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No sé cuándo me enamore de ti, pero ahí estaba, el amor más imposible del mundo.

                                                                                         Anónimo.  


Layla funge como una mujer perfecta.

Su belleza es casi mágica, mirarla enardece, deslumbra, fascina, obnubila.  Cuando mis pupilas la recorren, mis sentidos se despiertan, mis instintos se desatan y mis deseos se enloquecen, no hay duda, ella, para mí, es una mujer increíble, espectacular, esplendida.

Llego a sus rodillas, medio las refriego, la prisa me agita, mi propósito me apura, mi objetivo está en medio de esas dos apetecibles y encarnadas columnas.

De pronto una sensación irresistible comienza agitarme, son como una oleadas, como ímpetus extraños, como espasmos insatisfechos, incontrolable convulsión, es algo que me enloquece, son es tan impetuosa que solo me permite contraer la cara, apretar los dientes, arquearme, echar la cabeza hacia tras, y gemir, es un alarido, un ronroneo.

La pasión que me enardece es apoteósica, el placer que me desconcierta es una marejada verdaderamente inconmensurable.

— Por_favor_Layla.... por_favor.... que.... — gruño.

Rezongo, rujo, aulló.

Mis arrestos han desaparecido, de mi fortaleza ni siquiera tengo rastros, vestigios, menos, desfallecido completamente.

De improviso una húmeda caricia me deleita, siento que me absorben, que me engulle, un tierno roce se me desliza despacito, en tramos corticos, estos se van alargando hasta donde ya no queda más espacio y es solo sentirlo y al instante estremecerme de nuevo.

Es como una vibración, como el abrir las compuertas de una presa, al bajar la vista y fijarme en lo que hace, casi la mitad de mi hombría ha desaparecido, su boca, atestada, lo retira un poquito, solo le chupa la puntica, es sonido es gutural, luego lo enrolla, serpentea la lengua mientras lo aprisiona entre los labios, singue sin moverse, rígida, inmóvil, comprende que mi presente no seré capaz de contenerlo, tampoco negarselo, demorarlo menos, jamás me ha eso pasado por la cabeza, es algo que no haría nunca, porque lo que para mí es un legado para ella es una necesidad, una ofrenda, una indiscutible oblación, un homenaje sincero de todo lo que siento en mi corazón.

Estallo, exploto, literal.

Lo que resuena en mis sentidos es como el estrépito del desmoronamiento de mi organismo por dentro, por eso desaparezco, porque lo demás no existe, porque lo otro pierde importancia, porque lo sí mismo pierde validez, por eso no consigo contenerme, por eso tan solo me dejo ir.

LAYLA Y LU.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora