47. Podría

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Se llevó la mano al pecho y bajó la cabeza, como si le doliese algo, como si le faltase algo, ah sí...su hijo perfecto.  Vaya.

- Pero... ¿desde cuando? - inquirió.

- Desde siempre mamá, esa relación no tenía nada....siento decepcionarte.

- Creo que deberías pensartelo William...

- Will - le corrigió Megan desde su sofá.

- Mamá realmente no hay nada que pensar - murmuró serio.

El silencio se propagó por toda la estancia y sentí como sobraba en esa reunión hasta que finalmente, para mi desgracia, la atención volvió a centrarse en mí.y observé la mirada de su madre, seria y fija.

- Cuentame más sobre ti Bella, tus padres ¿de que trabajan? - preguntó cotilleando.

- Mi padre es cirujano - dije tímida.

Intenté sonreir, porque sabía que de normal la gente intentaba parecer amigable, pero con la siguiente pregunta las ganas de fingir desaparecieron.

- Oh, vaya.... un trabajo duro, ¿y tú madre?

Bajé la cabeza y sentí como me sonrojaba, sin saber muy bien como contestar a eso.

- No lo sé - admití - no la veo desde hace mucho tiempo...

- ¿Y eso? - preguntó -¿un divorcio complicado?

Un escalofrío recorrió mi cuerpo cuando vi en sus ojos un brillo peculiar, y una sonrisa que ocupaba todo su rostro practicamente. Megan se tensó en el sofá y se incorporó, haciendo que sus pies tocaran el suelo.

- No es necesario que contestes Bella...

- No - susurré avergonzada.

- ¿ Muerte?

- Mamá - susurró Megan.

- No- repetí un tanto confusa por el interrogatorio.

- ¿Abandono? - preguntó.

Como si se tratase de una diana en la que había dado en el clavo, agaché aún más la cabeza y sentí como empequeñecía poco a poco en mi asiento, sin saber muy bien que hacía allí exactamente y qu e me había llevado a aguantarlo.

- Sí - susurré.

- ¡Con que familia desestructurada! Vaya... William, cada vez te buscas compañías más conflictivas eh... - exclamó.

Sentí la verguenza crecer dentro de mí, como si alguien hubiese lanzado un puñal directo al corazón y estuviese clavandolo más aún, ahondando en la herida, aumentando el daño causado. Podía ver su sonrisa, eufórica y satisfecha de si misma mientras yo no sabía ni como respirar, había perdido la noción del tiempo y solo podía pensar en sus palabras " famlia desestructurada" "malas companías". MIs piernas temblaron, peor no por ellas solas sino porque el sofá temblaba, justo antes de que Will se levantase, mientras ella seguía con su discurso al que ya nadie atendía, sin darse cuenta de que Will había entrado en cólera.

- ¡BASTA! - exclamó - ¡VALE YA!

Me puse en pie inmediatamente y le cogí del brazo, viendo como estaba tan tenso que ni si quiera notaba la presencia de los demás a su alrededor, sin embargo, su madre permanecía ahí sentada, sin ni si quiera sorprenderse por la actitud de su hijo, que respiraba con fuerza ni de su hija que más que sorprendida estaba resignada.

- Will para - susurré - basta ya.

Estiré de su camiseta por la parte trasera y tiré de él, en un intento por hacer que se calmase.

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