¿Cómo te amo? Déjame contarte las maneras, te amo con la profundidad, con la anchura y la altura que mi alma puede alcanzar.
Elizabeth Barret Browning.
— Hola hija. — es el saludo más cariñoso que he recibido en muchos días.
Porque claro, el causante de esa expresión tan amorosa es el hermano de mi padre y el presidente de la empresa que la que ahora tengo el mando.
Está sentado muy cómodo según parece, lo hace en el mueble que me trae tantos recuerdos, esos que me son tan sublimes y que solo con observarlo, me erizan todos los vellos del cuerpo.
Tengo que morderme el labio inferior para liberarme de ese ataque tan enervante, si no lo hago, seguro que terminare explotando frente al director de la empresa donde estoy en este momento.
— ¡Tío, que alegría, ¿qué te trae por estos lares, y en especial tan de mañana?! — simulo una efervescencia que estoy muy lejos de sentir.
¿Ya había dicho que me estoy volviendo cínica?
Bueno, esta es una prueba más de cómo últimamente es mi comportamiento; qué vergüenza, mi vida es un desastre y todavía tengo la desfachatez de mostrarme alegre y divertida, mientras mi alma y mi corazón se desmoronan pedacito a pedacito.
¡Vaya que soy una imbécil!
— Como estas, mi niña. — arrugando el entrecejo.
Gesto inequívoco, no me ha creído lo alegre que sonado mi respuesta.
— Estoy bien tío, ¿porque la pregunta?
— Por favor hija, que ya estoy muy viejo para que me quieras ver la cara de tonto. — se levanta y se acerca colocando una mano sobre mi hombro.
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LAYLA Y LU.
RandomQuieren conocer las pilatunas que a veces nos juega el corazón, bueno pues he aquí una de ella. Esta es una historia simple, sin muchos aspavientos para volverse inolvidable, a veces enamorarse nos vuelve cursis, quien no ha sentido los estropicios...