Me senté en mi pupitre, con el cansancio propio de la noche tan terrible que había tenido y esperé sentada a que el resto de la clase se llenase. Todos entraron mientras yo llevaba mi dedo arriba y abajo sobre una pequeña línea grabada en la mesa con una de las tijeras rudimentarias de los adolescentes que la habían usado antes que yo.
- ¡ Hola ! -exclamó Tay cuando se sentó.
No le dirigí la palabra porque no tenía nada que decirle, no tenía nada bueno que decir y por tanto me limité a permanecer sentada y callada mientras el ruido que hacían los demás se colaban por mis oídos. Alguno de los chicos del grupo, probablemente uno de los gemelos me dedicó una sonrisa magnífica pero ni si quiera les presté atención, mi cabeza seguía dandole vueltas al porqué y no pararía hasta encontrar un motivo, una sola cosa que me llevase a saberlo. Era una persona extremadamente analítica, me fiaba de mis instintos y hasta yo sabía que podía ser molesto como me gustaba encontrar aspectos razonables en todo pero eso... el accidente y todo lo que le envolvía era tan irracional y tan sumamente irreal que no podía ser creíble y por tanto no tenía cabida en mi mente.
- Bella estás muy callada ¿te encuentras bien? - me preguntó Harry en la comida.
- Sí, sí solo estoy un poco mareada...
Bajé la cabeza mientras veía a Will coger su bandeja de comida de la mesa de la cocinera, se guardó el brick de zumo y el postre en la mochila y se dirigió hacia nosotros, tan solo me había dedicado un par de miradas a lo largo de la mañana y yo se las había devuleto con la simpatía propia que llevaba encima esa mañana , haciendo un gran esfuerzo por distraer mi cabeza de mis pensamientos. Mordí mi sandwich vegetal con sabor a plástico de la cafetería y sentí unas manos tocandome la cintura por ambos lados, las manos empujaron de mí hacia arriba , impulsandome a levantarme y lo hice sabiendo que el olor que embriagaba mis sentidos era el suyo. Me puse en pie cogiendo mi bandeja y caminé con la mano de Will en mi espalda hasta salir al pasillo, pasando por delante de medio instituto y sin importarme en absoluto. En cuanto cruzamos el umbral del pasillo me sujetó por el brazo derecho y me colocó contra la pared de taquillas.
- ¿Qué te pasa Bella? - preguntó.
Tenía sus ojos azules mirando directamente hacia los míos y sabía que intentaba descubrir si era por su culpa, por toda la historia de no saber que eramos y no saber que queríamos ser ; nada más lejos de la realidad.
- No es por mí - afirmó.
Negué con la cabeza manteniendo mi mirada centrada en el remanso de paz y tranquilidad que eran esas dos esferas azules como el mar que tenía por ojos y sin poder evitarlo apoyé mi cabeza sobre su hombro, derrotada y agotada. Sus brazos me rodearon, haciendome sentir tranquila y protegida de todo lo que se había pasado por mi cabeza en los últimos días.
- ¿Quieres comer o prefieres ir a otra parte o...no sé, dime que quieres hacer?
-Quiero irme - susurré.
-¿ Del instituto?
- De todas partes - susurré.
Me retiró la bandeja de las manos como un caballero y cargó con ella mientras nos dirigíamos a algun sitio que yo desconcía, finalmente llegamos a las gradas del estadio de futbol del instituto.
- ¿Qué hacemos aquí? - inquirí extrañada.
- Alejarnos de todos ellos, venga no seas vaga y sube.
Señaló una puerta mientras me mostraba su sonrisa pícara de medio lado y subimos los escalones mientras me sacaba la primera sonrisa del día , aunque se la oculté con éxito para no ponerle el camino tan fácil porque seguía molesta por su forma de tratarme y tenía que compensarme tal y como él había dicho el día anterior para volver a premiarle con mi sonrisa, algo que se esperaba poco o más bien nada durante una temporada indefinida. El sol daba de pleno sobre las sillas de las gradas y nos sentamos en las más cercanas a nosotros una vez nos encontrabamos en las escaleras que descendían hasta el terreno de juego. No hablamos durante unos segundos mientras yo observaba por primera vez el campo, bastante amplio para ser de un instituto pero en Saints, la gente tenía dinero como para permitirse un buen campo de fúbtol para sus niños .
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Opposites
RomanceBella llega a una ciudad desgraciadamente muy familiar para ella. Tras los seis años más difíciles de su vida cuando parecía que el día a día era una rutina, un giro de tres cientos sesenta grados cambiará su forma de ver las cosas, nuevas personas...