Me caí aproximadamente cuatro veces antes de desistir de subirme a la tabla. Cuando me volvíl a subir sentada, observé como el extraño individuo, que bien podía ser un asesino o acosador y yo no lo sabría, montaba una ola como muy pocos sabían. Probablemente ni si quiera Harry hubiese sido capaz de hacerlo así, sin caer de la tabla cuando la ola chocó contra las rocas, simplemente descendió con suavidad y se tumbó sobre la madera satinada. A pesar de que fuese un chulo prepotente y de las ganas de estrangularle que tenía debía reconocerle el mérito por ello. Nadó hacia mi en cuanto bajó de la ola, intentando descubrir si había acabado ahogada o había desistido o directamente había desaparecido, opción que no había considerado pero que era realmente viable y tentadora.
-¿Te diviertes?
-No excesivamente, si este es tu concepto de diversión...casi sería mejor que yo te enseñase a pasarlo bien- comenté.
Rió, un tanto escéptico dada mi apariencia de borde y aburrida, pero realmente creía que tenía razón. Habían cosas mejores que el surf, y menos peligrosas también.
-¿Es eso o simplemente que eres extremadamente torpe?¿Quién opta por la segunda opción?
Levantó la mano de modo teatral como si respondiese a la pregunta de un profesor y en uno de sus descuidos aproveché para bajarle los humos que tenía tan subidos: hice fuerza por uno de los laterales de la tabla le volqué totalmente, la tabla giró con él sin que le diese tiempo a reaccionar y cayó al agua de golpe con la tabla volcada sobre su cuerpo. Mi risa debió resonar incluso debajo del agua, no pude evitar reirme como una posesa por haber conseguido quedar por encima de él.
-Eso no lo hacen ni los niños de tres años- fanfarroneó.
Ni si quiera me afectó su comentario, me reí ante él y me di cuenta de que me estaba divirtiendo en ese momento, de que me lo estaba pasando genial.
-¿No te gusta el surf de verdad?
-Para nada, lo odio terriblemente- afirmé- pero terriblemente digo, a mis amigos les gusta pero a mi...para nada, lo veo una estúpidez.
-¿Bromeas?-dijo incrédulo- el surf es lo mejor que existe en esta vida.
Realmente tampoco lo odiaba hasta ese punto, solo quería que se cansase de mí y me comprase un nuevo teléfono móvil antes de que acabase el día.
-No sabes lo que dices- dijo picado- pero bueno, ¿qué te apetece hacer ahora?
-¿Turismo? Dado que crees que California es superior a esto deberías ver la parte buena de este pueblucho ¿no?
-Si intentas que cambie de opinion vas mal encaminado, sería más fácil que ganase un campeonato de surf que hacerme pensar que Saints es bueno en algo...
Cuando mi tabla volcó hacia la derecha no fui capaz de ejercer la fuerza suficiente para evitarlo, mientras me reía había perdido de vista su mano y había conseguido tirarme de la tabla, no podía hacer fuerza con mi peso para evitarlo por tanto aterricé de cabeza contra el agua salada pero me dió tiempo a cerrar los ojos evitando el agua salada en ellos. Cuando salí del agua le encontré sonriendo satisfecho, esperando a mi salida triunfal.
-Te odio- murmuré enfadada.
-¿Ese te odio es síntoma de que estás irremediablemente enamorada de mí?Porque suele ocurrirles a todas ¿sabes?
La sinceridad con la que se expresó me dió ganas de vomitar pero opté por reir, porque sino iba a acabar ahogandome voluntariamente para evitar ese tipo de comentarios de chulo prepotente, reí mientras él se mostraba confuso, y reí más aún cuando me di cuenta de que lo pensaba de verdad y no bromeaba al respecto.
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Opposites
RomanceBella llega a una ciudad desgraciadamente muy familiar para ella. Tras los seis años más difíciles de su vida cuando parecía que el día a día era una rutina, un giro de tres cientos sesenta grados cambiará su forma de ver las cosas, nuevas personas...