Me metí bajo la ducha, con el agua a presión cayendo sobre mi piel y esforzandome para borrar de mi cabeza el taladro que se esforzaba en destrozarme el día y me impedía pensar con claridad. Tragué dos ibuprofenos sin masticarlos y dejé que el agua facilitase su paso.
-¡Buenos días! -exclamó Sam.
Cerré los ojos, intentando que mi cabeza se calmase tras acelerarse con la voz penetrante de Sam. Me apliqué antiojeras y maquillaje y finalmente conseguí alejarme de la adolescente zombie a la que me parecía.
-¿ Buena fiesta anoche? - cotilleó mi hermano.
- No te metas Sam, bastante tengo - suspiré.
- ¿Cómo volví a casa anoche? - inquirí.
- Te trajo Will - susurró - papá no estaba, no lo sabe así que no te preocupes...
- No me preocupo por papá justamente - susurré de maner que no pudiera oírme.
Marqué el número de Taylor en mi móvil y me lo cogió al primer toque.
- No vuelvo a beber en lo que me queda de vida... - contestó al otro lado del teléfono.
Reí brevemente y comprendí que no era la única que se había pasado.
- ¿Pasó algo importante anoche que deba saber conmigo? -inquirí nerviosa.
- No sé...no que yo recuerde...
- ¿ Discutí con alguien? ¿con Will...o...con Zack?
- Zack estaba enfadado no sé porqué pero no...nada en especial que yo viese, aunque ya te digo que no soy muy de fiar - suspiró.
Colgué el teléfono y me preparé para ir a clase, fingiendo una sonrisa que no tenía ganas de sacar a relucir, intentando que mi cabeza dejase de plantarme la guerra para poder discurrir juntas sobre la noche anterior y hasta donde había llegado mi locura. Zack no estaba en la puerta de mi casa al salir y tampoco me extrañó dado el show que le habíamos ofrecido la noche anterior.
Caminé hacia el colegio con la cabeza baja y las gafas cubriendome los ojos, esforzandome por recordar que narices me había llevado a besar a Will y en general, a dejarme llevar hasta tal punto. Maldito vaso sospechoso, sí que era sospechoso, sí. Para cuando llegué al instituto todos estaban allí a excepción de Jen que se unió a mí a mitad de acera, evité las miradas de todos que se reían los unos de los otros por las caras demacradas que llevaban y me reufugié bajo el brazo de Harry que me acogió sin pegas.
- ¿Divertida anoche? - inquirió en voz baja.
- Mucho - afirmé.
- No pasó nada de lo que debas arrepentirte, no excesivamente al menos... - dijo entre risas - no estás acostumbrada a esos trotes ¿eh?
Le dediqué una mueca de asco ante su cara de fanfarrón y aguanté sus risas mientras nos dirigíamos hacia la clase.
-¿Y Will? ¿Por qué me llevó a casa?
- Porque querías volver andando y se preocupó por lo que pudiera pasarte...
Entonces lo recordé.
- No puedes engañarte - le había dicho a Will.
- ¿Qué significa esto? - inquirió Will buscando mi mirada, confuso - lo que acaba de pasar...¿me crees o no?
- No - mentí, a medias - no te creo, pero ahora sé que no puedes resistirte a mí mientras que yo a ti...sí.
Empujé sus caderas hacia detrás, y volví dentro, alejada de sus labios y de las tentaciones que podían llevarme a caer de nuevo. Recordaba como Harry no dejaba de reirse de mí mientras yo me sentaba tambaleandome en una hamaca cerca de Tay, que jugueteaba con los cordones de su camisa.
- ¡Yo me voy a casa! - grité al rato- hasta mañana chicos, me espera una buena caminata...
Zack no me había mirado en el resto de la noche y había desaparecido de mi vista minutos antes y los ojos se me cerraban, o volvía a casa pronto o acabaría tumbada en algún banco de la calle durmiendo.
- Yo te llevo - suspiró Will.
- No - murmuré sin mirarle.
- ¿Vas a volver andando...así? - inquirió Oliver riendo.
Asentí con la cabeza mientras me ponía el bolso de lado y reí al unísono con Tay cuando James en un intento por hacer de camarero tiró una copa al suelo.
- No era una opción - comentó Will - no vas a volver sola a casa, así que levantate, vamos.
- Yo voy a volver andando - escupí ya de camino a la puerta.
- Bella, te he dicho que te llevo, sube al coche.
Me detuve y me dí la vuelta para dar de pleno con sus ojos insistentes que me observaban, expectantes a que le rechazase la oferta, pero parecían enfadados y con lo cabezota que sabía que era sería capaz de seguirme con el coche para comprobar que llegaba a casa.
- Está bien pesado - suspiré resignada.
El movimiento del coche, la luz tenue y la música baja tan solo aumentaron mis ganas de sueño y finalmente me quedé en un estado de adormecimiento y cansancio épico. El coche se detuvo peor yo continué medio dormida cargada sobre sus brazos, para evitar caerme le rodeé el cuello y dejé que me llevase escaleras arriba después de que Sam le abriese la puerta y recordaba como me había posado sobre la cama, cubriendome con mi colcha y descalzandome.
- Buenas noches Isabella - susurró al oído.
Recordaba como unos dedos habían acariciado mi piel, retirandome los mechones que se interponían entre sus ojos y mi rostro y durante unos segundos había creído que volvía a estar sola.
- Te amo - susurró, antes de marcharse, en mi cuello.
La voz de Will en mis oídos resonó a lo alrgo del pasillo en dirección a clase, y entonces me di cuenta de que había conseguido recordarlo todo. TODO. Y sin saber porqué, estaba sonriendo, estaba sonriendo por alguien que me había usado como un trapo de usar y tirar, y que eso podía ser cualquier otro de sus trucos, pero estaba sonriendo y tuve que esforzarme por dejar de sonreir cuando mis ojos tocaron con los suyos al entrar en clase y verle sentado con las gafas de sol sobre el pelo.
Sus dos palabras aún resonaban en mi cabeza cuando me senté en la silla, intentando convencer a cada célula de mi cuerpo de eso, de que me amaba.
* Sé lo cortisimo que es pero no sé cuando volveré a subir y quería que pudieseis leer este capitulo, me esforzaré por subir pronto pero no aseguro nada ¡votar y comentar por favor! ¡GRACIAS!Veo nuevas lectores y eso me encanta, seguir así chicas y cada vez subiré más, comentarme por favor que quiero saber vuestras opiniones, ¿quién es vuestro personaje favorito?
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Opposites
RomanceBella llega a una ciudad desgraciadamente muy familiar para ella. Tras los seis años más difíciles de su vida cuando parecía que el día a día era una rutina, un giro de tres cientos sesenta grados cambiará su forma de ver las cosas, nuevas personas...