64. Chulo

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Corrí detrás suyo sin pensarlo dos veces en cuanto mi cerebro tuvo la suficiente consciencia como para mandar a mis piernas correr detrás suyo, había ido hacia la playa y solo recé para que no se hubiese alejado demasiado, aunque había pasado poco tiempo técnicamente al menos.

- ¡Will ! - grité - ¡Will!

Le había dado tiempo a alejarse más de lo que yo esperaba, por lo que me tocó correr detrá suyo tan deprisa como fui capaz, aunque sus pasos y sus piernas largas jugaban en mi contra.

- ¡WILL! - grité, sin aliento.

Se dió la vuelta, mirándome con el mismo deje de decepción, vacío en los ojos.... y por más que intenté buscar el brillo que a mi tanto me gustaba, por más que e esforcé por encontrar la ilusión que me contagiaba cuando me ensimismaba en esos dos mares que tenía por ojos, no fui capaz de hacerlo.

- ¿ Qué quieres? - escupió.

- Por favor Will... lo siento - susurré.

- ¿Estabas con él?

No respondí, no era buena mintiendo y mucho menos sin haberlo pensado antes y con sus ojos azules acechando, sabiendo que encontrarían la verdad en los míos porque era demasiado predecible.

- En este momento, no sé que hago contigo - susurró.

No podía encontrar el enfado o la rabia en su voz, tenía la voz cortada y me estaba mirando a los ojos tan sincero como podía ser él. Y eso fue lo que más me dolió, su sinceridad y la verdad que esa frase escondía. En ese preciso momento, en el que me dí cuenta de que sus ojos azules no mentían mis lágrimas cayeron sin motivo para frenar, porque le había decepcionado hasta el punto en que para él había perdido todo el sentido lo que fuese que tuviesemos en ese momento. Intenté sacar la mano del jersei que me venía largo de mangas y aprovechaba para refugiar allí mis dedos, en un intento por tocarle su mano y que respondiese al menos corporalmente a mi llamada de socorro... pero en cuanto mis dedos tocaron la palma de su mano, él la retiró sin escrúpulos.

- No me toques, por favor - suspiró.

Desde donde estabamos, a la altura del paseo marítimo, podía escuchar las risas de un grupito de chicas alejadas que estaban con el móvil...supuse que quizás haciendo fotos, pero por primera vez eso de verdad no me importaba en absoluto.

- ¿ Por qué me mientes? - inquirió.

- Will, no quiero meterte en problemas innecesarios - sollocé.

- ¿Estabas con Zack?

Negué con la cabeza al instante y sus ojos buscaron en los míos la sinceridad, y sabía que la encontrarían porque no podía estar más desesperada por recuperar su confianza.

- Estaba en casa de mi madre - sollocé.

- Pero yo no soy de la suficiente confianza como para contarme eso - afirmó.

Hacía demasiado rato que yo había perdido la respiración, y no quería recuperarla... podía vivir toda la vida sin respirar si la decepción de sus ojos desaparecía de una maldita vez, porque me estaba causando una agonía en el corazón que me desgarraba célula por célula sin tener reparo alguno.

- Sabes que no lo he hecho por eso - suspiré - Will, necesito que tu seas la persona en la que puedo confiar para perderme de vista de todo ello y no puedo hacerlo si te cuento estas cosas... necesito un descanso de mis problemas y tu eres...

- ¿Tu distracción?

- ¡Sí! - exclamé.

Creía que por un segundo me estaba entendiendo pero cuando su risa sarcástica cortó el silencio tenaz, supe que solo era una falsa impresión.

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