3. Apuesta

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Me recogí las piernas entre mis brazos cansada de las pesadillas que me aterran noche tras noche. Mi mente viajó durante una milésima de segundo hasta la noche anterior y hizo que me estremeciese de dolor. Hay personas en este mundo que tienen una vida perfecta, personas que despiertan cada mañana seguras de que les esperan dias magnificos llenos de buenos momentos en los que a cada minuto tan solo pueden ocurrirles cosas felices; sí, estoy segura de que existen ese tipo de personas, y luego estoy yo. Cuando al fin encajaba en un grupo, cuando al final me sentía querida cuando las cosas iban a mejor tras seis malditos años intentando salir de un vache...otra vez. Alguien volvía a decepcionarme, una y otra vez, la historia se repetía, por menor que fuese la herida seguía siendo una herida que se abría paso hasta mi corazón y hacía que una espina se hundiese centimetro a centimetro en mi corazón. Aún cubierta con la colcha sobre mi cuerpo, intenté fingir que todo era una de esas pesadillas pero no funcionó, cuando abrí los ojos seguía en la misma cama, en la misma postura y con el mismo recuerdo en la mente. De pronto los flashbacks de la noche anterior se hacen paso hasta mi mente, recordandome que tengo una vida deplorable.

-Estas guapa-susurró Sam al llegar a casa de los Johnson.

Había pasado un día desde nuestra llegada a la miserable Saints, la ciudad más horrible y pequeña en la que podría haber pensado al subirme al maldito avión y por varias razones, entre ellas todos los recuerdos que tenía de esa ciudad. La fiesta de bienvenida era esa vez en casa de Tay, los Johnson se lo habían montado realmente bien, globos música y un sinfin de cosas para amenizarnos la noche. Yo llevaba un simple vestido azul de algodón que Sam me había elegido de mi nuevo vestuario y intentaba hacerme sentir cómoda. Cuando me encontré con Harry le abracé calidamente, haciendo que su pelo rizado cayese sobre mi frente pero alguien nos separó, una mano me cogió por la cintura alejandome de Harry.

-Estas preciosa-susurró Zack en mi oído.

Recuerdo como su camisa se ceñía haciendole parecer más atractivo, más adulto.

-¿Qué tal tu día?

-Genial, todo bien menos la fiesta. Hay cien personas, de cien conozco a veinte de veinte me llevo bien con diez y de diez solo quiero hablar con una- murmuró sin importancia.

-¿Con quién?

-Contigo-susurró en mi oído-¿nos aislamos un rato?

-Por favor-casi supliqué.

Me senté sobre la hierba fría y recordé como me ayudó a colocarme sobre su regazo evitando helarme del frío.

-Es un sitio asqueroso-comenté- de todos los sitios que había tuvieron que elegir este dios mío.

-Realmente se esperaba algo así, sabiendo que era un sitio que ya habíamos visitado...era de esperar que elegieran el origen.

-Entiende que no me guste-dije seria.

Cambié de objetivo mi mirada, no quería mantener contacto visual por los recuerdos que me estaban llegando en ese momento.

-Sigues siendo como hace dos años, sigues sonrojandote y cambiando de objetivo visual cuando no te agrada el tema...-comentó encantado.

Por su tono de voz percibí una sonrisa y por tanto volví a mirarle.

-Me sigues encantando, tu y tu sonrojo que se avecina.

Y en efecto las mejillas se me sonrojaron de una manera abrumadora. Le miraba a los ojos y podía ver al chico de quien había estado enamorada tanto tiempo, su enorme sonrisa que le hacía ser perfecto a todos los niveles posibles, y por mucho tiempo que hubiese pasado no podía evitar sonreir cuando el sonreía.

-Lo bueno de que haya pasado este tiempo es que sabemos lo que hay.

-¿Qué hay?-inquirí sonriendo risueña.

Durante un segundo sentí sus labios acercandose a los míos peligrosamente pero no podía hacerlo, me armé de valor y introduje la mano entre sus labios y los míos.

-No puedo hacerlo, no aún, no soy así, nunca lo fui, dejame acostumbrarme a volver a tenerte cerca.

Por su sonrisa pícara supe que la respuesta le servía, estaba satisfecho y con eso a mi me bastaba.

-Venga vamos de vuelta.

Me topé con la madre de Tay lo que me hizo separarme de él, diez minutos después cuando volvía al grupo Zack hablaba mientras el resto debatía alguna cuestión, sin embargo cuando estaba a punto de unirme al grupo Harry me hizo una señal, sabía que era una señal y no un simple gesto, se llevó la mano a la nariz y guiñó un ojo. Esa era la señal que cuando jugabamos al escondite significaba no te muevas, quedate quieta y permanece atenta a tu alrededor. Y por algun motivo, por la seriedad, por su mirada fija, lo hice, avancé un paso hata detenerme y escuché la conversación que tenían entre manos.

-...fácil como parece-decía Zack- os parece que solo es soltarselo pero no es así.

-No, no es tan fácil porque se lo has ocultado durante dos malditos años Zack-decía Tay.

-No fue solo mi culpa ¡venga ya!

-Fue culpa del equipo sí, pero también tuya Zack, porque elegiste tú, te lo recuerdo-dijo Oliver cortante.

-Exacto-dijo James-no me quito la culpa pero sí parte de ella, todos lo hicimos y solo tienes tu el problema, y se ha alargado demasiado tiempo, son dos años, y ahora vuelves y pretendes ocultarlo.

-No es tan fácil como llegar y decir ¡Eh Bella ¿Recuerdas cuando te besé?Ah, pues fue por una apuesta que hice por perder un partido en un entrenamiento y verás, en fin, te elegí a ti porque estaba saliendo con una chica pero tenía que besar a otra persona distinta y como quería besarte a ti desde hacía meses pues lo hice!No es tan fácil chicos...

El vaso de mi mano cayó contra el suelo estrellandose y despedazandose, por el sonido todo el grupo se giró y se quedó mirandome embobado, Harry me había hecho una señal, no me había equivocado. Los ojos de Zack se encontraron ocn los míos, inertes vacíos...todo lo que había creído durante dos años se había esfumado de repente.

Un escalofrío recorre mi cuerpo aún en la cama antes de avanzar de recuerdo al que realmente había partido mi corazón la noche anterior.

OppositesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora