43. Confesiones

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- ¿Estás bien? Parece que te haya pasado un camión por encima -suspiró.

Froté la palma de mis manos con los vaqueros y me esforcé por aparentar normalidad, aunque no me estaba mirando a los ojos y ambos estabamos mirando hacia el campo con él detrás de mí sabía que mi voz era un signo claro de mi estado anímico en ese momento.

-  Cosas que no te incumben a ti - suspiré masticando mi trozo de sandwich.

- Eh, o contestas a mis preguntas o te largas, ya sabes cual es el trato - murmuró seco.

- ¿Y por qué no contestas tú a las mías? -inquirí.

- Porque este sitio es mío y no tuyo, ¡venga empieza! -exclamó.

Resignada pero tampoco con demasiada presión encima busqué las palabras para que no sonase demasiado fuerte, ni demasiado aterrada, ni preocupada...para poder hablar del tema como si fuese una cosa normal, algo que podía ocurrir, una simple llamada de madrugada.

- Anoche me llamó  algun idiota y ya no pude volver a dormirme -murmuré tensa.

- ¿Y qué te dijo para que no volvieses a dormirte? - preguntó, cotilleando.

- Una chorrada, en serio... la típica llamada de broma...

- Ah, vale...

La situación era rara de narices, para que mentir, ni si quiera le estaba mirando lo que lo hacía todo más incómodo aún si eso era posible, claro. No sabía muy bien si debía sacar o no el asunto de las velas, y de la radio o si simplemente debía dejarlo correr....ni si quiera sabía muy bien si quería hablar de ello o prefería ocultarlo o...en fin , ni si quiera sabía muy bien que hacía allí sentada exactamente y empezaba a arrepentirme a un nivel extremadamente elevado.

- Ayer estuve escuchando la KCN hasta tarde- suspiré dejandolo caer.

Recibí el silencio por respuesta y yo sonreí con delicadeza, no podía verme y tampoco me corté en ello.

- ¿Me escuchastes verdad? - preguntó segundos después.

Asentí lentamente y vi como saltaba desde la fila de asientos superiores hasta el asiento de mi derecha, de forma que ambos estabamos más cerca que antes, y podía verle los ojos sin dificultad lo que a pesar de que no lo quisiese reconocer... me encantaba.

- Lo que decía antes, lo decía de verdad - murmuró serio.

Preferí no mirarle a los ojos en ese instante, porque sabía que podía llegar a creerle si caía en las redes de esos dos enormes mares azules...y no quería hacerlo, porque er ponerselo demasiado fácil y hacerme todo más difícil aún a mí.

- ¿ El qué de todas tus estúpideces decías en serio?

- No se puede estar enamorado de dos personas a la vez -suspiró.

- Ya, eso ves a contarselo a otra anda...

- Bella, hablo en serio joder...

Respiré hondo, tanto cuanto pude y aguardé a mi respuesta, esperando a que mis pensamientos convertidos en palabras no sonasen demasiado paranoicos.

- Aunque quiera hacerlo, cada vez que lo intento apareces tú, con ella y con todas tus mentiras...

- Te prometo que no te mentía Bella...

- Creo que esto no te lo he dicho nunca - susurré - y ahora que estamos los dos en un intento de sincerarnos... ¿sabes qué es lo que más me dolió?

- ¿El qué? - preguntó.

Y esa vez sí que le miré, esperando que reaccionase de algun modo, que me hiciese ver que tenía algo de humanidad en él.

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