35. Sano

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Mis manos se soltaron de la barandilla y deslicé mis pies centimetro a centimetro hasta que uno de ellos dió con el vacío, ese era el fin que tantas veces había pensado y para el que tan poco cobarde me había creído. Había llegado y  finalmente, era cobarde, sí pero no me importaba si eso significaba abandonar todo lo que me hacía sentirme tan miserable, ya no me importaba no ser valiente ni capaz de luchar...ya no me importaba nada solo quería acabar con eso, acabar con todo. El aire chocó contra mi cuerpo haciendome ver que su libertad, ahora era mía , estaba lista para dar el siguiente paso.

Un par de brazos me apresaron desde mi espalda y me devolvieron contra la barandilla mientras se asegurabaan de estar empleando la fuerza necesaria para que no pudeise escapar.

- ¡Te tengo! - gritó Zack en mi espalda - ¡te tengo!

Me levantó desde detrás para hacer que pasase sobre los hierros de la barandilla y en el momento en que mis pies tocaron el suelo sus brazos me apresaron con fuerza, impidiendome huir, o volver a donde yo estaba, manteniendome apresada contra su cuerpo. Mi cabeza se recostó sobre su hombro y en ese momento todas las lágrimas que se habían acumulado, descendieron por mi rostro. El agotamiento se apoderó de mi y como un globo que se pincha, la bolsa de prisión que presidía mi pecho explotó y  salió al exterior. Zack evitó que cayese al suelo cuando mis piernas se rindieron y se doblaron, y finalmente él se sentó cuidadosamente sin soltarme en el suelo y con él, yo, entre sus piernas.

- Ya está Bella, estás conmigo...todo está bien... - susurró en mi oído - oh dios mío...no vuelvas a hacerme esto Bella, jamás, nunca más por favor...

Yo ni si quiera sabía como podía seguir respirando, como tenía la fuerza suficiente como para seguir respirando, y  sin embargo, escuchaba perfectamente las palabras de Zack a mi lado...pero no tenía fuerzas no sabía como hacerlo, como abrir la boca y dejar que los sonidos saliesen de ella...no me sentía capaz, tenía miedo de lo que pudiese decir o hacer.

Había estado a punto de suicidarme, si Zack no hubiese estado allí lo habría hecho...me habría suicidado ¿estaba enfadada o aliviada?, Por una parte me cabreaba que Zack me hubiese interrumpido, porque mis problemas seguían unidos a mí mientras que si sus brazos no me hubieran retenido...ni si quiera hubiera estado pensando en ese momento, tan solo esa idea parecía tan ideal que hacía que el deseo de acabar con todo fuese más suculento aún.

- Mírame a los ojos Bella - me exigió Zack - ¡MÍRAME! - me gritó.

Cuando mis ojos enfocaron los suyos, yo, aún con la vista perdida comprobé como sus ojos estaban desesperados, rogando por una respuesta por una señal de que a pesar de no haberme dejado caer, aún seguía con vida dentro de mí. Mis brazos le rodearon sin a penas esfuerzo y entonces vi como una pequeña luz aparecía en sus ojos, iluminando su mirada.

- No vuelvas a hacerlo Bella, no puedes volver a hacer esto...no puedes Bella... - repitió en mi oído - dime que no lo harás por favor Bella prometeme que...

- No lo haré - susurré.

Zack me miraba ansioso por escuchar ese no, por saber que estaba a salvo de mi misma y entonces, al pronunciarlo y al ver su mirada me di cuenta de que no podía dejarle así, ni a Sam...no era justo para ellos...había gente en mi vida que jamás me había hecho daño e incluso algunos, quienes sí, como Zack...se sentían deseperados ante la idea de que me suicidase... era patético que me sorprendiese. Tan patético como que segundos antes hubiese estado a punto de suicidarme, la cobardía había estado a punto de vencerme y sin embargo, allí, entre los brazos de Zack tenía clara la única cosa en la que nadie podía vencerme ni que podían quitarme ; eran mis valores, era mi valentía.

 Poco a poco sus brazos me fueron liberando hasta que finalmente solo sus manos sujetaban mis muñecas, aun con fuerza y temblando.

- ¿Por qué? - susurró.

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