Su rostro, iluminado por la luz del sol reflejada en el agua del mar, acompañado de una gran sonrisa y gritos eufóricos hacían que valiese la pena haberme levantado pronto para disfrutar de aquel show. Salió de entre las olas con la tabla de surf bajo el brazo, atusandose la camiseta de neopreno sobre el torso y sacudiendo la cabeza para retirarse el cabello humedo de la cara.
- ¡¿Satisfecha? ! - exclamó desde la orilla.
Asentí, complacida, porque a pesar de todo, eso no había cambiado. Su cara de felicidad, de esplendor tras surfear era algo único que no se podía describir con palabras, y daba gracias por poder disfrutar de ello. No sabía realmente porque intentaba apostar por él, porque me esforzaba por intentar sacar lo que aparentemente me había parecido bueno unas semanas atrás, realmente quería no estar poniendo mi confianza en otro pozo sin fondo, porque era duro darme cuenta de que ni si quiera tenía criterio para dejarme llevar por mi instinto. Estrujé del todo mi brick de zumo y me lo acabé por completo justo antes de guardarlo en el bolsillo pequeño de mi mochila, vacío.
- ¿Listo para ir a clase?
- ¿Puedo dejar el coche aparcado aquí delante?
- Tú lo que quieres es asegurarte el camino de vuelta juntos ¿no?
- No, simplemente que si te voy a llevar a mi casa a conocer a mis padres es un gasto inútil de gasolina pudiendo ir andando.
-¿Vas a llevarme? - pregunté incredula.
- Sí, mientras tú estés allí para intentar comprender una milésima de a lo que me enfrento...
Reí a carcajadas, porque nada podía ser tan malo como él lo planteaba, mientras me levantaba y me eché la mochila a la espalda, emprendiendo mi camino hacia la parte delantera de la casa, lista para un nuevo día de clases.
- ¿Podemos hablar? - me preguntó Zack recostado sobre la taquilla contigua a la mía.
Sonreí, lamentandome de mi mala suerte y de que Taylor se encontrase mal como para venir a casa justo ese día y cerré la taquilla de un portazo,
- Llego tarde - me excusé.
- Bella, sé que tu próxima clase empieza en veinte minutos así que por favor, no me engañes ¿de acuerdo?
Su tono parecía cansado, pero más cansada estaba yo, de todo ese rollo y solo deseaba poder coger y darle un giro de trescientos sesenta grados a mi vida, darle una vuelta completa y aparecer en otra casa, en otra familia, con otra vida y otros amigos, más fácil o más díficil...simplemente algo distinto. Cedí ante la insistencia y me senté sobre uno de los asientos de mármol que adornaban los pasillos del instituto, haciendole ver que le dedicaba unos minutos. Sin perder más tiempo se sentó junto a mí y observé su boca abierta, intentando encontrar las palabras con las que expresarse.
- No debí hacerlo - concluyó Zack - me equivoqué del todo creyendo que lo correcto era ocultartelo y así que te dieras cuenta por ti misma...pero creía que...
- Querías que él se alejase de mí, para así poder ocupar el sitio que se estaba ganando Zack... - suspiré - y no me mientas y me digas que no, por favor te lo pido.
- No confié en mi lo suficiente como para creer que podía ganarme ese sitio solo y no creía que tu pudieses supe.... es igual, dejalo.
- Superarlo - acabé la frase.
Me consideraba débil como para aguantar una caída más, y después de como me había visto eso tan solo tenía que haberle hecho creerlo más.
- Después de verte en el faro creí que eso había bastado, pero ya veo que no... -suspiró.
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Opposites
عاطفيةBella llega a una ciudad desgraciadamente muy familiar para ella. Tras los seis años más difíciles de su vida cuando parecía que el día a día era una rutina, un giro de tres cientos sesenta grados cambiará su forma de ver las cosas, nuevas personas...