23. Tarde

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Sus dedos recorrían  los míos con suaves movimientos entorno a la palma de mi mano, con recorridos desordenados pero dirigidos mientras yo observaba la playa serena, no habíamos vuelto a mediar palabra desde que se había calmado y yo me había resignado al silencio porque tampoco me resultaba angustioso. Llegó un momento en el que sentí su mirada sobre mi rostro y a pesar de que intenté aguantarla acabé poniendome nerviosa y me dió por reir.

-¿Qué pasa? - pregunté.

-Sigues aquí - suspiró confuso.

-Sí... - afirmé - me estoy perdiendo un poco... ¿donde va a ir a parar esto?

-A que no esperaba que siguieses aquí, solo eso....

Sonreí con dulzura y vi como sus ojos se iluminaban brevemente. Pero en ese momento mi cabeza daba vueltas alrededor de mil cosas más qeu él, entre ellas daba vueltas a mi padre y a Elizabeth y de nuevo a mi padre...tras lo que era demasiado tiempo,  había conseguido a mantener una conversación tranquila con mi padre,  y sin embargo me había dejado casi más irritada de lo que ya estaba.

-¿En qué piensas? -inquirió.

Me froté la cara con la palma de las manos y con el mismo movimieinto me retiré el pelo que me molestaba.

-En demasiadas cosas - suspiré - nada importante supongo...

-Venga ya...¿en que piensas?

- En mi padre, nada importante , de verdad...

-Está bien - suspiró - cuando tú quieras eh...

-¿Cuando yo quiera qué?

-Me dices la verdad - murmuró.

Deslicé mi cabeza hacia la arena y me esforcé para que el mar fuese mi único pensamiento en ese momento.

-¿Ya no surfeas? - pregunté .

- Sí, por las mañanas, muy temprano pero sí ¿te gustó verme surfear aquel día?

-Me  encantó la verdad - admití - muchisimo...

- Quizá mañana cuando te levantes puedes salir a la playa, estaré frente a tu casa surfeando...solo si quieres claro.

- Ya veremos - susurré en un intento por hacerme la interesante, haciendome derrogar - dime una cosa, ¿ el día que me gritaste en el coche por el cinturón...fue por lo del accidente verdad?

-Sí - afirmó - lo lamento muchiismo si te dí miedo.

- No te preocupes por eso, es agua pasada...de hehco, te perdonaría si me dieses de cenar, se está haciendo la hora - dije entre risas.

- ¡Está bien!¡Vamos!

Abrió la puerta de la valla y caminó delante de mi mientras yo me detuve unos instantes a observar la casa que teníamos frente a nosotros: era enorme. La mansión de ladrillos blancos tenía un aspecto victoriano que le aportaba majestuosidad, majesttuosidad propia de los Rivers , ¿como no?. Una enorme piscina con trampolines y un gran tobogan azul presidía la parte derecha del jardín junto a una serie de hamacas bajo un suelo enladrillado de color mármol, era perfecto.

- Si yo tuviera todo este dinero... - susurré maravillada.

- A veces es mejor no tenerlo...

-Sí, si no sabes como usarlo.

Se giró ante mi pique y hizo una mueca burlona que solo me hizo reir.

-Sí si no sabes como usarlo - canturreó imitando mi voz.

-Mi voz es mucho más bonita que eso - protesté - es como...¿angelical?

Will estalló en risas y siguió caminando, ascendiendo la explanada hasta llegar al porche trasero, pero para hacerle pagar por su burda imitación corrí un par de pasos y salté sobre su espalda, y él reaccionó tal y como yo quería, cogiendome las piernas para evitar mi caída.

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