No me levanté de mi silla, simplemente me quedé sentada esperando a que todo fuese una pesadilla y Will no se hubiese enterado de ello y más aún, solo esperaba que desapareciese de mi cabeza todo el rato que había estado con ella, solo quería olvidarlo y volver a casa, donde la pesadilla era mayor pero al menos parecia menos real.
- ¿Bella, estás bien? - inquirió Taylor desde el umbral de la puerta.
Asentí, mintiendo como nunca antes lo había hecho y me puse en pie, lista para sentarme en el sofá con el resto y aparentar total normalidad. Zack estaba sentado en el sofá de en frente, y cuando me senté no me dedicó ni una sola mirada, sin embargo, pude notar como fruncía los labios apretandolos hasta formar una sola línea. Me recosté sobre el espaldo y centré mi mirada en la televisión en la que el baloncesto se había apoderado de todos nosotros. Liam apareció poco después y se sentó en el borde de mi parte de sofá, junto a mí. Al menos él no me miraba como culpabilizandome de algo, como intentando sonsacarme con la mirada algo que no iba a salir de mi boca., sabía que habían escuchado la discusión a tres bandas y sabía perfectamente que habían visto a Will marcharse de allí enfadado... pero no estaba para discursos morales ni tampoco iba a descubrirles mi vida a todos, y tenía ya demasiadas cosas en la cabeza como para hablarles a ellos.
- Estás empanadisima - comentó Liam en el descanso del partido, reí y él me miró de nuevo - ¿qué te pasa a ti hoy?
Me encogí de hombros y le sonreí, complaciente, era un sol de persona pero no necesitaba hablar con él tampoco. El salón se revolucionó cuando los chicos fueron o bien a la cocina a por más tentempiés o bien al baño para volver a ver la siguiente parte con más ganas si cabía, me sacudí el pelo y fijé la mirada en Zack, solo quedabamos él, Liam y yo en la sala de estar y sabía que podía hablar sin que Liam me detuviese.
- ¿ Por qué lo has hecho? - inquirí a varios metros de él.
No se dignó a mirarme a la cara, pero me había escuchado, sabía que lo había hecho porque su semblante cambió y su mirada deambuló hasta el suelo desde la tele.
- No podía ver como te mentías a ti misma, porque me da igual que le mientas a él, pero si que me importa que te engañes a ti misma y que creas que eres lo bastante fuerte como para superar sola otra de sus mentiras, o de sus faltas de respeto.
- ¿Y tú quién eres para juzgar eso? ¿Te lo he pedido yo a caso?
- Cuando dejes de ser tan condescendiente serás capaz de apreciar lo que he hecho por ti, y si quieres pensar que lo he hecho por celos adelante...yo estoy muy satisfecho conmigo mismo - me escupió.
En ese mismo instante en el que Harry entró de nuevo en el salón, di la conversación por acabada a la par que Liam nos miraba a ambos, asombrado por la situación y supuse que también incomodado.
- ¿Qué está...?
- Nada - le respondimos ambos a la vez.
El partido acabó pero mi cabeza había estado flotando en otras cosas, quería realmente con todas mis ganas saber quien era esa persona a la que tanto habían temido...y si tenía acceso a sus proyectos significaba que era alguien cercano a ellos, probablemente cercano en su época universitaria o inlcuso más tarde....pero obviamente ya no, ¿cómo podía encontrarlo? Simplemente quería pasar página, pero no sin antes descubrir todas y cada una de las piezas que componían el puzzle de la marcha de mi madre, necesitaba descubrirlo todo para poder seguir adelante, y ya me daba igual lo que esa mujer me dijese o lo que me intentasen hacer creer....era mi vida y estaba harta de que me privasen de ella, quería vivirla y vivirla a mi manera. Por un instante, entre los gritos eufóricos de los chicos al ver que uno de los jugadores fallaba una canasta, me dí cuenta de que había tomado una decisión, y una vez empezado, no tenía que ser tan difícil tomar otra, y otra...hasta que todo estuviese bajo mi control, hasta que mi vida estuviese bajo mi mando.
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Opposites
RomantizmBella llega a una ciudad desgraciadamente muy familiar para ella. Tras los seis años más difíciles de su vida cuando parecía que el día a día era una rutina, un giro de tres cientos sesenta grados cambiará su forma de ver las cosas, nuevas personas...