40. Odio

226 10 5
                                    

Me atusé la camiseta sobre mis pantalones de chandal mientras lo guardaba todo en mi bolsa de cambio y comprobé como me había quedado la última en el vestuario de gimnasio, llevaba un día totalmente distraída y atontada entre el alcohol, el café y los ibuprofenos tenía la cabeza como una pelota y Tay y su alegría habitual con su tono de voz chirriante no estaban ayudando a descender los ánimos.Le debía una explicación de las buenas a Zack y esperaba que hubiese leído la notita que le había guardado en la taquilla a mediodía y que fuese a buscarme a la puerta, porque sin saber porqué sentía en mi interior que le había fallado y más aún me había fallado a mi misma, pero eso era culpa mía y solo salía yo dañada.

La puerta del vestuario se abrió mientras me hacía una coleta sin peine si quiera y para mi disgusto vi en el espejo a quien menos me apetecía ver de entre todas las personas que podía encontrarme.

- Cuando a ti te parezca hablamos - suspiró sarcástico - pero cuando quieras vaya...

- No sé de que - murmuré cabizbaja acabando de colar todos los mechones en la goma.

Cerró la puerta detras suyo haciendo que las voces del resto de los chicos sonasen difusas desde el otro extremo del gimnasio.

- ¿Qué quieres Will? - inquirí sin mirarle a los ojos, resignada.

- ¿Por qué? ¿Por qué actuaste así?

- Porque iba borracha probablemente ¿no crees? - mentí.

Sabía que no había sido solo por el alcohol. Nada era nunca por el alcohol, siempre había algo más detrás de eso, algo más que la alteración de mi cerebro por sustancias químicas...siempre estaba él.

-  No, no lo creo.

Deslicé mis pies a la derecha y continué haciendo mi mochila mientras sentía como me sonrojaba por momentos, simplemente, no quería tratar ese tema con él, no en ese momento cuando mi cabeza seguia dandole vueltas al hecho de que según él "me amase".

- ¿Y por qué crees que fue entonces?

- Porque te apetecía, no olvides que yo sé mejor que tú lo que es estar borracho...y sé que querías hacerlo Bella, sé que querías hacerlo porque  lo vi en tu mirada, y no puedes intentar ocultarme eso, los dos lo sabemos y sino, mírame a los ojos.

Intentando desmentir su teoría mis ojos enfocaron los suyos pero en el momento en que entraron en contacto nuestras miradas volví a bajar la vista, confirmando sus creencias.

- Ahí lo tienes.

Sin estar mirandole a los ojos sabía que tenía esa sonrisa de autosuficiencia en la cara, esa que tanto me había irritado desde que le había conocido...le había demostrado a sí mismo que tenía razón y me había dejado a mí en evidencia, estaba siendo un día redondo vaya.

- Solo porque no te mire a los ojos no te creas que me tienes en la palma de tu mano, he aprendido bastante sobre tí - escupí cerrando la cremallera de golpe, brusca.

- Yo no he dicho eso, lo has dicho tú - suspiró.

Siempre tan seguro de sí mismo, no cambiaría jamás...ni cuando tenía que usar la humildad lo hacía y sin embargo, allí estaba yo, embobada en sus ojos azules sin poder apartarle la mirada y luchando por no rendirme tan fácilmente, no allí, no entonces, no a él. No se merecía que me rebajase a él, no.

- ¿Cuánto vas a alargar esto? - inquirió Will - el tontear con Zack para ponerme celoso y luego volver a mí con ganas de lo que no tienes con él quiero decir.

No sabía que le estaba llevando a comportarse así pero me estaba dando un tremendo asco superior a cualquiera de mis expectativas anteriores; la noche anterior le había hecho creerse más de lo que realmente era y los puntos ganados con esa frase en medio de la oscuridad de mi habitación y de la embriaguez de mi cabeza, se esfumaban por momentos.

OppositesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora