No quise molestar a Will, ahora que lo habíamos arreglado deseaba pasar una buena noche con mi novio, porque sorprendentemente y a pesar de todo lo que le había hecho día tras día...seguía a mi lado, no podía permitirme el lujo de fastidiar la fiesta de cumpleaños en la que él tenía más ganas puestas que yo. Me erguí de nuevo, alzando cada pedazito que quedaba libre de mí y recomponiendolo tras esa escena tan amarga y difícil de asimilar. Mi padre discutiendo en el mismo habítaculo con quien le había intentado asesinar un día... con quien le había quitado al amor de su vida, a la madre de sus hijos, a su mujer. Era irónico, que mi padre y yo fuesemos familia tan cercana digo.... si yo hubiera sido él Black ya tendría mis dedos entorno a su cuello y ese maldito bastardo estaría probablemente rogando por vivir. Eso claro sino fuese una adolescente con los dieciocho rasos y menos fuerza muscular que una zanahoria. Esa lujuriosa visión me hizo reír y soltar la tensión acumulada mientras cruzaba el umbral de la puerta en dirección al jardín, con fuerza interior renovada, ya arreglaría ese asunto después...
- ¡Felicidades!- gritó Tay en mi oído.
Se abalanzó sobre mí y sentí sus brazos ahogándome casi mientras yo la soltaba del abrazo para poder respirar, aunque ella no se mostraba muy por la labor.
- Gracias - susurré, contra la oreja de mi mejor amigo.
Los rizos de Harry olían tan bien que casi dolía, se ha vestido para la ocasión con una de esas camisas negras abiertas que dejaban parte de su pecho al descubierto y unos pantalones de traje grises que le hacían parecer hasta formal, a juego de una americana que realzaba sus hombros. Estaba guapo, como siempre, era Harry.
- ¿Estás bien? - inquirió al mirar a los ojos.
Debía de tener los ojos aún enrojecidos, había estado llorando durante alrededor de media hora y aún así creía haberlo disimulado con el maquillaje.... se me olvidaba que era Harry, siempre sabría si había incluso una mosca en mi camino, siempre sería Harry, no cabía duda de eso.
- Estoy bien - murmuré - solo he pasado un mal rato, pero no es nada.
- Ni en tu cumpleaños vas a sonreir - me reprochó.
Estábamos a solas en la habitación de Taylor mientras yo dejaba allí una chaqueta que había llevado para resguardarme el frío y le dediqué una pequeña sonrisa en la oscuridad de la habitación.
- He estado en tu casa esta mañana, tenía que coger un par de cosas de Sam... - suspiró - y de paso he entrado en tu habitación para comprobar si estabas despiertas pero no estabas...
- Sí, he quedado con Zack - suspiró - lo siento - dije mientras comprobaba mi rostro en el espejo de Tay.
- ¿Qué es esto? - inquirió.
Me dí la vuelta desde el espejo mientras Harry estendía el brazo para encender la luz, desde la cama. No sabía muy bien como reaccionar ante ello, ante el folleto que tenía en su mano, lo había dejado demasiado a la vista, ni si quiera me sorprendí...tampoco había de que sorprenderme.
- Julliard - afirmó.
Asentí con la cabeza y bajé la cabeza, sin tener muy claro si debía o no mirarle a los ojos. La música se colaba por mis oídos desde el piso de abajo, pero decidí tomarme unos minutos para afrontar la situación con Harry antes de bajar allí abajo y perderme entre la música y la fiesta.
- Sí, me llegó el otro día.
-¿ Te llegó ? - preguntó, rompiendo la seriedad por la que se estaba esforzando -¿ Julliard te envió esto?
Asentí con la cabeza y él me mostró su total escepticismo al respecto.
- ¿Cuántos años hace que no tocas?
ESTÁS LEYENDO
Opposites
RomanceBella llega a una ciudad desgraciadamente muy familiar para ella. Tras los seis años más difíciles de su vida cuando parecía que el día a día era una rutina, un giro de tres cientos sesenta grados cambiará su forma de ver las cosas, nuevas personas...