donde viven las historias. Descúbrelo ahora