- Entra en casa - le indiqué a Sam al bajar del coche.
Comprobé como abríla la puerta y la dejaba lista para que yo entrase. Las manos de Will se apoderaron de mi cintura y recosté mi cabeza sobre su pecho, deseando poder quedarme allí para siempre.
- Lo siento mucho, que hayas tenido que pasar por esto...
Cerré los ojos mientras deseaba al cielo que esos segundos no se acabasen pero finalmente separó sus manos de mi y me dejó marchar, como teníla que ser. Cerré la puerta de casa a mis espaldas y vi a Sam sentado en el sofá, con la mirada perdida en algún punto de la pared que tenía en frente.
- Sube a tu habitación - escupí sin mirarle.
- Quiero esperar a papá - protestó.
-Sam, sube a tu habitación ¡YA! - casi chillé.
Los ojos de Sam dejaron ese punto y volaron hasta mí mientras yo controlaba mis instintos para no subir la voz y ponerme más nerviosa a mí y a él.
- Mañana hablaremos de esto - murmuré mientras él pasaba por delante de mí de camino a las escaleras.
Subí cuando escuché el portazo de su habitación y me puse cómoda, después bajé las escaleras de nuevo y me senté en el sofá con las piernas sobre él.
Habían pasado seis años hasta que la había vuelto a ver, seis años. Ni si quiera sabía que decir y ella me había mandado un mensaje, me había mandado un mensaje porque había conseguido mi móvil ¿y por qué quería mi móvil?¿y por qué lo tenía? Era demasiado para mí, excesivo y no sabía como estaba aguantando tantísimo. Mi madre me había mandado un mensaje después de seis años sin haber mantenido contacto alguno...seis años y me mandaba un mensaje. Y por otra parte, ¿por qué? ¿por qué ahora? ¿por qué después de tanto tiempo? ¿quería volver a ser nuestra madre? ¿volver a tratarnos como debía haberlo hecho en un principio? No conseguía entenderlo, y los padres...la madre de Jen por ejemplo, se había comportado como si nada ante ella...cuando a ella también la había abandonado seis años, cuando para ella también había sido tabú ese tema. Mi cabeza daba vueltas mientras me esforzaba por no vomitar, no había bebido ni una sola gota y podía asegurar que jamás me había sentido tan colapsada. ¿Y mi padre? ¿La había visto? ¿Había hablado con ella? Y si eso era un sí...¿de qué? ¿sobre nosotros? ¿sabía mi padre que iba a estar allí? ¿a caso lo sabía? Ni si quiera tenía que haber planteado la posibilidad de ir a esa maldita gala, a ese maldito sitio donde ninguno de nosotros quería ir jamás. Jamás debía haberle hecho caso Sam... él sabía que podía pasar tan bien como yo, él sabía que había algo extraño en que todos fuesen a parar al mismo sitio con el que ella colaboraba....si es que, al fin y al cabo, todo tenía sentido. La puerta se abrió sacandome de mi mundo y devolviendome a la readlidad, en la que mi padre acababa de entrar en casa y en la que tenía que conseguir que mi boca articulase más de una palabra seguida.
- Hola - suspiró aparentemente cansado.
- He ido a la gala - escupí sin mirarle.
-Oh.
Mis ojos llegaron a tiempo hasta ver como se paralizaba, sin saber que decir, sin saber como salir de esa con las manos caídas a ambos lados de su cuerpo. Lo sabía, él simplemente lo sabía.
- ¡Ella estaba allí! -chillé - ¡ estaba allí!
Ni si quiera le estaba mirando, tenía las manos presionadas contra el sofá mientras sentía la vena de mi cuello, latir como si fuese a salirse de su lugar.
- Bella... yo...
- ¡ ESTABA ALLÍ ! - grité - ¡SAM LA VIÓ! ¡ Y FUI A BUSCARLE PAPÁ ESTABA ALLÍ ! -grité de nuevo.
ESTÁS LEYENDO
Opposites
RomanceBella llega a una ciudad desgraciadamente muy familiar para ella. Tras los seis años más difíciles de su vida cuando parecía que el día a día era una rutina, un giro de tres cientos sesenta grados cambiará su forma de ver las cosas, nuevas personas...