57. ¿Maravillosa?

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Enamorarse es como lanzarse al vacío en paracaídas, al principio te sientes sin rumbo, perido y confuso... pero poco a poco, todo cambia, y de pronto, empieza a tener sentido y empiezas a sentirte segura junto a la otra persona, y solo entonces crees que puedes seguir cayendo indefinidamente sin temor  a estrellarte, porque todo parece distinto al principio, todo parecer encajar.... esa caída que al principio parecía caótica y destinada al fracaso, de pronto se convierte en tu objetivo y en la razón entorno a la cual gira tu vida, pero la cuestión es ¿ hay dolor al final de esa caída? No se plantea en ese momento, simplemente no hay lugar para esa clase de pensamientos, porque las sensación de libertad y de entereza es tan única en ese momento, que te invade y ya no hay sitio para nada más.

En ese punto estaba yo, ocho semanas después Will y yo seguíamos en ese punto y daba gracias cada día por despertarme pensando en él y no en cualquier otra cosa, con él me sentía segura y no por él, sino por mí. me sentía capaz de ser yo misma y  por primera vez en demasiado tiempo me sentía casi completa, tenía la felicidad prácticamente a la altura de mis dedos y él era el mayor responsable.

Habían pasado dos meses desde que había decidido aceptarle en mi vida y , la mejor decisión que jamás tomaría; mis días habían alcanzado la normalidad de los de toda adolescente y realmente lo agradecía: estudiaba para los finales, y también para la prueba de acceso a la universidad, iba a la biblioteca y a tomar café con Will y quedaba con mis amigos cuando tenía un rato libre. Las cosas habían cambiado notoriamente en ese tiempo, Will finalmente había conseguido que visitase a sus abuelos y les conociese, y gracias al cielo eran unas personas encantadoras, como Megan... y entonces la pregunta era ¿de dónde habían sacado sus padres su actitud? Uno más de los misterios de la Natrualeza, por supuesto; Sam y yo compartíamos nuestra vida de nuevo el uno con el otro y eso me hacía feliz, porque si deseaba algo...era que él no saliese herido de ninguna de las locuras de esa familia. Por otra parte, todo eso se había calmado, las llamadas ya no llegabam, mi madre no había vuelto a aparecer y mi padre como de costumbre, volvía a evitar todo tema relacionado con ello, tampoco me había interesado más en ello porque aunque si que tenía curiosidad en el tema, vivir sin preocupaciones era algo que pocas veces podía disfrutar....y dado que las pesadillas habían cambiado por sueños con la gente que quería...realmente no quería volver a los viejos tiempos. Los examenes me habían  tenido ocupada, y el tiempo libre se lo había dedicado en exclusiva a Will y al resto del grupo, por tanto el resto de horas que pasaba a solas, las dedicaba a dormir. Will y yo habíamos  pillado juntos  Taylor y a Liam un par de veces, y aunque no salían y Taylor me negaba por todas las cosas del mundo que hubiese algo entre ellos, no podía mentirme.... no a mí.

Y Zack... Zack habíamos perdido toda relación que una vez podíamos haber tenido, la última conversación que él y yo habíamos mantenido había sido para avisarle de que tenía uno de los cordones desatados, tres semanas atrás. Habíamos discutido el día de Nochebuena, y desde entonces, hacía casi un mes. ¿Le echaba de menos? Sí. Pero yo no había decidido alejarme, había sido él. ¿Le echaba de menos? Sí. ¿entendía sus razones? No hasta donde él había hecho llegar el problemam no. ¿Era feliz sin él? Era más feliz de lo que jamás había sido... y estaba harta de discutir, de pelear y de los tira y afloja que nos traíamos entre manos por tanto no le iba a permitir arrebatarme el pequeño pedazo de cielo en el que vivía en ese momento.

- ¡Eh! ¡Eh tú! ¡La de la playa! ¿Estás en este mundo o...?

