-Arreglado- comentó satisfecho.
-¡¿PERO QUE HAS HECHO?!¡Estás loco! Ya puedes ir a buscarlo y por tu bien que siga funcionando!
-Verás, por mucho que vaya no creo que un móvil, en el mar...siga funcionando.
Se estaba diviritiendo realmente, se lo estaba pasando en grande mientras yo me volvía loca. ¿Qué clase de persona tiraba el móvil de un desconocido y encima al mar?¿Qué clase de persona tenía en frente?
-¡Ya puedes estar haciendo algo, quiero mi móvil!¡Tú no estás bien de la cabeza!
-Te he advertido una vez, te he advertido dos veces....has elegido tú- dijo entre risas.
La situación en si era de locos, y su risa hizo que finalmente mi ira descendiese en picado.
-Debes de tener unos dieciseis o diecisiete años como mucho, pero en serio, en este momento tienes una cara de vieja amargada de mediana edad -bromeó.
-Quiero mi móvil ahora mismo- exijí.
Colocó los brazos en jarras y mantuvimos el silencio unos segundos mientras yo sentía como tenía el calor en mi rostro, como si lo viese, roja como un tomate.
-Esta bien, ¿quieres tu móvil no?
Su sonrisa se hizo enorme mientras analizaba mi postura de brazos cruzados y cejas fruncidas, enfadada y enrabietada por semejante chulo.
-Sí, ahora.- exijí de nuevo.
-¡Perfecto, vamos a por él!-exclamó.
Sus movimientos me pillaron por sorpresa cuando alargó su brazo y lo introdujo entre las jarras que formaban mis brazos. Me levantó con fuerza y gracia por el costado y me levantó mientras yo pataleaba y gritaba.
-¡Bajame!-grité-¡Que me bajes!
-¡Puedes gritar todo lo que quieras, pero no vas a conseguir nada! Y ahora, vamos a por tu móvil, si tan interesada estabas no te importará mojarte un poquito.
Como un saco de patatas me subió a sus hombros y yo me esforcé por patalear, pero tras una patada en las costillas sujetó las piernas con su brazo derecho y caminó a zancadas hacia la orilla. Cuando una de las olas salpicó contra sus piernas llegando hasta mí, di las últimas patadas al aire mientras la gente de alrededor seguían sus caminos sin inmutarse por la escena.
-¡Para!-grité-¡Por favor!¡No!
-¿Vas a quitar esa cara de bicho?-preguntó.
-¡No!-grité.
Giró la cabeza a su espalda esperando a mi respuesta.No había acabado la segunda letra y ya estaba en el agua con él, me zambulló a su vez haciendo que me mojase por completo, sin embargo, no me costó en absoluto salir a la superficie ya que el agua llegaba a penas un metro de altura.
-¡Te mato!¡Idiota!
Finalmente me había soltado y yo intentaba ganar a la sal que me estaba impidiendo abrir los ojos y retirarme el pelo alborotado de la cara para ayudarme a ver. Cuando los abrí, le vi con las gafas retiradas de la cara, sujetandole el pelo rubio que caía sobre su frente despeinado y humedecido. Por primera vez le observé los ojos, el reflejo del alma dicen, sus ojos azules brillaban con la luz del sol, haciendo que se pareciesen al agua del mar, grandes y redondos presidían su rostro dandole un caracter más juvenil y simpático. De pronto ambos rompimos en carcajadas descomunales, como hacía días que no me reía.
- Te compro un móvil nuevo a cambio de que me dejes enseñarte a divertirte, porque para ser una adolescente mi abuela se divierte más que tú la verdad.
-¿Qué buscas con eso?- inquirí mientras me salpicaba agua con las manos.
-Simplemente eso, tu quieres un móvil y yo hacer una obra caritativa por la sociedad y quitarte la mala leche de encima. Además puedo permitirme comprarte un móvil... a ti y a quince como tú.
Ese comentario me repugnó, presumiendo de su dinero como si el resto de personas del mundo no pudiese hacerlo, realmente odiaba esas cosas.
-Que asco das...-escupí sincera-¿necesitas comprar compañía o como?-pregunté.
Su semblante cambió en absoluto, se dió la vuelta dirigiendose a la salida de la orilla, hacia la arena. Parecía que el comentario le había sentado mal, sus ojos se habían oscurecido antes de desaparecer de mi campo de visión.
-¿Sabes qué?¡Que te den, pasalo bien con esa cara el resto de tu vida!
-¡Espera!Esta bien, solo un día. Hoy, y mañana tendré mi móvil nuevo ¿trato?
Se detuvo a medio camino y se dió la vuelta sonriente, satisfecho con su actuación por haber conseguido lo que quería.
-Trato.
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Opposites
RomanceBella llega a una ciudad desgraciadamente muy familiar para ella. Tras los seis años más difíciles de su vida cuando parecía que el día a día era una rutina, un giro de tres cientos sesenta grados cambiará su forma de ver las cosas, nuevas personas...