La voz de Will me sacó de mi ensimismamiento, y le dediqué una pequeña sonrisa desde la orilla, mientras él se lanzaba a por la que a juzgar por las horas que eran, sería su última ola de la mañana. Will era feliz, lo veía en su sonrisa cuadno me miraba,  como si hubiese un mundo que inspeccionar detrás de mis ojos...como si hubiese algo que descubrir...como si mi sonrisa fuese infinita. Yo le hacía feliz, al menso cosnguía olvidar los problemas cuadno estabamos juntos, y eso era algo de lo que sentirse orgullosa, al menos para mí lo era. Su madre y él no habían mejorado la relación pero yo había decidido dejar la partida y no continuar presionandole, porque tenía miedo de que él se hiciese más daño en esa relación y de que ella le alejase de mí, para ser sincera también.

- Sam cumple dieciseis hoy - suspiré, con cierta melaconlía.

Will se dejó caer a mi lado, sobre la arena mojada entonces por las gotas qeu caían de su cuerpo. Observé su risa picara, que le salió sin motivo aparente.

- ¿De qué te ríes? - inquirí.

- Parece que te duela verle crecer, ¡vamos, los dieciseis son la mejor edad!

Le propiné un codazo en las costillas, con fuerza, y se apartó de mi retorciendose levemente mientras yo reía, no tenía la fuerza suficiente como para hacerle daño, aunque fue todo un detalle que lo fingiese.

- ¡Espero que no te copie a ti en el comportamiento, desde luego! - bromeé.

- ¿Qué vas a regalarle?

- El skate que quería y la pulsera de cuero que vi contigo en aquel chiringuito. ¿te parece un buen regalo señorito todo-me-parece-poco?

- Hombre, podías haberte excedido un poco más... ¿no crees?

Mi pregunta había sido totalmente irónica, y esperaba realmente que lo suyo también lo fuese. Pero como no, se me seguía olvidando que a él todo le parecía poco y lo raro realmente, era que me seguían pillando por sorpresa esos comentarios.

- Venga, sorprendeme... ¿qué le regalaste a Megan? - pregunté expectante.

- Un viaje a las Maldivas con su novio, ¿como lo ves?

Tuve que ponerle empeño a qeu mi mandíbula inferior no cayese al suelo automáticamente , pero me limité a reir falsamente, mostrandole mi risa para que se distrajase y así poder coger un puñado de arena del montón que descansaba en su espalda y la esparcía sobre su pelo. Justo cuando yo comencé a reirme a gusto, él dejó de reir pero no me detuvó, porque sabíaq que era absolutamente merecido.

- Me lo merezco - suspiró, sacudiendo la cabeza, en un intento  fallido por recuperar su siempre peinado perfecto.

Me levanté de la arena entre carcajadas, mientras él fingía una mueca de enfado que le duró tan poco  como yo tardé en agacharme por la espalda, cuando él aún seguía sentado frente al mar, y depositar un beso en su cuello. Aún seguía disfrutando como la primera vez, la sensación que me invadía cuando su piel se erizaba bajo mis labios. Dejé que mi pelo ocupase su campo de visión unos instantes, permitiendole absorber mi aroma.

- Me voy a casa de Tay y George, para hacerle un video de felicitación a Sam que poner esta noche en la fiesta. Tú ves a casa, dúchate y quitate el olor a salitre de encima antes de ponerte guapo para llevarme a la fiesta, señorito yo- tengo- regalos - mejores  - bromeé, canturreando la última parte.

Y esa era mi entonces "casi" maravillosa vida, mientras iba de camino a casa de Taylor pensando en que ponerme esa noche para la fiesta de cumpleaños de mi hermano, tuve uno de esos azotes de realidad en el que me dí cuenta de que eso no iba a durar para siempre... pero quién me iba a decir que las cosas iban a cambiar de tal manera como lo harían más tarde.

* ¡He vuelto! ¡Me ha sido imposible utilizar un ordenador en estas tres semanas, pero vuelvo con muuuuuchas ideas y ganas de escribir! Espero que volvais a poneros al día con Opposites y  aunque probablemente ya no esteis tan enganchados como hace un mes, espero que vuelva a gustaros más que nunca..... ¡seguir leyendo y votad y comentad por favor!

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